JOSÉ BALADO SOBRE SU DOCUMENTAL ‘BRUMA’: “EN PERÚ HAY UNA DRAMATURGIA DE LA COTIDIANIDAD”

JOSÉ BALADO SOBRE SU DOCUMENTAL ‘BRUMA’: “EN PERÚ HAY UNA DRAMATURGIA DE LA COTIDIANIDAD”

Foto: producción Bruma.

Por Mónica Delgado

Hay varios registros de pescadores dentro del imaginario del cine peruano, tanto en ficción como en documental. Podemos mencionar obras como el cortometraje Agua salada (1975), de Arturo Sinclair, o hasta la estilizada Todos somos marineros (2020) de Miguel Ángel Moulet. Se ha explorado al mar como un ente simbólico, donde los hombres sucumben a su poder, o en algunos casos solo como telón de fondo para otro tipo de dramas o exploraciones expresivas. Sin embargo, el acercamiento de José Balado, director y fundador de DOCUPERÚ, en su debut en el largometraje, Bruma, propone una historia en tres tiempos y en tres tonalidades, a partir del registro de un proceso de producción de pesca artesanal, desde una mirada observadora y desde una poética del espacio. En el film de Balado, la bruma está fuera de campo, y es más un tipo de interrogación al espectador sobre la naturaleza de la mirada. Hay una transacción de la bruma por claridad.

José Balado es productor, realizador audiovisual y documentalista. Es graduado de la Universidad de Puerto Rico, y con cursos de posgrados en São Paulo, y cuenta con una maestría en Artes Visuales en Emerson College, de Boston. Ha sido docente en la Universidad de Lima y en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha sido director y fundador de DOCUPERU, “asociación civil sin fines de lucro, dedicada a la difusión, documentación, producción y enseñanza artística, técnica y profesional de procesos y productos documentales a nivel nacional e internacional”, entidad activa desde inicios de los años 2000. A partir de su labor en esta entidad, ha trabajado talleres en las zonas de registro de Bruma, con las cuales tiene familiaridad, lugares de los cuales han surgido también diversos trabajos de la asociación como Astillera (2015) de Carlos Daniel Gomero, Cuando cae el mar (2016) de Anita Salinas Alvarado o Línea imaginaria (2016) de Christian Allanta, entre otros.

Bruma (Perú, 2021) es un tríptico que va de lo general, el mar, hacia lo específico, un hombre y una mujer. Es una obra sobre el desplazamiento, desde el altamar, hasta la tranquilidad de un espacio donde personajes ponen a secar pescado, práctica milenaria que alimentaba a los hombres y mujeres del antiguo Perú. Va también de la oscuridad de la madrugada, como si fuera un duermela a decenas de kilómetros de la costa, a la luz clara y dorada del atardecer. Pero no solo el cineasta explora estas formas del espacio y del tiempo, desde la cámara y música que buscan dar cuenta de una sensibilidad en torno a una épica de la cotidianeidad, sino que alude también al registro de presencias gobernadas por las dinámicas del trabajo. Las personas que existen en Bruma lo hacen en función de ser una fuerza trabajadora, autogestionada, en algunos casos informal, vital, extraña. Hay algo en Bruma que hace ver que estas prácticas cotidianas son exploradas desde el asombro o la comprensión. No solo Balado registra un territorio que conoce, sino que plasma una realidad como si fuera la primera vez que la vive y observa.

A continuación, compartimos una charla realizada en la Facultad de Letras y Ciencias Humanas de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos en Lima, a modo de entrevista, y que tuvo como moderadora a Mónica Delgado de Desistfilm. Nos habló de sus proyectos, de los veinte años de DOCUPERÚ y del proceso personal y colectivo en la realización de Bruma.

Desistfilm: Cuéntanos como surge este paso a la dirección y precisamente con Bruma, un largometraje sobre una comunidad de pescadores.

José Balado: Bruma es una película muy sencilla, sin ninguna pretención narrativa. Surge así: llevo años en el ámbito de la producción audiovisual, tanto en la academia como el de la realización, pero nunca había dirigido una película larga que surgiera de mi propio proceso creativo. Siempre habían sido trabajos a pedido o pertenecientes a otras coyunturas. Bruma surge como una necesidad. Yo tenía 60 años y me dije que ya debía hacer algo propio, desde el comienzo hasta el final. Soy de Puerto Rico y llevo 23 años viviendo en Perú, mi segunda casa.

