OLHAR DE CINEMA 2018: LOS ARTEFACTOS ESTEREOSCÓPICOS DE JANIE GEISER

OLHAR DE CINEMA 2018: LOS ARTEFACTOS ESTEREOSCÓPICOS DE JANIE GEISER

Flowers of the Sky (2017)

Por José Sarmiento

No trato de subvertir para nada la definición correcta de lo que es estereoscópico, pero mientras veía la obra de Janie Gesier, lo que me mantuvo en una agonía incesante fue buscar una palabra que condensara lo suficiente para describir el lenguaje único de su animación. Estereoscopía es, entonces, una manera fácil (más o menos fácil) para describir la transmutación de las múltiples imágenes superpuestas que recrean esta sensación de juego entre música y vídeo, que se expande en la amplia obra de Geiser (Luisiana, 1957), artista visual, de la instalación y performer, y que se pudo ver en el reciente festival brasileño Olhar de Cinema.

The Red Book (1994) fue una adecuada vía para introducirme en la obra de Geiser y conocer su método de trabajo con las imágenes: una combinación de collage, ilustraciones, pinturas, en capas dentro un aparato narrativo en constante dinámica. La narrativa está involucrada en una situación particular de una tricromía de colores, que recupera lentamente su memoria y los eventos que se revelan ante ella. Es un ejercicio excepcional de animación, una summa de significantes que son circundantes y tangenciales, algo que nos recuerda los primeros experimentos de los surrealistas con el cine. En este mismo camino encontramos a Immer Zu (1997), donde otra vez una imagen críptica de movimientos pulsantes constantes lentamente se desenreda.

Esta calidad estereofónica de las imágenes de Geiser reside en su esfuerzo constante y único de ejecutar las animaciones desde movimientos complementarios. Cada una de las imágenes multidimensionales se complementa con un movimiento particular, una ejecución que se oculta y surge como una aparición, intersectando o moldeando  otras imágenes. Immer Zu está impregnada de cine noir, de imágenes detectivescas de moda, como si se tratara de un viaje surrealista y oscuro a través de la mente cuya importancia requiere más de una simple lectura. Sin embargo, este artefacto complicado juega con una cierta ingenuidad, que se suma al genio total del film.

El fracturado antagonismo de imágenes animadas está particularmente bien jugado en Terrace 49 (2004), un triunfo de una película en la cual se desarrolla una narrativa como en espiral hacia abajo, donde los fragmentos de viejas historietas de superhéroes cobran vida con diferentes manipulaciones de otras imágenes en movimiento y debido a la intrusión de objetos comunes para proporcionar un efecto de “lupa”, algo que se reproduce nuevamente en películas como Ricky (2011). Geiser utiliza la animación digital y la manipulación del sonido como sus elementos principales, pero el resultado es bastante anacrónico para este tipo de uso particular de la imagen. Este método de trabajar lo nuevo para recuperar lo viejo trae a la mente a otros destacados cineastas experimentales que actualmente están en la misma línea, como Dalibor Baric, con diferentes resultados finales pero con un estado de ánimo compartido.

Además, el uso de fragmentos con imaginarios de lo femenino de la cineasta, que exploran un particular interés en el cuerpo como elemento de memoria, pero con una particular fragilidad que usualmente rompe con el uso de partes de memoria o manifestaciones fantasmagóricas. Sus “protagonistas” generalmente hacen un viaje a través de los caminos surrealistas de la mente, tratando de volver a conectar las piezas ocultas para reconstruir un rompecabezas particular de la psique. En Ghost Algebra (2009), Geiser describe el significado detrás del título: “la ciencia de restaurar lo que falta, la reunión de partes rotas” como un espacio unidimensional, pero desde la estereóptica de varios universos pequeños colisionando.

Este método aparece más refinado en cortos como Ricky (2011) y Kindless Villain (2009), que visitan la aparición de la infancia y el papel de la memoria y la fantasía infantiles, o como en Arbor (2012) y Kriminalistic (2013), que recurren al uso de imaginería encontrada en tiendas de segunda mano, o de fotos y libros de medicina para proponer un particular universo de fantasmas en un limbo de animación, y en Silent Sister (2016) y Look and Learn (2017), sobre meditaciones sobre el cuerpo y un catálogo de instrucciones sobre cómo leer este universo particular. Look and Learn particularmente toma una dimensión política al presentar a los escolares y las protestas políticas, que resuenan cerca a los eventos que gobiernan la agenda política de EE.UU. hoy en día.

Mención aparte son los fascinantes collages sonoros que acompañan cada pieza. En Look and Learn, Gesier menciona: “El collage de sonidos incluye bandas sonoras, alarmas institucionales, grabaciones de campo contemporáneas y fragmentos de discursos de 1965 dados en Berkeley Teach-In. Quizás, de algunos de estos estudiantes que se encontraron allí”. Este es un método que ha sido explorado desde el comienzo de su oficio, con diferentes colaboradores, y que le da a sus películas una dimensión espacial particular; otra manifestación de la fragmentación y de los usos que Geiser le suele dar.

El universo de Geiser es una manifestación experimental fascinante de la imagen en movimiento a través del uso de fragmentos, partes afiladas que penetran profundamente en el inconsciente.