Por Lucía Salas
Cada fin de abril y principio de mayo sucede en la ciudad de Jeonju, al sur de Corea del Sur, un festival de cine. En Latinoamérica el festival es conocido porque circulan en él muchas de nuestras películas, y porque producen otras tantas con su Jeonju Cinema Project, que este año cumplió 10 años. Antes hubo otro proyecto, el Jeonju Digital Project, que invitaba a cineastas a pensar sobre- en entonces muy reciente- devenir digital del cine. El festival tiene una programación ecléctica en la que conviven The Newest Olds de Pablo Mazzolo con Master Gardener, de Paul Schrader. En el medio, los gradientes son muchos. Una tarde de primavera nos sentamos con Sung Moon (Luna para los hispanoparlantes), programadora del festival, que ha estado pensando el cine hecho en castellano desde Corea y desde Latinoamérica. Una conversación sobre cómo se mueven las películas y quienes las ven.
Desistfilm: ¿Cuándo empezaste a trabajar en Jeonju?¿Y cómo?
Sung Moon: Tuve varios comienzos, pero el último fue en 2018. Trabajé en Jeonju desde 2004, como equipo de programación. Trabajé elaborando el catálogo, recopilando información sobre las películas. El festival de Jeonju comenzó en el 2000, así que cuando yo empecé en 2004 era todavía un espacio muy joven, pero ya tenía una programación muy interesante. Cuando empezó el Jeonju Digital Project, uno de los primeros participantes fue Apichatpong Weerasethakul. Cuando él nos mandó todo el material de su película, incluyó una canción que se transformó en el soundtrack de la oficina; nos calmaba mucho. No pensé que iba a trabajar mucho en el festival, porque al principio preferían tener programadores del mismo Jeonju, o por lo menos de esa provincia. Y yo nací en Busán, así que suponía que entre eso y haber estudiado en una escuela alternativa no tenía posibilidades de quedarme mucho tiempo en el festival.
Desistfilm: ¿Qué es una escuela alternativa?
Sung Moon: Es como una universidad, pero no tan oficial. Una escuela de arte. En ese momento estaba formado por un grupo de feministas de la universidad de HAJA, que querían hacer algo diferente. Tenían una parte de audiovisuales, de música… éramos un grupo chiquito, pero teníamos oportunidad de tener clases con buenos profesores. Éramos 5 o 6. Ahí me di cuenta de que no tenía ningún talento para dirigir… aunque filmé algunas cosas. Todas experimentales. Pero me di cuenta de que tenía más aptitudes para organizar eventos… No todo el mundo tiene que dirigir. Luego hice una pasantía en la Seul Film Comission. Mi jefa me mostró otro mundo del cine… Fuimos al festival de Yamagata en Japón y ahí me recomendó para trabajar en Jeonju. Luego también trabajé en el Festival de Busán. Más tarde entendí que tenía que practicar inglés… porque no me podía comunicar con los invitados. Ahí fui a Australia, primero a estudiar y luego a trabajar. Dos años. Pero sentí mucho racismo hacia los asiáticos… La gente era muy agresiva. Ahí volví, y un pequeño cine arte quería que trabajáramos juntos para armar el proyecto, así que me fui ahí. Tuvimos que hacer todo: preparar los materiales (sillas, butacas), programar… todo. Pero fue tan agotador que me terminé enfermando muchísimo y tuve que parar. Y al poco tiempo volví a Jeonju, porque podía trabajar sólo siete meses. Ahí conocí mucha gente, pero yo creía que me iba a retirar ya del cine…Y volví para trabajar en el programa de Industria.
El mundo de cine es un mundo en el que se trabaja mucho y se cobra poco, yo era la única que se quejaba de eso en el momento. Así que en el 2010 vendí todas mis cosas y me fui a Latinoamérica. Me saqué un pasaje a Lima… Como nunca había ido, no entendía bien las distancias… Pensaba que Cuba era cerca de Perú…
Desistfilm: ¿Y qué hacías en Lima?