Tengo una relación de amor y odio con Puerto Rico, hijo de la colonia americana con pasaporte gringo; imagínate siendo de izquierda. Esta situación me llevó a salir del país, vivir en Brasil, luego fui a Boston a estudiar. He estado más de la mitad de mi vida fuera de Puerto Rico. Y a determinada edad me dije que no podía seguir peleado y decidí retomar el mar, las cosas de las que yo vengo, y empezar a sanar, a conectarme con mi isla. Y en una caravana que hicimos en 2019 con DOCUPERÚ por el norte de Perú, también me conecté con este lugar, con el mar. Así fue el inicio del proceso de Bruma, una película 100% mía, y que tenía que ser con mar, ya que vengo de una isla, desde el proceso de la pesca, ya que eso también me conectaba con mi infancia. Por eso en Bruma se escucha en una de las escenas finales un bolero de mi país, como un tributo a mi mamá y mi papá, que si hubieran estado en Perú los grababa a ellos, pero como no estaban, encontré a unos personajes hermosos que se parecen a ellos, y que conocí en una investigación años antes. Este cierre es una carta de amor a mis padres.

En Perú aprendí a observar de otra manera, a partir de las caravanas que hacíamos aprendí a narrar de otra manera, a explicar la vida de otra forma que no es el texto, ya que no es la única manera de hacer un documental. Nosotros no somos lo que hablamos, como decimos en DOCUPERÚ, sino somos lo que hacemos, por quién lo hacemos, cómo lo hacemos, para qué lo hacemos. Somos un montón de esas cosas y que han determinado la geografía de mi vida. Y en 2021, decidí ir a grabar y lograr el ritmo que me gustaría mostrar, contemplar. Quiero que con este film la gente se sienta a mirar, a observar, a contemplar; como adaptarse a la vida.  En estos tiempos, la observación se ha perdido un poco, porque ahora todo es rápido. Me interesaba transmitir lo que yo hacía: contemplar a los pescadores. A esta comunidad en El Ñuro, Piura, hemos ido a trabajar con jóvenes, niños y niñas, en talleres con DOCUPERÚ, y por eso ya teníamos un vínculo con ellos. No buscaba un lugar bonito. Fue un poco un proceso de sanación y la necesidad de plasmar un cine que me interesa desde la observación y la contemplación.

Desistfilm: Bruma es una película para observar y hay varias escenas donde se percibe el producto de esa contemplación desde lo sorpresivo o inesperado, desde la cotidinidad misma: alguna gaviota que aparece de repente en altamar para llevarse algún resto de carnada, planos de un fileteo de algún pescado parece una abstracción, los diálogos improvisados de los personajes, el tumulto de personas enfebrecido por la compra y venta en las costas. Este trabajo condensa también un statement de lo que debe ser el documental, teniendo en cuenta también lo logrado en estos años con DOCUPERÚ. ¿Cómo fue haber Bruma como también una continuidad de todo este trabajo previo?

José Balado: Una cosa importante del primer segmento en El Ñuro (Piura), en altamar, es que ya habíamos ido a trabajar con DOCUPERÚ. Ya teníamos un vínculo humano, y cuando decidimos hacer esa primera parte allí, nos dieron el barco de los pescadores, también el otro barco que graba desde otro lado, el petróleo de los dos también estaba cubierto, porque no se trataba de unos documentalistas que estaban recién yendo a grabar sino de personas que ya habían ido antes a hacer talleres de DOCUPERÚ. Y esto es parte de la metodología, ya que siempre tratamos de permear ese contacto con la comunidad, y con los personajes que vamos a tratar, ya que no son objetos sino seres humanos, sujetos. Se establece así una relación con personas que nos están dando su tiempo, su vida, todo. No puede ser solo algo como “mi película” sino que debe pasar por otro paradigma.

Bruma fue un proceso que implicó ver, investigar, conectar; pero detrás hay una cuestión de que en esta observación hay tres niveles que me interesaban plasmar como autor: en el primer momento, el ser humano se enfrenta a lo desconocido. La mayoría de los pescadores no saben nadar. Es una realidad, y uno se asombra: “¿Trabajas allí adentro en altamar y no sabes nadar?” Eso fue lo que hallé en mi investigación previa. Van dos o tres generaciones pescando y no saben si van a tener pescados o no. “Lo que dios quiera”. Tienen todas las herramientas del mundo pero no depende de ellos, no está en sus manos, ya que todo depende de lo que les dé el mar; es algo que no pueden preveer. A veces pescan a diez kilometros mar adentro y otros días, serán cincuenta. Y esto es lo que quería plasmar en esta primera parte del tríptico: lanzar una vez, dos, o tres veces la carnada y recién sale algo tras ser insistente. Hay que ser insistente, por eso en esas primeras tomas el mar luce inmenso, y las personas pequeñas, en una esquina. La naturaleza está por encima del ser humano.

