Por Mónica Delgado
Como en Gradual Speed, uno de sus anteriores trabajos, la cineasta y artista belga Els van Riel explora los diversos mecanismos de la luz, como efecto físico, óptico, en su especifidad y materialidad. En su Fugue, A Light’s Travelogue (Bélgica, 2017), presentado en el marco del Media City Film Festival, elabora una propuesta de historia de la luz desde su reverso, en todo caso, desde el efecto de lo fantasmagórico: sombras, juegos de iluminación, fantasmas que emergen desde las tinieblas.
En esta propuesta Els van Riel construye una nueva historia sobre la luz, como fenómeno de percepción pero también como forma de energía, a través de los aportes de diversos personajes históricos, en una galería de intermitencias y superposiciones donde asoman ilustraciones del astrónomo musulmán Alhacén, el científico inglés Thomas Young, pasando por Mendeléyev o Max Planck hasta llegar a la figura de Cecilia Payne-Gaposchkin, muchas fusionadas con diversos iconos francmasónicos, en un juego de contraposiciones y yuxtraposiciones para dar fe de cuestiones de poder en la validación de ese conocimiento, desde el oscurantismo, las élites o lo críptico.
La cineasta logra componer, a partir de la evocación de los aportes a la teoría de estos personajes de las ciencias y la Física, un nuevo ritmo amparado en diversas capas sonoras, de objetos que se mueven o de voces, como la del canto gregoriano, que ejercen un influjo hipnótico para esta nueva historiografía desde la magia misma de la proyección. Pero las capas de Fugue, A Light’s Travelogue escapan a lo sonoro y se expanden bajo la idea de un gran zoom permanente de 28 minutos, que permite la exploración del espacio precisamente desde la fantasmagoría que crea la proyección, desde este nuevo estudio o ensayo sobre la luz desde lo cinemático.
El film comienza desde la especificidad del acto mismo de la proyección para ir ampliando hasta sobrepasar los márgenes del écran y del usual encuadre para dejar en evidencia que este artilugio de los efectos de luz también es un asunto de contextos, estructuras y espacios. Si Van Riel proyecta su nueva historia de la iluminación, también deja en evidencia el dispositivo que ha primado en esta experimentación, alejándose de la intervención del soporte para ahondar en la mecánica misma de la iluminación y sus variantes, desde aquel que observa, que se acerca, distancia y que va configurando significados desde las sombras y la magia de la proyección.