Por Mónica Delgado
Como parte del programa de la sección Latinoamérica 1: Materia y desencantos de la 4º edición del Festival Internacional de Apropiación Audiovisual (MUTA), extraigo tres trabajos que brindan una mirada concreta sobre los usos y significados de la reutilización, que escapan a las convenciones de lo íntimo o a exploraciones de tipo subjetivo relacionadas a un plano político o social, que se han podido ver como corpus más palpable en el segundo programa dedicado en la región (y del cual escribiré en otro post). Estos tres trabajos, de Azucena Lozana, Moira Lacowicz y el colectivo Los Ingrávidos, exploran gratamente la imagen desde el montaje unido con urgencia a composiciones sonoras que les dan un nuevo sentido.
Tear gas, del colectivo Los Ingrávidos, asoma extraño, más aún en el contexto de la pandemia. Imágenes de rayos X de pulmones en pleno acto de respiración, en una tensión inevitable e inestable de exhalar e inhalar; cuerpos de alguna manera desnudados, sometidos a un acto físico de coerción, provocado por los efectos de gas lacrimógeno lanzado contra manifestantes, elemento que empuja a otro tipo de violencia, al resultado de un opresión interna o como simple materialidad de esta resistencia. Imágenes comunes pero llevadas al espasmo, acompañadas de ritmos que ratifican este acto de defensa.
Estas “políticas de la respiración” desde este fragmento de cuerpos, que asoman como estructuras cadenciosas, luego de permanecer ocultas, como si fueran fantasmagorías, se relacionan también con las consecuencias físicas de la enfermedad provocada por este virus que mantiene en confinamiento a media humanidad. Una correspondencia inevitable sobre los diversos tipos de ataques o azotes de control de tipo químico o biológico.
Por otro lado, este corto digital breve y directo funciona como ejemplo del estilo de este colectivo, que reúne inmediatez ante contextos o problemáticas políticas actuales, pero también al mostrar un punto de vista certero para conjugar imagen y ritmo, de movimientos a irrupciones sonoras, a partir de elementos en apariencia mínimos, como pasa con trabajos recientes como en Dresden Codex.
El corto Double Talk II, de la argentina Moira Lacowicz, nace de una performance desde dos proyecciones, para urdir diverso material al azar. Lo que vimos en esta edición de MUTA es el resultado de este engranaje en apariencia automático, que cobija tanto escenas domésticas como extractos de documentales de astronautas, o de películas clásicas como Tiburón o El Padrino. Este doble diálogo, el de la pantalla en sí y lo que aflora con la proyección, con sus conjunciones o intersecciones, produce un paseo lúdico y no exento de alguna ironía. ¿Es necesaria siempre la relación o la correspondencia? ¿Siempre estamos obligados a relacionar estos dos planos que se unen por efecto de este encuentro mecánico? De todas formas, la pantalla bipartita obligará a la formulación de una tercera imagen, formada por estas escenas confrontadas o unidas en su necesidad de articularse, como si fueran fonemas.
El artilugio semántico del “double Talk”, como discurso nonsense o enrevesado voluntariamente para distraer o confundir al oyente, es aquí trasladado al plano visual y sonoro, a partir de las relaciones entre lo que ofrece cada parte de la pantalla bifurcada, en sus repeticiones o posibles analogías. Doble diálogo también con la materia del mismo celuloide, con sus perforaciones, defectos, deterioro, o paso del tiempo.
Por su parte, Troco también es producto una performance con proyectores de 16 mm y 35 mm. Lo que vemos es el resultado de esa intervención, donde una suerte de vampirización de los rostros se produce a través de la superposición o presencia de un elemento lúdico. En este trabajo, la artista y cineasta Azucena Losana explora la naturaleza de la perforación, elemento esencial del film, y que aquí se vuelve absorbente, trasladando su lugar usual fuera de campo, o fuera de encuadre, para asumir un rol protagónico, a modo de virus que fagocita rostros.
De la mano de composiciones electrónicas de Hernán Hayet, Troco va estructurando las posibilidades de la perforación, de estos burn holes, que afirman su esencia inherente al celuloide, como parte permanente de su composición física, pero que aquí se mimetiza con la misma imagen, en un proceso simbiótico, donde los rostros de mujeres asumen -o trastocan- esta forma de engranaje. Si las perforaciones, en general, permiten el movimiento del film, en Troco estas formas circulares, que se ven de aspecto errático e informe, reciben un nuevo rol, travieso y corruptor.
Tear Gas
Colectivo Los Ingrávidos / México / 1’ 35’’ / 2019
Double Talk II
Moira Lacowicz / Brasil – Argentina / 4’ 26’’ / 2020
Troco
Azucena Losana / México / 11’ 20’’ / 2019