El segundo momento del tríptico lo realicé en Santa Rosa, en Lambayeque, en cuyas costas encontré un caos alucinante. Un mar que no tiene puerto, donde entran tractores a jalar las embarcaciones. Es una locura. Nadie ensaya, no hay libreto, pero todos saben lo que tiene que hacer. Es como cuando vas a la fiesta de Paucartambo, las comparsas no ensayan, pero todas saben  a qué hora deben de salir, a qué hora sale la virgen y demás. Eso para mí significa que la sociedad se necesita a sí misma. No hay ‘mi rollo’ ni ‘tu rollo’, uno viene a comprar o vender pescado, otro para comerlo, y sin embargo estamos todos en el mismo espacio. Es un caos organizado, y todos dependen de todos, no importa cuál es la historia detrás.

Y el tercer momento de Bruma es lo que compete a la labor de cada persona. Algunos serán banqueros, otros documentalistas, y habrá otros que se dedicarán a filetear pescados y es eso lo que quise registrar. Son humildes y trabajan por sus hijos y le dan su vida. Esa es la historia de Nicolasa, quien trabaja fileteando, y que abandonó sus achaques para ser ahora la cabeza de familia, la que genera dinero, ya que su esposo Virgilio ya no puede trabajar en altamar por temas de salud. Ella es la mejor fileteadora y no le falta trabajo. Ha fileteado una tonelada en tres días y una vez le dieron doce toneladas de tollo en una semana. Para mí, trabajar en las comunidades de Perú me enseñó que toda vida es digna, que hay una dramaturgia de la cotidianidad, y que hay que verla de otra manera para entender a las vidas que están detrás. Y cómo esas vidas y ese punto de vista han creado un relato documental a través de metáforas y espacios.

Foto: producción Bruma.

Desistfilm: A diferencia de otros documentales observacionales, en Bruma hay un diseño sonoro particular además también amparado en el uso de canciones o de composiciones que dan atmósferas a diversos momentos. ¿Cómo fue el trabajo musical del film?

José Balado: Quería hacer una película y no quedarme en el paradigma del documental tradicional, clásico, aburrido. Quería enfatizar esta cuestión, de identificar el momento de la acción, el momento de la contemplación, y que la música llevara a ciestas emociones, que sirviera de guía en algunas situaciones, como narrativa de película de ficción. Trabajé con el compositor Phil Uno, que tiene formación clásica y que también viene de la movida de la performance. Él es peruano y vive en México, y tiene una obra alucinante. Como yo también hago el diseño sonoro de Bruma, no quería otro instrumento que no sea el chelo y que este pudiera encarnar la figura del bote, como una madera grande que cruje, y que también tiene cuerdas como las cuerdas de la embarcación. Hay un sonido de un crujido en algunas escenas, ya que le pedí a Phil que sostuviera el chelo fuerte, que lo golpee o roce en algunos momentos y que eso se escuchara como si fuera el crujir del bote. El chelo fue una opción de color y también una opción narrativa para enfatizar determinados momentos que me interesaban para asumir una película como tal.

Desistfilm: ¿Cómo surge el nombre de Bruma? Colocas al inicio una mención al significado, pero quizás quieras explayar un poco más en el sentido que tiene para ti.

José Balado: Una vez estaba buscando título y pensé en esa palabra. Al comienzo de la película coloco las dos acepciones: una, si el clima está muy caliente, la bruma se disipa, y si el clima está muy frío, la bruma se convierte en niebla, y su estado depende de estos grados mínimos, y es un estado frágil, y cambia rápido de configuración. Y la otra acepción, significa algo que no está claro, algo medio raro, opaco. Quizás quería que el espectador respondiera algunas preguntas que se plantean desde el inicio: ¿por qué nadie me habla? ¿por qué nadie me explica? ¿por qué solo debo estar mirando? Y es como dejar una duda en el espectador. Comenzar con una pantalla en negro por ejemplo, dejar la duda poco a poco, midiendo la temperatura del espectador: eres niebla o no eres niebla. Trato de jugar con esa metáfora.

