Por Mónica Delgado
En la Semana de la Crítica del reciente festival de Cannes se dio el estreno mundial de La Familia, debut del joven cineasta venezolano Gustavo Rondón Córdova, film que también tuvo su estreno latinoamericano en la 6° edición de Olhar de Cinema en junio. La Familia es un film sobre la huida de un adolescente acusado de homicidio, que escapa con su padre, quien hasta ese entonces se mantuvo casi ausente, y que en este proceso intentan restablecer algunos vínculos afectivos, a través del trabajo y del silencio en una Caracas hostil debido a la crisis económica y social.
En esta entrevista Rondón Córdova nos cuenta detalles del proceso de producción del film y sobre algunos elementos de la historia y de la puesta en escena de su ópera prima.
Desistfilm: ¿Crees que el cine venezolano está en un buen momento? Sobre todo porque hay un cine distinto a Pelo Malo o a Desde Allá, y que propone otra visión realista del país y en todo caso podría pensarse desde una generación que está haciendo un cine diferente y que coincide con todo este problema social y político.
Gustavo Rondón Córdova: Por un trabajo que emprendimos hace algunos años, varios cineastas amigos fuimos haciendo películas al mismo tiempo, donde hemos intercambiado incluso roles en las nuevas películas, donde el fondo tenía mucha importancia. Los productores de El Amparo son coproductores de La Familia. Yo he sido editor de esta película de Rober Calzadilla, y él ha sido director de casting de mi película. Y ahora estamos estableciendo vínculos con Jorge Thielen Armand, el director de La Soledad. Y se viene una película más. Todavía no podemos hablar de un movimiento, somos pocos, falta que esto madure, más tiempo, aunque sí hay un interés generacional por hacer cine. Tratamos de hacer un cine que se comunique mejor con el exterior, ya que lo que había habido antes era un cine muy localistas. Y hubo cineastas que por empuje propio lograron colocar sus obras a partir de los grandes premios obtenidos, como el caso de Mariana Rondón con Pelo Malo. Ella va en su tercera película pero ya es su quinta como productora junto a Marité Ugáz, y están haciendo ya otra. Lorenzo Vigas tiene un trabajo sostenido en México y su próxima película la va a hacer allá.
El interés de hacer cine en Venezuela está en mirarnos. Y el temor es que hacer cine no sea sostenible, de que seamos unos pocos, que no se mantenga en el tiempo. Sé que Jorge Thielen tiene un proyecto nuevo, Rubén Sierra Salles tiene un proyecto que ganó en Toulouse, Jazmines en Lídice, es decir, sigue la movida de cine indepediente, de un cine no tan comercial, pero que busca conectarse con la masa. Aunque la crisis ha alejado a la gente del cine, lo que es problemático ya que el fondo se nutre de la asistencia del público y cuando no van al cine, esto se debilita. Antes podías filmar una película 100% con ese fondo nacional, pero ahora ya no se puede hacer eso, ya que sí o sí necesitas fondos internacionales.
Desistfilm: La situación que vive actualmente Venezuela ¿ha marcado el modo de hacer cine? ¿Esta situación ha podido motivar algún cambio en la concepción de la película?
Gustavo Rondón Córdova: No, yo creo que el grupo con el que trabajo hemos tenido interés en miranos, de contar y no de escapar. Hay un cine en Venzuela que busca entretener, y es un cine que se sigue haciendo y es un cine que es visto y sigue pidiendo. Por ejemplo, en estos días que lanzamos el trailer de La Familia en el país, hubo un comentario que decía que “bueno espero que esta película sea como esta otra”, como escapista, pero creo que hay un momento histórico que nos está marcando en muchos sentidos y si esto no queda reflejado en el cine sería un desperdicio artístico. No se trata de mostrar los problemas políticos o sociales directamente. Cuando yo ideee La Familia el problema estaba allí, la crisis también pero no estaba ni cerca del pico donde estamos ahora. El tiempo que tomó la película en salir la ha convertido en una especie de declaración, en un statement político y yo no lo veía así, pero ha tenido una relevancia más alta. No hay encuentro con periodistas o con el público donde no me pregunten sobre la situación. Creo que la crisis en Venezuela está mucho peor de lo que refleja el film. Y eso fue hace año y medio que hice la película y eso hoy está muchísimo más agudo.
