Por Tara Judah
“No termines el día sin haber crecido un poco…
Disfruta el pánico de tener una vida en frente de ti”.
Tal es el consejo – o quizás es el mandato – que prima en Maquinaria Panamericana. Al inicio se muestra un lugar de trabajo habitual, donde un administrador desconecta su teléfono que suena porque está interrumpiendo la celebración de su cumpleaños, mientras una asistente se pinta diseños de palmeras en las uñas. Nadie parece estar haciendo mucho durante la jornada de oficina.
De pronto, la divertida atmósfera cambia tras escuchar la noticia impactante de que el director de la compañía acaba de morir. Esto, en esencia, significa también la muerte misma de la compañía, donde incluso el administrador ha invertido dinero de su propio bolsillo para pago de planillas y producción. Incluso los empleados que han estado allí más de cuarenta años especulan no ver un centavo de sus pensiones luego de la noticia.
No pasa mucho tiempo hasta que llega el nuevo gerente, quien –con fama de haber llevado una improvisada administración que ha contribuido a la ruina de la empresa—declara “he recibido un mensaje del inframundo, para salvar a la empresa”. Su plan radica en forjar “una nueva democracia” para los trabajadores, que permita a todos convertirse en “arquitectos de sus propios destinos”.
La película opera en tres niveles; 1) como una correcta stand-up comedy sobre un grupo de excéntricos que tratan de mantener su negocio con vida, tiempo después de la muerte literal, 2) como parábola acerca de los problemas que enfrenta la industria mexicana en el contexto del boom post-1990 – especialmente en los años del TLC (Tratado de Libre Comercio con EEUU), y 3) una alegoría de los problemas de la democracia en el país.
El resultado es una sátira subida de tono acerca de los problemas de la industria y la democracia. Una vez que los trabajadores se aíslan del resto del mundo, la corrupción, el miedo y el cinismo afloran rápidamente: hombres acosan a las mujeres, las personas que no merecen ser elegidas simplemente toman el poder, nadie está autorizado a estar en desacuerdo y menos escapar de los temas que se abordan. Dejar que el resto del mundo sepa la verdad detrás de la comunidad cerrada está estrictamente prohibido, e incluso aparece la chusma que cree que esto debería ser castigado con la muerte.
En lugar de crear una nueva política para reconstruir y reestructurar la empresa, se desciende a varias etapas en el círculo de dolor, completamente fuera de la espiral de control. Para colmo , en una escena se ve una fiesta donde comienzan a beber un licor que tiene como ingrediente gasolina.
Luego, los trabajadores se rebelan. Pero esta rebelión es destructiva y no productiva, no se lucha realmente por algo tangible, ya que solo están descontentos con su suerte. Esto significa que un cambio real es imposible. Su resolución es la de arremeter, rompiendo las máquinas, contribuyendo más a la destrucción de su industria. Tienen la intención de seguir pero el barco se hunde.
Aunque es muy divertida, Maquinaria Panamerica es, en realidad, una sátira sombría y contundente. Los problemas lucen insuperables y la democracia no se puede lograr, a pesar que los trabajadores tienen la libertad para decidir. El resultado inevitable es el caos. Volviendo al discurso de inicio de Maquinaria Panamericana, el final muestra que los trabajadores no han cambiado, aunque ellos parecen haber disfrutado el proceso. Volviendo a la cita con la que inicio este texto, el debutante Joaquín del Paso hace su intención clara: ciertamente hay motivo de pánico si esta es la vida que se tiene delante de uno.
(Traducido de nota original enviada desde la Belinale 2016)
Sección Múltiples Miradas: Panorama Del Cine Latinoamericano Contemporáneo
Director: Joaquin del Paso
Guión: Lucy Pawlak, Joaquin del Paso
Música: Immanuel Miralda
Fotografía: Fredrik Olsson
Reparto: Javier Zaragoza, Irene Ramirez, Edmundo Mosqueira, Cecibon Garcia
Productora: Coproducción México-Polonia; Amondo Films / Blac Maria / FOPROCINE / Mantarraya / Estudios Churubusco / Terminal / The Polish National Film School in Loodz
México, 2016