Desistfilm: A la luz de este trabajo en Bruma, cómo evaluarías estos veinte años en DOCUPERÚ. Has mencionado que Perú es tu segundo hogar, que acá decidiste desarrollar muchas cosas, entre ellas fundar un centro de formación y de difusión de documental.

José Balado: Como todo en la vida, estamos evolucionando todo el tiempo. Hace poco hicimos una serie web documental con el chef Virgilio Martínez, la gente del restaurante Central con el fin de promover el consumo de la castaña peruana. Está libre en Internet, se llama Nuez de Madre de Dios, y son capítulos de dos minutos, con el fin de promover este fruto. Y en este sentido, estamos explorando otras rutas. También en esta semana, nos comunicaron que ganamos en el concurso de DAFO, para proyectos en desarrollo de ficción, ya que con Jimena estamos en varios proyectos juntos. Y se trata de una producción que estaremos filmando en Japón a comienzos del año que viene. Y también hemos abierto una sede de DOCUPERÚ en Puerto Rico. Y hemos ganado una beca, y por ello estuvimos tres semanas brindando un taller. Y pronto volveremos para desarrollar otro sobre documentales. Estamos expandiendo lenguajes. Así que Bruma es un paso, ya que se viene un nuevo largo, luego estamos trabajando en una serie infantil de animación. Queremos seguir en el trabajo social y político de DOCUPERÚ, pero también jugar con otros lenguajes y expandir, y compartir lo que hemos aprendido en veinte años.

Desistfilm: Ha habido un antes y un después de DOCUPERÚ dentro de la historia reciente del documental peruano. Sobre todo porque con su creación se dinamizaron espacios y producciones y se valoró o revaloró el quehacer documental, más allá de los tradicionalismos.

José Balado: Acá llegó un poco tarde, pero fue un proceso normal a nivel mundial que el documental ya era el género del momento. Más festivales dedicados a su difusión, más fondos, más laboratorios, y cuando llegué en 1999, el referente era el grupo Chaski o la escuela del Cusco, y por otro lado, había bastantes proyectos individuales. DOCUPERÚ no es el inicio de nada, sino una continuidad de un proceso interesante, de gente que seguía haciendo documental como Nora de Izcue. No había una movida independiente. Y en ese contexto se abre un curso de documental en la Universidad Católica, y luego en la Universidad de Lima. También a inicios de los 2000, Polvos Azules y su pasaje 18 comenzó a explotar. Mis primeras promociones de documental tenían una escuela cinematográfica gracias a este emporio comercial. Venía cualquier cineasta de afuera y decía: “Ni la cinemateca de México tiene esto”. También fue un contexto donde los estudiantes empezaron a adquirir equipos y cámaras. Cuando comenzamos con la caravana de DOCUPERÚ en 2004, viajando a regiones, muy pocos tenían cámaras o laptops, ahora es distinto. La tecnología evolucionó, así como los espacios de formación y difusión; se abrieron más cursos en universidades, en institutos, y no solo estudiar documental dentro de cursos de Periodismo, sino desde la misma carrera de Realización. Empezó la movida poco a poco.

Abrimos la muestra documental en 2003. Y la primera muestra consistió en trece documentales durante tres días. Y tres meses después, realizamos una segunda muestra con treinta documentales. Al año siguiente, ya teníamos un mes y cien documentales para proyección. Y en menos de dos o tres años se hizo bastante producción local. Hay bastante por hacer en temas de distribución, mercadeo y demás. Desde el 2000 hasta acá, el documental es lo que más ha despuntado, por encima de la ficción. Han surgido bastantes obras en diferentes formatos, en diferentes tiempos, desde diferentes formas de distribución. Es bien interesante, y creo que el documental es un semillero bien chévere. Antes postulaban a DAFO treinta proyectos y ahora llegan a cien. Hemos mejorado en los últimos años.

Desistfilm: Y volviendo a Bruma. Y ya que estamos hablando de modos de producción, cuéntanos un poco más sobre este proceso, aspectos técnicos. ¿Con cuántas personas trabajaste? ¿Qué se necesita para hacer un documental de este tipo en el Perú?