Desistfilm: ¿Consideras que esta crisis venezolana, que se traslada como fondo o temática del cine de tu país, haya motivado la atención de programadores, de festivales internacionales?
Gustavo Rondón Córdova: Creo que Venezuela despierta mucho interés, está en los noticieros del mundo, y creo que cuando la gente ve algo que llega de mi país lo mira, quizás quiere ver esta realidad filtrada, cuáles son las propuestas formales distintas; hay un elemento de interés en el mundo, en unos lugares más que otros. En América Latina hay un interés distinto, ya que la crisis no le es totalmente ajena. En Europa están con mucho más ganas de ver cine de acá, y eso ha sido positivo, y el compromiso que hemos tratado de tener es el de cumplir con hacer películas que funcionen estética y técnicamente, con historias bien estructuradas, bien hechas con respeto al espectador. Sin ese mínimo de condiciones serían películas sin trascendencia. Si no se cumpliera estos requisitos no se tendría pegada. Ahora sí hay un interés, si cineastas venezolanos envían films a festivales, los programadores indican que tiene que ver este cine sí o sí.
Desistfilm: ¿Cómo fue el camino para llegar hasta Cannes?
Gustavo Rondón Córdova: El camino inició temprano. Yo hice una carrera internacional con un grupo de cortometrajes, ya que este circuito se promueve vía festivales y me puso a proyectar afuera, incluyendo Nostalgia, que estuvo en Berlín, lo que puso un scope importante y sienta las bases para lo que vino después. Tuve la idea de la película, y supe que no era un cine de impacto comercial, y tuve que atraer la atención para hacerla, de afuera hacia dentro. Eso incluye desde el proceso de escritura y desarrollo, entonces consolidamos un grupo de productores, empezando con un proceso de formación, tanto en el guión como en la producción, buscando fondos internacionales, poniendo el proyecto del film en plataformas más de industria y así llegamos al programa de la Berlinale, a La Fabrique des Cinémas du Monde, y es allí donde salió el enlace de coproducción con Europa. Hicimos la película tal como la pensamos, y conseguimos fondos Ibermedia, otro de Noruega y otro de Chile. Ya en la etapa de posproducción quedamos seleccionados en Cine en Construcción, y luego sale el contacto con nuestro agente de ventas, que pertenece a una entidad importante en Francia. Y de allí empezó el empuje mutuo, de mi parte, recorriendo mi trabajo en festivales y por otro, la labor de los coproductores en Venezuela, que ganaron premios en otros festivales también, en San Sebastián, en Venecia. Y esto nos empezó a mover hacia adelante y después fue cuestión de esperar a que la película gustara. Tuvimos un buen feedback y así fue como llegamos hasta Cannes.
Desistfilm: En La Familia muestras una relación distinta entre padre e hijo, que rompe algunos tópicos sobre lo familiar, que en muchos casos del cine latinoamericano está centrado en la figura de las mujeres, de la madre abnegada y demás estereotipos, pero en tu film no hay eso.
Gustavo Rondón Córdova: En torno a la figura de la madre, en los primeros esbozos del guión sí había una personaje femenino, pero no logró cuajar y fue eliminado. Luego de esta bpusqueda se definió mejor al personaje del padre que entra más a la historia, y luego de eso me planteé ¿qué pasa si el papel de la madre no aparece y el padre e hijo están marcados por esto? Latinoamérica es un ámbito muy matriarcal, donde la mujer es la que manda, la que cria a hijos, nietos, sobrinos y me interesó generar la importacia de la madre pero a través de esa ausencia.
Desistfilm: Por otro lado, la relación del padre e hijo es física, se repelen pero se van uniendo a partir del trabajo, que es manual, que implica esfuerzo, movimiento.
Gustavo Rondón Córdova: Pensé que el acercamiento entre padre e hijo debía ser físico e involuntario, que no fuese intelectual, que no estuviera sostenido en el decir las cosas, en hablarlas, sino que es una situación que va surgiendo de la proximidad. Es decir, estamos alejados pero a partir de una circunstancia violenta nos vamos a unir y esto nos va a hacer mirarnos. Reconocer la presencia del otro como posibilidad de algo distinto.
Desistfilm: Percibimos una influencia del estilo de los hermanos Dardenne en la película,¿es así?
