Por Mónica Delgado
El espíritu de esta road movie mexicana hace recordar a los climas de algunas películas de Jim Jarmusch, sobre todo por el sentido del humor aplicados a momentos patéticos o poco edificantes, por la puesta en escena lúdica (que también remite a la Nouvelle Vague) y por esa relación de los personajes con un motor vital que se encuentra en la música. Así, Alonso Ruizpalacios presenta a un grupo de jóvenes estudiantes de clase media, que viven como okupas, y que viven en el DF de finales de los noventas, en plena época de cierre de la llamada Generación X, y que se encuentran inmersos en la atmósfera de protestas y tomas de una huelga estudiantil.
Si bien hay algunos motivos al inicio y casi al final de Güeros que justifican la rebeldía infantil y adolescentes, y que funcionan de modo antojadizo o que quedan un poco sueltos, la relación de amistad y hermandad entre los tres muchachos que emprenden una suerte de pequeña road movie dentro del mismo inmenso DF (coherente con esa respuesta ante la ciudad desbordada de “Esto es México”) se convierte en lo más redondo. Hay un personaje, el Sombra, que por sufrir ataques de pánico (y que simboliza en delirios como un tigre feroz) se resiste a participar en las huelgas que los estudiantes de su universidad vienen llevando a cabo, y es precisamente este tránsito de superación de sus propios miedos (quizás agorafobia) lo que le permite entrar de lleno en la multitud.
Hay un MacGuffin: un viejo casete que debe ser firmado por el cantante perdido en el tiempo y al que hay que encontrar. Así el viaje toma la excusa de ir a la búsqueda de Epigmenio Cruz, un supuesto fundador del rock mexicano, y al que rastrean a partir de una noticia publicada en un diario. Este viaje y el encuentro con el cantautor a ritmo de Juan Gabriel brinda al filme de un sarcasmo sobre sueños frustrados o con un final de sabor amargo.
En alguna escena de Güeros, uno de los personajes habla de lo mal que le parece el cine mexicano independiente que explota la pobreza y el miserabilismo, y de acuerdo a esa parte del diálogo, esta película de Ruizpalacios se aparta de los tópicos festivaleros ya manidos y propone una mirada fresca, personal y nostálgica de una ciudad monstruosa, atrayente e inexplorada.
Competencia oficial de ficción
Director: Alonso Ruizpalacios
Guionistas: Alonso Ruizpalacios, Gibrán Portela
Productor: Ramiro Ruiz Ruiz-Funes
Editor: Yibran Asuad, Ana García
Cinematografía: Damian García
Productor ejecutivo: Ramiro Ruiz, Alonso Ruizpalacios, Damian García
Compositor: Tomas Barreiro
Diseño de sonido: Zulu Gonzalez
Post Producción: Chemistry Cine
Año: 2014
País: México
Duración: 113 minutos