José Balado: Soy medio obsesivo con las chambas y la gente de DOCUPERÚ me conoce. Bruma la filmamos a pesar que es un documental donde yo ya dialogaba con los personajes, donde nadie fue impuesto a hacer algo distinto. Cuando fuimos allá a grabar, yo ya tenía todo en un storyboard, llegué con mis dibujos, de los tres segmentos. El último segmento tiene quince planos, y solo grabamos diecisiete. No usé dos porque estaban fuera de foco o porque la cámara se movió. Pero trabajamos así, construyendo cada plano, donde va la cara, donde va el personaje y como yo ya conocía la rutina, a tal punto que no me tenía que preocupar por la continuidad. Bruma fue grabada en tres semanas. Una semana por cada locación. La primera salimos cuatro veces a altamar. Íbamos 3 de la mañana y a las cinco volvíamos. Los pescadores usaron la misma ropa para trabajar, ya que es su usual ropa de trabajo, van con las mismas prendas un día tras otro. Entonces, no tuve problemas de continuidad porque durante esos tres días, ellos iban con la misma ropa, las mismas rutinas. Y yo tenía todo bien cuadrado, y había discutido algunos puntos con el director de fotografía, Nicolás Landa, para definir las referencias visuales. En el inicio, la referencia eran algunas pinturas de Mark Rothko, quien usaba bloques de colores. Jugábamos con diferentes dimensiones entre el cielo, la línea del horizonte y el mar. Y la segunda referencia, me interesaba mucho la composición de algunos films del cineasta griego Theo Angelopoulos, el uso del azul, de la pátina.

Para el segundo segmento también tenía todo cuadrado y con dibujos. Y en los días de filmación discutía todo eso con el equipo que era pequeño: un director de foto, un asistente de cámara, el sonidista, la producción, asistente de producción, continuista y la data manager. Fueron cuatro semanas para cada locación, pero como estaba ya organizado, lo hicimos en tres, y la última fue para descansar. El segundo segmento se hizo en cuatro días, y el último, en tres. En total, fui a editar a México, junto al editor Carlos Cárdenas, quien había terminado de editar un film con material de 500 horas, cuando yo solo llevé 50 gigas, y se asombró, ya que le pareció mínimo. Es que todo fue muy planificado, y fui con los planos que yo consideré necesarios y que quedaban. No necesité grabar más. Hay una escena donde los personajes hablan de la película, y lo dejamos así, ya que existe el metalenguaje, y hay cosas de Kiarostami, donde hay este recurso. Y con esto quise decir algo sobre el teatro de la vida. Si hubiera tenido un telón lo bajaba.

Colorizamos en México, gracias a Olivia Luengas. Le pedí que para la segunda parte se lograra el efecto de color de una película Fuji, con colores intensos. Y el tercer segmento, nos inspiramos en la gama de colores basado en la obra El beso de Klimt, con el uso de diferentes cobres y dorados, ya que lo grabamos en el Golden Hour, grabado entre las 3 y 4 de la tarde. Hubo tres diseños de color, y tres diseños de referencia.

Desistfilm: Cuéntanos un poco más sobre el segundo segmento. Eliges como dijiste el caos de la llegada de la mercadería a la costa, de personas que traen los pescados, pero también vemos los tractores, motocars, un elemento nada natural en una playa, ayudando a jalar las embarcaciones. Hay mucho color, es vibrante. ¿Cómo fue la interacción con las personas que registras?

José Balado: No quise mostrar la parte de atrás, ya que hay camiones de frigorífico para restaurantes y demás. Pero a mí me interesaba más lo que teníamos delante. Era un terreno de confusión, de lisuras, de empujones y nosotros con bum, con cámara. Eso fue el primer día, pero luego ya coordinamos con las asociaciones, ya que trabajan día y noche, ya que ponen incluso reflectores. No paran. Hay que bajarlo todo. En el segundo día, llevamos termos, bidones de agua, y hasta les dimos impermeables. Y el tercer día, ya todo cambió, ya hasta pedían permiso para pasar. Y el cuarto día, nos llamaron para seguir grabando más con ellos. Esto fue muy cerca de Pimentel, es una caleta de pescadores, cerca también a San José. Una costa muy bonita.

