FESTIVAL DE COSQUÍN 2021: EN COMPAÑÍA DE ADA FRONTINI

FESTIVAL DE COSQUÍN 2021: EN COMPAÑÍA DE ADA FRONTINI

 

Por Pablo Gamba

En compañía es el segundo largometraje como directora de una cineasta que ha hecho carrera principalmente como directora de fotografía y colorista desde 1993. Por el primero, Escuela de sordos (2013), Ada Frontini ganó el premio a la mejor dirección en el Festival de Mar del Plata y el de mejor documental en Cosquín.

Se trata de una película sobre un tema que está de moda en el cine del circuito de festivales: la animalidad. En este caso, sobre la relación íntima de las personas con sus perros. Frontini es capaz de observarla con agudeza y con la sensibilidad de ser ella misma una enamorada de su perra, Carli, con la que se filma. Es algo que diferencia este documental tanto del acercamiento materialista a un microcosmos de perros en paralelismo con los seres humanos de Los reyes (Chile, 2019), de Bettina Perut e Iván Osnovikoff, como de la extravagancia del tigre y el cocodrilo que viven en un departamento en Ming of Harlem (Estados Unidos, 2014), de Phillip Warnell.

La directora de En compañía no parte del lugar común de la humanización, sobre la base de la cual se construyen los personajes de los animales para que se pueda “entenderlos”. Hay una secuencia de este documental en la que se explica, con el ejemplo de los que están de un refugio para animales abandonados, que la relación que los humaniza debe construirse desde que la mascota es muy cachorra para que pueda lograrse. Es decir, que no es parte de la naturaleza de los perros ser el mejor amigo del hombre. Otro entrevistado especula: es una relación de mutua conveniencia, que se estableció entre ambas especies en tiempos remotos, un intercambio de mayor facilidad para la alimentación por protección. La película, sin embargo, desmiente esta explicación, al menos por lo que respecta a las personas.

No es tampoco un documental didáctico que instruya sobre los perros para poder tratarlos mejor, aunque fue el objetivo de la directora cuando comenzó a hacerlo. En cambio, la observación pone de relieve aquí mucho de lo que cotidianamente se ve en los vínculos entre la gente y estos animales domésticos, pero que la mirada de Frontini ayuda a apreciar en una más profunda dimensión. En primer lugar, todo el erotismo que hay en la expresión del amor al perro en la caricia, sobre lo que se plantea incluso la pregunta de si son tan placenteras para el animal como para la persona que lo mima. Hay planos que hacen evidente el aspecto sexual de todo esto.

También es llamativo el acercamiento de esta película al tema de la inteligencia del animal. Igualmente hay aquí un iluminador contrapunto, quizás incluso involuntario, entre lo que las personas dicen, entre ellas la directora, y lo que se muestra en el documental. Por ejemplo, un personaje asegura que su mascota es capaz de entender muchas palabras, aunque no las frases en las que están dichas, por lo que hay que ser cuidadoso y no usar expresiones que puedan crear falsas ilusiones en el perro. También Frontini asegura que Carli se da cuenta de cuándo es domingo, que “huele” el día como cree que lo hace también con las emociones, y en eso encuentra la seguridad de que la perra percibe todo el amor que ella siente por ella. Pero, ¿cómo saber si un perro entiende o siente o no, o incluso si lo hace de una manera análoga?

Los registros plantean dudas al respecto. Por ejemplo, el perro que se echa junto a una joven en la cama cuando esta duerme, en un plano obviamente impostado, con la luz encendida para que se pueda filmar, entreabre los ojos de un modo que surge la pregunta de si está tan dormido como parece estarlo su dueña o lo simula. ¿Cómo saber la verdad? Una escena muestra a Frontini jugando con Carli a lanzar la pelota para que ella la devuelva. Pero, cada vez que regresa con la pelota, la perra la pone lejos de la dueña, como si estuviera jugando a hacerla estirarse incómodamente para alcanzarla. ¿Quién se está entreteniendo a costa de quién? Incluso esta pregunta puede ser tramposa, porque presupone que existe una noción común de “juego”. También llama esto a preguntarse si la perra no estará tratando de que la dueña no le tire más la pelota y le haga hacer algo que a ella no le gusta para entretener a su ama.

En compañía, en síntesis, es una película que recuerda que la vida cotidiana y, sobre todo, lo que parece normal y, por tanto, trivial, en ella, guarda un montón de misterios que el cine es capaz de descubrir si los observa con suficiente inteligencia y paciencia. Solo se desvía de esto cuando incurre en el lugar común de denunciar la explotación de los animales, con el ejemplo del tratamiento que se da a los galgos que se crían para que compitan en carreras. Pero, ¿cómo no decirlo si se ama a los perros?

Competencia internacional
Dirección, fotografía y montaje: Ada Frontini
Guion: Ada Frontini, Liliana Paolinelli, Susana Pampín
Producción: Ada Frontini, Betania Cappato, Martín Rodríguez
Argentina, 2020, 63 min.