Por Mariana Dianela Torres Valencia
¿Cómo se puede vincular el paisaje con lo musical del cine? Para reflexionar en lo anterior, en este ensayo se muestran los nexos formales entre el montaje cinematográfico del paisaje y la música partiendo de una película de Artavazd Peleshyán. Si el paisaje y el ser humano son una totalidad cíclica, el trabajo en el campo tiene una relación dialéctica tanto sensorial como rítmica con la naturaleza. Así la geografía y el clima se presentan como un ser-entorno en términos audiovisuales.
El cine permite registrar, manipular y expresar a partir de los paisajes de la naturaleza entendidos como un fragmento del mundo. Con esta idea fílmica y a partir de la reapropiación de secuencias de la película “Seasons of the year” (Artavazd Peleshyán, 1972), se propone un diálogo que relaciona la teoría del montaje a distancia y el archivo personal. Si con el montaje es posible una nueva relación de imágenes y sonidos, el sentido se presenta a manera de ejercicio autorreflexivo.
La música se enlaza con la representación de la naturaleza, a modo de una impresión cinematográfica de lo real. La idea ser humano-naturaleza va en conjunto con la música en correspondencia esférica y bilateral. Las imágenes de Peleshyán parecen ir siempre en movimiento, con ritmo visual y musical, ya sea porque la cámara se mueve o los elementos en cuadro lo hacen (animales, personas, el agua, los vehículos, etc.).
La cámara navega de manera vivencial, todo el tiempo en circulación: respira y se mueve con lo que captura. La música y los distintos paisajes sonoros transforman lo que vemos. El ritmo visual va en relación con el clima, como una sinfonía que tiene armonía desde su visualidad; por ejemplo, el sonido ambiental con la temperatura. La realidad percibida desde el cine de Peleshyán está vinculada a su noción de montaje a distancia, donde no hay choque de los planos contrarios; sino relaciones entre los planos de manera bilateral, de lo general a lo particular y al revés.
Este cine no actuado busca reflejar la realidad en un espacio-tiempo determinado por una cámara coreográfica que muestra una percepción audiovisual del mundo. Aquí el montaje es el centro de la puesta en escena. La luz deslumbra los planos en la oscuridad, las imágenes llegan a cierta blanquitud provocando contrastes secuenciales, a distancia.