La costa peruana está muy mal. No todo es ceviche o los restaurantes caros. Es tierra de nadie. No hay política de desechos, y hay algunos alcaldes que solo hacen huecos a un lado de la ciudad y que funcionan como rellenos sanitarios, pero con el viento y la brisa, pues todo se sale y terminas viendo árboles secos llenos de plásticos y demás basura. Hay problemas de ruptura de tuberías de gas y petróleo. La demarcación también es un lugar de disputa. Toda la costa está muy mal, no es lo que nos venden. Hay distritos como Lobitos donde la gente solo tiene agua tres veces por semana. No todo es Máncora o Vichayito.

Foto: Gianpiero Díaz Valladares

Desistfilm: ¿Cuál dirías es la mayor diferencia entre un documental periodístico y los documentales que se hacen en DOCUPERÚ?

José Balado: Patricio Guzmán tiene una afirmación muy puntual y bonita. Dice que la diferencia entre un reportaje y un documental es un tiempo de maduración. El reportaje se inscribe dentro de una lógica periodística de montaje, dentro de una presión para salir al aire dentro de un noticiero. Un reportero no puede decir, “quiero que el personaje fluya, ver cómo lo grabo, necesito un par de semanas más”, ya que lo botan. No es el tiempo del documental en el cual creemos y trabajamos, ya que tiene otra lógica de maduración. Trabajamos la realidad de otra manera, ya que hay un tiempo para conversar con el tema que no lo tiene el reportaje, ya que se maneja en una lógica taylorista de la comunicación. No hay tiempo para ver lo que dice Jean Rouch, la geografía existencial de los personajes o el tema, captar lo que está alrededor de ese tema. Otra forma que dice Guzmán de identificar es dónde se muestra el reportaje, que se hace en el marco de un canal, dentro de una programación. Y el documental está en la lógica de proyecciones, de festivales, de una sala de cine. Hay otro tipo de maduración. En el documental hay definitivamente más libertad narrativa.

Desistfilm: Cuéntanos sobre el próximo proyecto documental que vienes desarrollando.

José Balado: Estoy en un proyecto junto a Jimena Mora, que se llama Una Laura, un Pedro y un José.  Es una investigación sobre Laura Meneses del Carpio, una arequipeña que a comienzos de siglo, hija de militares y que se graduó en la Universidad San Marcos como bióloga, en el primer puesto de su promoción. Fue la primera mujer peruana que estudió en Harvard en 1920. Realizó allí un doctorado en Medicina y en microbiología. Poca gente la conoce en el Perú. Pedro Albizu Campos era un ex líder de izquierda, el más importante que tuvo Puerto Rico, era nuestro Nelson Mandela, y estuvo más de la mitad de su vida preso. Fue presidente del partido nacionalista en los años 30, 40 y 50. Fue un perseguido político. Estudió en Harvard también, y tuvo tres doctorados, en Derecho, en Economía y en Política Internacional. Un día en Harvard, Boston, conoce a Laura, y se enamoran. Se casaron, y luego ambos dejan los estudios y se mudan a Puerto Rico para luchar por la independencia en las peores condiciones. Él muere, pero ella siguió luchando, incluso llegó a ir hasta la ONU. En Puerto Rico es conocida por ser la esposa del líder, y no se le valora. Así que el documental desarrolla esta historia, usando también material de archivo. El José del título soy yo, ya que vine a Perú, también viví en Boston y ser de Puerto Rico me conecta de alguna manera con estos personajes y los tres países. Jugar una historia a dos tiempos, de archivos de ellos y archivos míos.

Bruma
Director: José Balado Díaz
Producción: Gabriela Urco Canales
Asistente de dirección: Nataniel Furgang Varón
Dirección de fotografía: Nicolás Landa Tami, Felipe Jean-Mairet Morales Macedo
Sonido Directo: David Acevedo Rosell
Editor: Carlos Cárdenas Aguilar (México)
Música: Fil Uno
Diseño sonoro: José Balado Díaz
Postproducción de audio: Carlos Cuya Torres
Colorista: Olivia Luengas Magaña (Phonocular- México)
Data Manager: Kathya Romero Prieto
Asistente de producción: Fernanda Pozo Acuña
Fotografía fija: Asier Peña Saiz
Diseño gráfico: Muriel Olguin
Productor de campo en El Ñuro: Alberto Jacinto Ruiz
Productor de campo en Santa Rosa: Willi Paul Leyton Ñiquen
Reparto: Nicolasa Fiestas Flores, Virgilio Zapata Festivities, Francisco Paiva Fiestas, Alberto Jacinto Ruiz, Jhonny Juarez Girón, Bernardino Panta Chunga
Perú, 2020, 71 min