PANORAMA: E AGORA? LEMBRA-ME DE JOAQUIM PINTO

PANORAMA: E AGORA? LEMBRA-ME DE JOAQUIM PINTO

Por Mónica Delgado

¿Cómo escapar de un simple diario de la enfermedad, más aún si se trata del VIH-SIDA, y evitar el melodrama o la victimización?  El portugués Joaquim Pinto, otrora sonidista, editor, cineasta, productor, animador, actor, etc., es ahora el director de su propia vida, a partir de un diario de sus tratamientos contra el VIH, lleno de viajes y cotidianidad, que involucra reflexiones sobre virus, curaciones, música, arte, y sobre todo cine y amor. Es inevitable que este balance esté lleno de menciones a amigos y sus recuerdos, como los vividos con cineastas como Joâo Cesar Monteiro, Raúl Ruiz, o el alemán Werner Schroeter, pero también las motivaciones por afirmar una cultura gay, a través de los lazos establecidos con personajes iconos.

E agora? Lembra-me de Joaquim Pinto comienza con un viaje, y cierra de la misma manera, atravesando carreteras o aterrizando de algún vuelo, ya que lo diario transcurre de un lugar a otro, pero para volver a la estabilidad que permite tener una casa de campo en las Islas Azores, lugar que se convierte en el espacio de unión familiar, establecido por Pinto, su pareja Nuno y su cuarteto de perros, excantante de una banda de metal, y con quien lleva una relación estable.

Pero lo singular de este documental, que recuerda al estilo de Chris Marker,  no está solo en la libertad con la que Pinto comparte su intimidad, sino en las revelaciones o ese detrás de cámara de un tratamiento necesario y urgente pero aburrido, doloroso o confuso. Pinto mira a la cámara y confiesa en «tiempo real» los efectos de esas medicinas que experimenta sobre su cuerpo, agotado, describiendo lo que el Interferon propicia en él, elaborando un escudo de defensas. Y así el cineasta comparte otras de sus inquietudes, ya a modo de vía de escape, o de simple necesidad de completar la vida que desea mantener y reavivar, llena de recuerdos y de estímulos, que se traducen también en esa fascinación por la compañía de Nuno, amante y amigo.

En este film de Pinto, hay una necesidad del entorno natural, y que se construye a partir de analogías con insectos, como la escena en que un abejorro arranca un pedazo de hamburguesa de un pan que come Nuno. Esa vuelta al origen queda también retratado en sus descripciones de la convivencia en el campo, con la siembra de los futuros alimentos, con las grabaciones de los sonidos para su siguiente películas, de las contemplaciones a una libélula o espantando a la mosca que se posa en el rostro. Universo que se confronta con la abulia de los viajes a Madrid, donde continúa un tratamiento que resulta más económico que en el mismo Lisboa, de despegues y aterrizajes, o de los viajes en auto hacia la capital, ir y venir a controles médico o tomas de análisis.

Pinto construye un relato intimista de su lucha contra el VIH y la Hepatitis B, y lo hace a través de una narración vital, entregada a captar los detalles de su entorno, y a plasmar la lucha como el más sublime de los actos, revisitando sus recuerdos asociados al cine, su gran pasión y motor, quizás con la aceptación de ser un testigo del dolor y lo irremediable, como aquella escena de El Joven Törles que ve en casa solitariamente.

Director: Joaquim Pinto
Guión: Joaquim Pinto
Música: Ludwig van Beethoven, WhoMadeWho, Jacques Ibert, Carl Maria von Weber, entre otros.
Fotografía: Joaquim Pinto y Nuno Leonel
Reparto: Joaquim Pinto, Nuno Leonel, Rufus, Rita Gomes.
Productora: PRESENTE / C.R.I.M.
Portugal, 2013, 164 min.