MAR DEL PLATA 2022. PIROGEOGRAFÍA 7: JUAN MOREIRA Y EL FINAL

MAR DEL PLATA 2022. PIROGEOGRAFÍA 7: JUAN MOREIRA Y EL FINAL

Por Valentina Giraldo Sanchez

Hay algo que me emociona mucho de las salas de cine: Cuando la gente llega tarde y saca las linternas de su celular, buscando alguna silla vacía. Es como cuando una va en el monte en las noches, y alumbra lo oscuro buscando el camino. O como la carta del ermitaño en el Tarot.

Este año, el Festival Internacional de Cine de Mar del Plata dedicó su edición a Leonardo Favio. Hace unos días fui a ver Juan Moreira, al lado del mar.

Mar del Plata: Humedales costeros. Raíces líquidas.

Ante la amenaza de un incendio desbordante, surge una pregunta. Una sale casi intacta del cine. Hay algo en este fuego que no mata del todo.

Atribuyo ese salir casi completa, al azar de una magia secreta (o no tanto) de la alquimia ígnea del cine. Me gustaría hacer una lista, que creo concluye lo que en esta cobertura he estado preguntándome (no estoy segura de si lo responde y tampoco se si lo que buscaba al final de la pregunta era la respuesta). Estos pedazos se terminaron de juntar mientras veía a Juan Moreira, pensaba en Leonardo Favio y le contaba a mi madre que estaba viendo las películas de uno de sus cantantes favoritos.

Como este es un estudio biogeográfico (creo), y lo estoy escribiendo en una ciudad que da al Atlántico, me permito reunir un grupo de islas volcánicas que son a su vez breves imágenes de la sala.

  1. Patricia Mazuy y Saint-Cyr. En el cine: Vanja estaba sentada al lado. Se miraba las palmas de las manos. En la pantalla: Lucille limpia las ventanas, con las manos lastimadas, su amiga Anne la detiene, le quita el trapo con el que está limpiando, y le empieza a soplar las palmas. Como buscando aliviarla.
  2. Jeff Zorrilla y Lockdown Diaries. En el cine: A mi lado una pareja ve la película y se dan besos abrazados, no se sueltan. En la película: Los destellos de la luna de un hijo que está por nacer. En la calle: Me encuentro la foto de un recién nacido y la dejo en la mano derecha de una estatua de Nito Mestre saliendo del teatro Ambassador.
  3. Murnau y Nosferatu. En mi maleta: Semillas de plantas colombianas que traje conmigo. En la película: Para que Nosferatu no pierda su fuerza debe cargar con un ataúd lleno de la tierra del lugar del que proviene. En mi celular: Un mensaje de mi amiga Soren que dice “una siempre lleva un poco de su tierra en los bolsillos”.
  4. Estados Alterados: Saliendo de una función, con Esmeralda, hablamos de no alcanzar a dilucidar completamente en cual lugar estamos. Las cosas como que pasan como que no pasan. El sueño del cine invade al cuerpo y como que una ya no sabe muy bien diferenciar el tiempo y el espacio, ¿será que una alcanza a salirse del mundo y luego volver a entrar?

Bueno, esta es la parte final de las geografías del fuego caminado en Mar del Plata, un mapa de bordes borrosos y difusos.

Para concluir este estudio-fragmento-torpe-veloz-incompleto de películas, tres momentos a modo de (in)conclusiones:

UNO: Estaba viendo Juan Moreira de Leonardo Favio. Era así bien muy en la noche y yo me estaba quedando dormida de la nada (que de seguido me pasa, que me gusta, que porque vivo más allá que acá). La cosa es que en mis microsueños, cuando volvía a abrir la vista e incorporarme, Juan Moreira estaba durmiendo o casi muriéndose. Y yo pensaba: me estoy quedando dormida al mismo tiempo que Juan Moreira, un par de días después del día de los muertos, a la casi medianoche, al lado del mar, vistiendo un vestido que me prestó una amiga (arropada con su magia).

DOS: En alguna ocasión Clarice Lispector se queda dormida con un cigarrillo encendido. Surge el fuego y ella se quema una de sus manos. Su mano quemada como la de una bruja vestal.

TRES: En estos últimos días, luego de algunas películas, no he podido hacer más que dormir y dormir y dormir o cubrir las ventanas con cortinas pesadas para que no me toque la luz. A veces me disgusta pensar que detuve los ojos y me quedé quieta por varias horas. Mi amiga Jazmín me contó alguna vez que cuando necesitaban sanarse, algunos animales dormían mucho, y se ocultaban (al final una no sale tan intacta de las heridas de luz de la sala) ((una vez más a la luz de la pantalla y las sombras del mundo y de la vida)).