Sung Moon: Necesitaba un poco de dinero, así que hice reportes para el instituto de cine de acá sobre la situación del cine coreano en Perú. No había tanto cine, pero se veían muchas telenovelas. Me quedé 10 meses en Lima, 6 en Arequipa y viajé hacia Bolivia… Así estuve un año y medio. No llegué nunca a Cuba. En mi cuenta me quedaba dinero para un mes y medio… Así que fui a Argentina a aprender tango. Y ahí vi que había un festival en Mar del Plata. En seguida me di cuenta de que el nivel era muy bueno, era el año de Elsa y su ballet, de Darío Doria, que me impresionó mucho, y en seguida les escribí a Jeonju y al KOFIC (Korean Film Council), que sería como el instituto del cine coreano, preguntando si querían recomendaciones de cine argentino o si querían hacer algo con Latinoamérica. Ahí el KOFIC me pidió que me quedara estableciendo vínculos entre el cine coreano y el argentino, y me quedé. El KOFIC no puede hacer programación, entonces el festival, con Marcelo Alderete, proponía un programa, y yo manejaba todo lo administrativo. Y en el año 2012 hicimos un ciclo de cine coreano joven: Bleak Night, Dangerously excited, Sleeples night, Let me Out… Al año siguiente el Bafici decidió hacer una retrospectiva de Hong Sang-soo y los ayudé con la retrospectiva, el libro, todo. Después trabajé en México, Sao Pablo… Valdivia… Luego fue Bong Joon-ho a Mar del Plata… y luego en 2017 volvimos a hacer otro programa de cine coreano. Y de repente los programadores de Jeonju empezaron a ir a festivales latinoamericanos. Y en un momento, después de una edición del festival de Valdivia, me propusieron ir a trabajar al festival. Y ahí tendría que vivir seis meses al año en Corea. Ahí programé un poquito. Una de las primeras películas fue Terra Franca, de Leonor Telles. Pero apenas llegué, el equipo de programación de entonces dejó el festival por cuestiones políticas. Yo estaba en Mar del Playa cuando pasó todo eso y pensé: bueno, no vuelvo, me quedo en Argentina. Y el viejo equipo me dijo que no, que me quede en Jeonju. La gente de producción, que sí se quedaba (las chicas más jovencitas, sobre todo), me pidieron que me quede con ellas. Y ahí seguí.
Desistfilm: De repente eras la veterana del equipo.
Sung Moon: Sí, entró el nuevo director que era el hermano de Lee Chan-Dong, Lee Joon-dong. Ahora hay otros directores, el actor Jung Joon-ho y Min Sung-wook, que era antes el vicepresidente del festival.
Desistfilm: ¿Y ahí tuviste más poder de decisión? ¿Cómo ensamblan la programación?
Sung Moon: Somos tres programadores. Uno habla francés, el otro se dedica mucho al World Cinema, y al cine que tiene que ver con música. A mí me interesa mucho más el cine experimental, expandido, menos mainstream. Luego me dieron también la sección dedicada a maestros. Todos programamos la competencia internacional. Y luego nos recomendamos cosas entre todos. Nos llegan unas 500 películas por año, y entonces invitamos a dos programadores externos a que nos acompañen. Cada uno ve unas 100 películas. Eso solo para la competencia. Luego, nosotros viajamos a otros festivales también a ver películas.
Desistfilm: ¿A qué festivales solés ir?
Sung Moon: A Berlín tenemos que ir sí o sí, ya que es el último según agenda antes de nuestro cierre. Luego, vamos a Locarno o Venecia. A veces a Toronto, San Sebastián, Mar del Plata… Puedo elegir tres o cuatro. Encontramos películas y las vemos entre todos. Luego, las invitamos si es una premiere asiática.
Desistfilm: ¿Siempre pidieron solo Asian Premiere? Lo que más me gustó de la competencia es la no insistencia en el estreno mundial, que es algo que le hace muy mal al cine. Pone mucha presión sobre los directores, las películas, hace que todo circule menos y de peores maneras…
Sung Moon: Sí, al principio era difícil incluso tener la Premiere asiática, porque está el festival de Busán, y Jeonju es más chico. Pero, luego se fue perfilando hacia un tipo de programación que a la gente le interesa. Luego al público le empezó a interesar otro tipo de cine, y vienen a Jeonju sabiendo que van a ver cosas raras, no tan normales. No pueden escapar, porque la mitad de las películas son “raras”, y la gente viene por esa experiencia. Luego, la gente escribe sobre esa experiencia en las redes sociales, aunque se hayan dormido, aunque se hayan aburrido. Y se empiezan a preguntar qué fue lo que vieron, qué quiso decir la película en Twitter, Facebook, Instagram… Puedo ver o leer cómo la gente recuerda con sus sensaciones. Me parece que apuntamos a eso, y la gente sigue viniendo.
Desistfilm: Hay muchísimos jóvenes en el festival, y muy activos en la interacción. ¿Es gente de la ciudad?
Sung Moon: No, vienen de todos lados. Seúl, Gwangju, Busan…
Desistfilm:¿Hay acuerdos con escuelas de cine?
Sung Moon: No, pero no hay clases generalmente durante el festival, los estudiantes tienen tiempo para venir.
Desistfilm: ¿Cuándo arman la programación tratan de cubrir ciertas ideas, territorios, países?
Sung Moon: Sí, tratamos de no invitar dos películas por país en la competencia. Por culpa mía tratamos de invitar muchos latinoamericanos (sobre todo argentinos), y españoles también. ¡A veces la gente se queja!
Desistfilm: ¿Y hacen algún tipo de paridad de género?
