Por Mónica Delgado
En la sección Puentes, que establece correspondencias entre dos películas, se puede ver en esta primera edición de Lima Alterna, Festival Internacional de Cine, Its existence commenced this hour, del alemán Wolfgang Lehmann, junto a E-Ticket del hongkonés Simon Liu. A primera vista los indicios de relación estarían en torno al aspecto técnico, en el modo en que se utiliza el montaje, que oscila entre la materialidad del analógico y del digital, en el mix simbiótico de ambos formatos para lograr texturas y una atmósfera expresiva mutante.
Its existence commenced this hour (Suecia, Malasia, 2017-2019) de Lehmann, dura una hora y está acompañada de la música del malayo Goh Lee Kwang, que define el ritmo y media la intensidad del montaje. Es de ese tipo de films que hace extrañar definitivamente una sala de cine. Es un trabajo que requiere de la complicidad de la oscuridad, ya que el artista y cineasta plantea estos sutiles cambios producto de la fusión de planos, de las diversas sobreimpresiones que transforman la realidad en una descomunal flora que va cambiando pero que conserva aún su naturaleza primigenia. Esta nueva naturaleza es la que Lehman construye a lo largo de esta hora
La música que Lee Kwang modula para esta trabajo, tiene ecos de ritmos indios e indonesos, que dotan al largometraje de una filiación orientalista. Este pulso que brinda la música aporta a esta resolución del mundo que propone el film y que tiene dos persistencias: una, vertical, que evoca caídas de agua, como flujos que caen, y otra, horizontal, que se refleja en la adivinación de paisajes, que parecen haber sido captados desde paneos o travellings, a modo de viajes. Esta dialéctica es en varios momentos yuxtapuesta, o genera una percepción centrífuga, caleidoscópica o de expansión. Hay una convivencia de estos movimientos que quiere ser armónica, que hace comulgar estos modos lúdicos y diversos de percibir este entorno de pixels y distorsión.
Como en su Traces of garden (2016), que se pudo ver en Lima en el marco del Lima Independiente, Lehmann explora espacios de la naturaleza, donde las flores y vegetaciones tienen un rol primordial, al ser entes de color y de luz, y lo hace a través de un metraje que requiere contemplación. Por ellos, sus trabajos suelen ser largometrajes. ¿Podría Lehmann exponer estas premisas y conceptos desde el corto? Probablemente sí, pero Lehmann es una cineasta que propone esta urgencia de la observación, de la entrega del espectador a este método donde el tiempo se tiene que percibir y ser parte de una experiencia sensorial. Por ello, los 60 minutos de Its existence commenced this hour (evidente eco en el título de la formulación del concepto que gobierna el film), requiere esta duración para consolidar la experiencia de percepción como acto total y religioso.
Por otro lado, E-Ticket de Simon Liu, que tuvo su estreno en el Festival de Rotterdam 2019, reedita un archivo fotográfico en 35 mm, de viajes, y se reavivan, como un trabajo de recuperación de memoria. En este contexto de pandemia, el corto de Liu resulta perfecto para ejemplificar este modo personal y casi solitario de realización, a partir de la intención del tiempo recobrado desde el footage, el material encontrado o los archivos particulares que puede ser reutilizados, vehículos para el renacimiento de imágenes olvidadas. Liu no trata de difuminar las realidades captadas, están allí vivas, perceptibles (a diferencia de la intención de abstracción del corto de Lehmann), y verificamos que se trata de crónicas de viajes, de detalles de locaciones en la India, de calles iluminadas por neón, de edificios y arquitecturas diversas, pero también que deja ver un tipo de conciencia de lo social, que se plasma en registros de protestas, como la que muestra de 2005 en una cumbre mundial en Hong Kong.
Como en el largo de Wolfgang Lehmann, la música de Devin Johnson y Gabriel Guma brinda la atmósfera y ritmo de E-Ticket, ya que establece el tono, pero también el halo electrónico frente a la intensidad del montaje del analógico, de imágenes fijas que cobran vida de modo muy rápido a punta de patrones, que las unen y desmantelan. Pero también, aquello que une a ambos cortos de esta selección de Lima Alterna, es esta dimensión dialéctica entre el montaje vertical y horizontal, que permite el intercambio y recomposición, a la manera de los polyframe de Antoni Pinent.
En trece minutos, Simon Liu logra plasma este imaginario de lo virtual, y que queda muy claro en ese final, donde un plano subjetivo, de textura de analógico avinagrado, de un conductor de una carroza que jala un cabello, quizás en la India, deja a la imaginación que los minutos transcurridos se deben a una divagación extrema, descrita desde esta técnica ecléctica. La materialidad de un paseo virtual, intenso y sorpresivo en la mente de un viajante.
Resulta destacable que Lima Alterna haya recuperado este modo de presentar dos películas que dialoguen, como pasaba en el festival Lima Independiente, y que permite lúdicos ejercicios de interpretación.