FESTIVAL DE LIMA 2012: LA SIRGA DE WILLIAM VEGA

FESTIVAL DE LIMA 2012: LA SIRGA DE WILLIAM VEGA

Por Mónica Delgado

El antiguo método de tortura del empalamiento se traduce en La sirga (Colombia, 2012) como la imagen que abre el entorno de violencia de los protagonistas. Una adolescente huérfana encuentra a un tío, que vive en un hospedaje rústico a orillas de un lago, y solo refiere que su familia ha desaparecido a causa de un incendio que acabó con su pueblo. No hay nada anormal, salvo que hablar del horror no tiene mayor repercusión. Existe un conflicto armado, pero eso no atemoriza a los personajes, que lucen casi adocenados al devenir de los días.

William Vega, en su debut, traslada la monotonía rural al símil del espacio: la cocha, la laguna, que se convierte en una suerte de isla que va aislando a los personajes a vivir sin pronósticos, pensando que el terror que acecha fuera jamás va a llegar a ellos. Vega sigue a través de planos fijos y algunos movimientos a Alicia, la muchacha que se cobija y que sufre de sonambulismo como modo de exhumar sus miedos. El cineasta apuesta por aquello que el espectador quisiera que estallara y que no se expresa de modo espontáneo o deliberado: la violencia, la prepotencia o el viraje hacia la sordidez. Al contrario, Vega se acerca más a la media luz o a la penumbra, al juego de lo reprimido, cobijado por algunas velas encendidas que configuran un ambiente de intimidad y calidez familiar.

La laguna se convierte en un personaje más, testigo de viajes y de conversaciones inconclusas. Así, Vega le otorga también a los sonidos de este espacio una particular ubicación en este nuevo universo natural: crepitar mientras se cocina, calaminas que tiemblan con la tormenta, los ritmos de remos en el lago. Pero lo más interesante de La sirga sea tal vez la relación que entabla Alicia con su tío, de contención e ingenuidad. Pese a tener algunos momentos poco logrados (sobre todo alguna escena filmada de modo posterior y que simula un viaje en remo), La sirga se construye a través de hitos claros: el espacio tanto del lago como de la sirga misma (el nombre del hospedaje y de las redes para pescar), y el proceso de reconstrucción del hospedaje que jamás llega a recibir turistas.

Vega logra una película a la luz de la velas sobre cómo los individuos son empujados a escapar de sus tierras, y convertirse en migrantes a la fuerza, para evitar el estallido del horror sobre sus caras.

Dirigida, escrita por William Vega
Actores: Joghis Arias, Julio César Roble, David Fernando Guacas, Achicanoy Floralba, Romero Heraldo.
Cámara: Sofía Oggioni Hatty
Colombia, Francia y México
90 min.