FESTIVAL DE TESALÓNICA 2012: TABOOR DE VAHID VAKILIFAR

FESTIVAL DE TESALÓNICA 2012: TABOOR DE VAHID VAKILIFAR

Por Mónica Delgado

Todo comienza en una habitación forrada con papel metálico, un cubil claustrofóbico, un útero cuadrado desde donde «nace» el protagonista, un hombre casi desnudo que se va vistiendo con ropa del mismo material que las paredes. Sale del lugar a cumplir con su jornada laboral, una seguidilla de oficios extras a su labor como fumigador en diferentes espacios y bajos las órdenes de gente de costumbres extravagantes. En Taboor (Irán, 2012) de Vahid Vakilifar, no solo somos testigos, a través de planos fijos y largos, de este quehacer bizarro del fumigador (ser blanco de millonarios aburridos que disparan balas de salva, fumigar de madrugada fábricas de apariencia obsoleta o meterse a un juego mecánico que simula viajes en túneles tan verosímiles como los que acaba de visitar en plena noche) sino que descubrimos una Teherán de noche llena de recovecos, escaleras, pasadizos, túneles, pistas, mansiones.

Vahid Vakilifar centra todo su filme en su protagonista, un hombre maduro y solitario que comienza a salir de ese cuarto hacia la búsqueda de la luz, tan simple como un amanecer. Teherán extraña se abre paso bajo una espléndida fotografía nocturna y en un estilo de espíritu sci-fi que escapa al canon naturalista del cine de ese país.

En Taboor se va construyendo el filme también con la acumulación de espacios de modo casi lógicos:  cuartos cerrados preceden a túneles,  playas de estacionamientos a pasillos, ascensores a escaleras caracol, mansiones a terrenos baldíos, y así  Vahid Vakilifarconsigue una película diferente, pero quizás es en ese toque inusual que uno advierte la fórmula, la reminiscencia de una pesadilla maquinal como paradoja, seca, que no llega a cuajar del todo.