LOCARNO 2022: SKAZKA (FAIRYTALE) DE ALEXANDER SOKUROV

LOCARNO 2022: SKAZKA (FAIRYTALE) DE ALEXANDER SOKUROV

Por Mónica Delgado

Si bien en Skazka (Fairytale) hay diferentes reminiscencias a las estructuras de los círculos de Dante en La Divina Comedia, las licencias de la posmodernidad y de la tecnología del deepfake hacen que esta nueva concreción del purgatorio sea un espacio de encuentro inusual de cuatro figuras del totalitarismo en la II Guerra Mundial, desde la mente de uno de los cineastas más reflexivos del siglo XX. Si el Purgatorio es descrito en el poema de Dante como un lugar donde deambulan pensadores sin bautizo como Platón, Sócrates, Horacio o Euclides, o reyes como Rodolfo I de Habsburgo, Otakar I de Bohemia, o Enrique de Winchester, en este nuevo limbo imaginado por Sokurov se reúnen Adolph Hitler, Josef Stalin, Benito Mussolini y Winston Churchill, donde incluso hay espacio para Napoléon o Jesucristo.

Este regreso luego de siete años del cineasta ruso Alexander Sokurov implica un retorno a sus aproximaciones históricas, a sus interpretaciones de algunos procesos desde la libertad de las ficciones, como en Moloch (1999) sobre Hitler y Goebbels, Taurus (2000) sobre Lenin, Solntse (2004) sobre emperador Hirohito, o la misma El arca rusa (2002) sobre pasajes de la historia zarista. Pero también dentro de un desglose satírico de la figura del dictador, o del líder político (dependiendo desde qué punto lo vea el espectador), ya que el tono que emplea Sokurov para este trabajo híbrido entre la intervención de archivos, la reedición, el mash-up, la apropiación, la animación CGI, el morphing y demás recursos digitales solo puede significarse y recrearse desde la parodia y el pastiche. La posición del realizador ante los roles que cumplieron estos líderes políticos y antagonistas de tragedias terribles de la humanidad está marcada por la oportunidad de ubicarlos en este espacio liminal, a modo de duermevela o paseos sin norte (al modo peripatético), pero también como espacio para la interrogante, como si estos personajes aún no estuvieran en condiciones de ir al cielo o al infierno. Y la pregunta que nos deja el cineasta ruso es la inclusión aquí de Churchill como cómplice y ubicado a la par que los demás genocidas, aunque en algún momento hay algo que nos permite afirmar su salvación.

Presentada como parte de la competencia oficial, Fairytale es una obra producto de una reflexión sobre los márgenes del pastiche, no solo por las citas a la estructura en que Dante muestra una crítica a su tiempo, sino desde la actualización o simulación de los imaginarios de una obra de 1320 en el siglo XXI. Si en La Divina Comedia la idea de los círculos como vías para el descenso aparecen dentro de una morfología particular del espacio, aquí Sokurov establece travellings laterales muy lentos, en trayectorias lineales, a partir de un grupo de escenografías del artificio: cuevas, viejas construcciones derruidas, ecos de un bunker, o desde una materialidad fantástica como la secuencia con “el mar del pueblo” que luce infernal, potente, única. Se pasa de la estructura mítica en espiral al proceso lineal (no hay oportunidad para un retorno, solo tránsito hacia adelante).

Skazka (Fairytale) junta a estos dictadores en una arcadia enrarecida, de estructuras imponentes, donde los personajes lucen incluso como miniaturas, en medio de locaciones que parecen extraídas de dibujos o grabados de la Baja Edad Media. Los actores Lothar Deeg y Tim Ettelt como Hitler, Vakhtang Kuchava como Stalin, Alexander Sagabashi y Michael Gibson como Churchill, y Fabio Mastrangelo como Mussolini, dan voz a las imágenes extraídas de archivos documentales, en figuras en blanco y negro, y todas desde sus idiomas originales, generando así también una mixtura lingüistica, de acentos y giros, que enriquecen el aspecto humorístico. “Todos hemos leído a Lenin, es la única vía para nuestra revolución”, dice Mussolini, mientras Hitler asiente y Stalin oye cerca, o “El vino de los comunistas es lo mejor que hay”, afirma Churchill – quien también pasó a la posteridad debido a su alcoholismo”. “Debí bombardear Londres”, dice Hitler, reiteradas veces, a modo de arrepentimiento. Y, en diversas escenas, ya no hay un solo Stalin, sino tres o cuatro, no un único Hitler sino dos más a quiénes llama “hermanos”. Este juego de espejos, de dobles o triples, va generando otra cuota para el humor, como si la idea del líder dependiera de las diversas capas que puede otorgar a su figura en pos de sus fines políticos.

Este nuevo film de Sokurov es una experiencia única, sin antecedentes, tanto en el uso de la tecnología con fines de sátira como en la propuesta de tipo filosófico e histórico sobre el influjo e inmortalidad de estos líderes políticos pese a sus aberraciones. Sino recordar la cita a una fragmento del Juicio Final de Miguel Ángel, en la Capilla Sixtina, detrás de las inmensas puertas del Paraíso, que toma la fisonomía del caos, de la imposibilidad de redención. ¿Qué es lo que no deja ‘morir’ a estos personajes? Colocarlos en un limbo habla de un tipo de supervivencia, de oscilación, de desvarío, que nunca termina en la muerte.

Concorso internazionale
Director: Alexander Sokurov
Productor: Nikolay Yankin
Productora ejecutiva: Natalia Smagina
Sonido: Alexander Vanyukov
Música: Murat Kabardokov
Guion: Alexander Sokurov
Voces: Alexander Sagabashi, Vakhtang Kuchava, Fabio Mastrangelo, Lothar Deeg, Tim Ettelt, Pascal Slivansky
Efectos visuales: Alexander Zolotukhin, Katerina Solovyova, Vitaliy Suvalov, Alexander Yefimov, Yuri Mokiyenko, Stepan Masychev, Polina Ivanova, Evdokiya Bannaya, Ekaterina Yermolayeva, Dmitry Ushanov
Bélgica, Rusia, 2022, 78 min