Sung Moon: Antes trataba mucho, pero ahora ya es un balance más natural, sucede solo. Mujeres, personas trans, no binaries… [Los últimos años ganaron todas mujeres argentinas, Clarisa Navas, Natalia Garayalde, María Aparicio…]
Desistfilm: ¿Y cuál es el vínculo con los demás países de Asia?
Sung Moon: Hay un vínculo con Japón, pero la historia de los dos países es un poco difícil… Teníamos una relación con un festival y luego nos dimos cuenta de que apoyaban a una especie partido nacionalista que reivindicaba algunas cuestiones de la segunda guerra, y por la historia colonial entre Japón y Corea cortamos relación. Ahora nos relacionamos con el festival de Tokio. Y uno de nuestros programadores habla japonés. Luego tenemos algunas relaciones con Hong Kong, con el archivo de Singapur.
Desistfilm: ¿Y cuál es tu relación con Jeonju Cinema Project?
Sung Moon: Cuando volví a Jeonju en 2008 fue el año en que comenzó la programación de industria. Entonces cuando volví hace unos años me pidieron que volviera también a encargarme de eso. Y el primer año tuve que aceptar. Ya existía el Jeonju Cinema Project. Ahora tiene una forma distinta que antes, porque abrimos una convocatoria. Ahí elegimos tres proyectos: tres coreanos y tres internacionales. Los invitamos a presentar su proyecto y hay un jurado que elige al ganador.
Desistfilm: ¿Cómo era el principio?
Sung Moon: Entre los programadores nos sugeríamos candidatos y entre seis personas de un comité elegíamos a los proyectos. Pero, era difícil a veces conocer cineastas extranjeros nuevos, jóvenes, distintos. Y ahí decidimos abrir una convocatoria e invitar a jurados extranjeros para tener un ojo externo. Y decidimos juntar a los cineastas coreanos con los internacionales.
Desistfilm: ¿Cómo ves esa situación en la cual un festival exhibe y a la vez produce?
Sung Moon: Creo que para sobrevivir hoy el festival tiene que hacerlo. Antes de este equipo los programadores eran críticos coreanos muy importantes. Y ellos querían apoyar películ que pudieran lograr un apoyo entre los críticos, un tipo de películas que pudieran crear una tendencia, no cine mainstream y por eso empezaron con esta idea. Hay una condición, que es estrenar en Jeonju, y eso para algunas películas es complicado porque quieren estrenar en un festival más grande… Hay muchos cineastas que hablan de hacer cosas pequeñas, específicas, hablan de lo marginal, pero luego quieren ir a festivales más grandes, y me parece extraño. Durante la pandemia sí dejamos que estrenaran en otros festivales porque no podíamos garantizar que vinieran a presentarla. Ahora contratamos a una persona nueva para que produzca el Jeonju Cinema Project, un hombre que es productor de las películas de Bong Joon-ho, Park Taejoon, y él decidirá cosas nuevas. Es que cuando empezamos un festival era una ventana para muchos directores y sus obras, pero hoy para muchas películas los festivales son el único lugar posible para sus películas… y en ese producir estamos pensando en hacer algo un poco más sustentable, porque ahora los festivales de alguna manera sostienen a los cineastas.
También hay otra cuestión, la pregunta de ¿por qué ir a un festival? Si ahora se puede ver todo desde casa, en plataformas VOD. Eso me hace preguntarme cuál es el rol de un festival. Y ahí dimos con esa idea de este pequeño rol: producir una película que no hubiera existido de otra manera. Una película miniatura, extremadamente independiente como Outside Noise, Afterwate es una forma de coexistir. Nosotros queremos nuevas películas también. Creo que esto va a pasar cada vez más, porque la industria del cine está decayendo incluso en Corea, pero por suerte el festival sigue teniendo muchos espectadores. No más que antes de la pandemia, que vinieron 85000 personas, este año 65000, pero igual es un buen número y se puede ver en las calles y los cines de la ciudad que el festival está muy vivo.
Desistfilm: ¿Durante el año hacen actividades?
Sung Moon: Sí, más que nada en Jeonju, tenemos una sala que funciona todo el año.
Desistfilm: ¿Y qué del cine te gustaría que permaneciera en Jeonju Cinema Project?
Sung Moon: Me gustaría que hubiera películas lo más raras posibles. Me gustarían cosas que empujen más los límites. Más allá de eso, el contexto de la industria coreana es muy diferente que el del internacional, ahí es más tradicional. Tenemos que decidir qué dirección darle: si es más artístico para un público más internacional, o es más tradicional para el público local. Las películas obviamente no hacen dinero, pero circulan mucho, y nos da mucho orgullo. Ahora Vía Negativa, por ejemplo, está teniendo un recorrido interesante y es una de esas películas que te mencionaba antes, únicas y personales, como creo que son casi todas las películas que produjo hasta ahora el Jeonju Cinema Project.