Gustavo Rondón Córdova: El cine de los Dardenne tiene un estilo que me ha marcado siempre, al igual que el cine de Andrea Arnold o de Jacques Audiard, así como de algunos cineastas también de América Latina, pero más allá de esta influencia está la interpretación de mi propio espacio, que más que movimiento de cámara estuvo en plantear una luz que nos representara en Venezuela, no una luz lavada ni tenue, sino una que transmita aspereza, sudor, y eso es lo que queríamos generar como propuesta narrativa y estética. Incluso a través de esto, que quiere ser textura, es que se va definiendo a los personajes.
Desistfilm: La película propone una visión vertical de Caracas: primero los edificios, las alturas desde las azoteas, y luego seguimos a los personajes hacia áreas llanas, ya horizontales, de calles, y luego en zonas más abiertas y libres.
Gustavo Rondón Córdova: Imaginé la película en forma de embudo, de edificios alturas, hacia lo plano, con la parte final hacia abajo, yendo a lo llano, y eso funciona en niveles distintos. La película arranca llena de gente, en espacios que concentran una cantidad inmensa de personas, y de alguna manera hay un guiño al neorrealismo italiano al comienzo, con ese planteamiento de que a cualquiera de estas personas le puede pasar estas historias, y es allí que parte el film, porque hay varios personajes y no sabes a quien de ellos voy a seguir, y es algo que se me criticó al inicio, de que por qué mantuve esa opción.
Desistfilm: En el film la locación más importante son los multifamiliares en una zona popular. ¿Cómo fue el proceso de grabación allí y cómo fue el trabajo con los actores?, ya que hay participación de gente de la zona.
Gustavo Rondón Córdova: Fue un trabajo largo, ya que hicimos una pre “pre” producción de cuatro meses, donde nos enfocamos en las locaciones y en el casting, ya que queríamos que una cosa se nutriera de otra, en una simbiosis. Por otro lado tomó en Caracas unos tres meses llegar a ese complejo de bloques luego de haber visto 25 con diferentes características. Incluso se estableció un protocolo de entrada a un lugar así, lo que está lejos de lo normal, ya que esos sitios están gobernados por fuerzas de poder, desde lo político hasta la ilegal, donde fuimos respetuosos de la autorización de la gente que vive allí.
Sobre el casting, buscamos a los actores en las escuelas, en los campos deportivos, en las barriadas, y es allí donde encontramos al protagonista. Instalamos un taller vacacional por seis semanas, nos nutríamos de ellos y filtrábamos a los que se quedaban y los que no. Hicimos un taller de herramientas de actuación y de coaching, y en las dos últimas semanas llevamos a los selectos a este barrio, dando trabajo a mucha gente, lo cual se sintió como una retribución , alquilando locaciones y de alguna manera esto sentó las bases en todo lo que iba a hacer el trabajo de la pelicula. Y las viviendas de las clases altas en el film fueron préstamos de algunos amigos. Y luego, la filmación del pueblo tenía que ver con la reminiscencia del pasado y hay una intención de desnudar el espacio y de tener un lugar que no parece serlo, y que depende de donde lo mires: es un lugar destruido o un lugar a medio construir. Y esto se define por la relación de padre e hijo, y es un final abierto, porque puede parecer que no van muy lejos así pero por otro siguen juntos con algo de esperanza.
Desistfilm: ¿Qué viene luego de La Familia?
Gustavo Rondón Córdova: Me interesa un cine donde hable de elementos contemporáneos, sin embargo, tengo que ser muy cuidadoso porque la realidad venezolana está cambiando a una velocidad muy alta y hay que estudiar qué elementos puede ser sostenibles en el tiempo, porque sino tu película termina siendo una obra de época. Hay elementos de contextos que cambian muy rápido. También me interesa seguir trabajando con tópicos sobre la familia o la “desfamilias”. Y mantener el trabajo sostenido, desde lo que nos hemos planteando, encontrado nuestro lugar en el circuito, haciendo un cine que comunique y que llegue más allá de nosotros. Mientras más gente vea La Familia más siento la respuesta de que es una historia común, que puede pasar en Perú, en Brasil, en Chile. Y es en Latinoamérica donde la película tiene más eco.
Lea la crítica de Pablo Gamba en el siguiente link.