FICUNAM 2020: LA SOMBRA DEL DESIERTO (O EL PARAÍSO PERDIDO) DE JUAN MANUEL SEPÚLVEDA

FICUNAM 2020: LA SOMBRA DEL DESIERTO (O EL PARAÍSO PERDIDO) DE JUAN MANUEL SEPÚLVEDA

Por Mónica Delgado

La sombra del desierto (o el Paraíso Perdido), el cineasta mexicano Juan Manuel Sepúlveda vuelve a algunos de los tópicos ya tratados en su cine. Por ejemplo, en La frontera infinita (2008) ya había abordado el asunto de los migrantes ilegales centroaméricanos y mexicanos hacia EE.UU., y en este nuevo trabajo aparecen diversos personajes con ansias similares, pero marcados por el clima o aspecto de un territorio particular, el desierto de Sonora, en Quitovac.

El film de Sepúlveda documenta un seguimiento a la cotidianidad de una comunidad indígena, los Tohono O’otham, que vive en un espacio sin límites, donde la idea de frontera (entre EE.UU y México) queda difuminada, ya sea por conservar un sentido del territorio heredado de sus ancestros o por un tema político, de un mundo libre de barreras, manteniendo un sea idea de pueblo aliada a la naturaleza, el desierto o la tierra misma. El cineasta se acerca a estos habitantes, sobre todo a una familia de hermanas, madres e hijos pequeños, que viven de pequeños trabajos agrarios o ganaderos, y a partir de un grupo de hombres, estancados en un campamento improvisado, que quieren pasar la frontera y que permanecen en una espera que parece eterna, en busca de la mejor oportunidad para cruzar el desierto. Y este espacio adquiere una dimensión simbólica, de sueño de libertad, pero también como un terreno que encarna el miedo y lo incierto.

El cineasta va agregando algunos intertítulos con extractos del poema El Paraíso Perdido de John Milton, que va dando forma y potencia a esta metáfora del desierto como espacio de tránsito, en relación a un estadio de meditación o reflexión forzada, sobre todo de los hombres que ven esta espera como castigo. Como si Sepúlveda se amparara en los versos de Milton para dar cuenta del interior que estos personajes transmiten con sus gestos, con sus declaraciones secas, o con sus miradas este sentimiento de frustración.

Como en sus anteriores films, La balada del Oppenheimer Park (2016) y La vida suspendida de Harley Prosper (2018), aquí el cineasta encuentra en los personajes desclasados una oportunidad para observar estados de incertidumbre, olvido y desarraigo, pero a diferencia de esos trabajos, hay una intención más madura por obtener el retrato de una colectividad, donde no hay protagonistas sino grupos que comparten sueños y miedos. Mujeres que bailan abrazadas, niños que juegan en el desierto en la oscuridad, o camionetas en la madrugada que llevan a una familia entera a las montañas que vigilan el desierto.

En La sombra del desierto (o el Paraíso Perdido), las personas ven desde las montañas al territorio inhóspito, que trae historias, mitos, pero también la posibilidad de la muerte. Sin embargo, la contemplación de un atardecer, que el cineasta capta de manera maravillosa, desliza un poco de esperanza. Como aquella escena donde un personaje dice que su vida es como una película, con escenas, actores y situaciones que podrían ser atractivas de ver. Y lo que hace Sepúlveda es precisamente trasladar estos fragmentos de historias y resistencias, a lo largo de casi hora y media, para mostrar la imposibilidad de un muro que divida y excluya.

Competencia internacional
Director: Juan Manuel Sepúlveda
Guión: Juan Manuel Sepúlveda, Kim Torres
Productor: Viana González, Juan Manuel Sepúlveda
Fotografía: Juan Manuel Sepúlveda
Edición: Lorenzo Mora Salazar
Compañía productora: Fragua Cine, FOPROCINE
Música: Johann Sebastian Bach
Sonido: Nicolás Aguilar
Reparto:Victoria Yeraldi Mora Ramírez, Briseyra Guadalupe Berver Ramírez, Carlos Andrés Caballero, Aylin Alejandra Gaytán, Lourdes Elena Gutiérrez Velasco
México, 2020, 80 min.