Por Mónica Delgado
En Trois contes de Borges (2017), el cineasta francés Maxime Martinot aborda tres relatos del escritor argentino publicados en 1975 (El otro, El disco y El libro de arena) y los formula como recreaciones libres en forma, con aires al cine de Jean-Marie Straub y Danielle Huillet, pero también de Marguerite Duras y Rita Azevedo Gomes, al trasladar o adaptar estas narraciones literarias de diversas maneras que logren captar el espíritu que gobierna los relatos.
En este debut, Martinot propone una indagación de posibilidades del tiempo y la imagen para abordar estos universos fantásticos borgesianos, que va de la reflexión filosófica hasta los códigos del policial, y que él tradujo a punta de diversas opciones expresivas, apelando a los letreros, a declamaciones o puesta en escena muy de teatro de cámara, con ecos a Resnais.
En esta historia de la revolución estamos ante una reflexión inteligente sobre el vocablo en cuestión, y que queda sumamente ejemplificada en la inclusión de dos emblemáticas secuencias. Una de ellas, del inicio de Demasiado pronto, demasiado tarde (Trop tôt, trop tard , 1981) de los Straub y Huillet, tan citados en la obra de Martinot, donde la lectura de una carta original de Karl Marx, donde hablaba de la naturaleza de la Revolución Francesa (del papel de burguesía al apropiarse de las luchas de los sectores pobres y populares), es omitida, y se elige el plano secuencia circular alrededor de la plaza de La Bastilla, pero bajo el influjo de una improvisación verborreica. Y la segunda, al incluir la parte final de La Région Centrale (1971) de Michael Snow, que luce la parte acelerada del proceso de registro del paisaje, que de alguna manera muestra confrontación espacial con la escena circular de los Straub y Huillet, en relación a la posibilidad matérica que podría adquirir la palabra “revolución”.
En el corto de Martinot se citan frases de la anarquista Louise Michel, Karl Marx, Paul Ricoeur, Marguerite Duras, del situacionista tunecino Mustapha Khayati, Pierre Kropotkine, además escenas o secuencias de Dovjenko, Epstein, Louis Lumiere, Lelouch, Godard, archivos de la NASA, de la policía francesa, o canciones de Daniel Johnston, Ed Lweis & the prisoners o Johnny Hallyday, elementos que componen esta ironía sobre la semántica de un término de esencia imposible.
El film comienza con una afirmación “La imagen como la revolución no puede hacerse así misma”, que permite la recuperación de los imaginarios de sucesos históricos reconocidos como revolucionarios, pero que parecen hechos contenidos, reprimidos o parte de un eterno retorno donde las lecciones no parecen claras. Además, el corto está pleno de citas y fechas históricas, reminiscencias, que establecen relaciones y correspondencias, desde tiempos de la Bastilla hasta las luchas de los chalecos amarillos y la soberbia y desconexión de Emmanuel Macron, que los atraviesa y hacer converger para ironizar aún más sobre el término, de la imposibilidad de describir sucesos que tienen finales imposibles.
Histoire de la révolution es un gran acercamiento a la obra de Martinot, y también un ejemplo del cine collage y de reapropiación que sirve como arenga política y combativa.
Sección internacional
Director: Maxime Martinot
Productores: Maxime Martinot, Quentin Brayer
Colorista: The?ophile Gay-mazas
Montajista: Maxime Martinot
Mezcla de sonido: Victor Praud
Francia, 2019, 29 min