Por Mónica Delgado
Gracias a la plataforma Festival Scope muchos cinéfilos hemos podido acceder a algunos filmes presentados en Locarno 2016, como la argentina El Futuro Perfecto, ganadora del premio a mejor ópera prima, una obra de ficción con visos de documental que sigue el curso de una adolescente china recién llegada a la inmensa Buenos Aires.
En un poco más de una hora, la cineasta Nele Wohlatz propone un retrato sobre la migración donde los porteños apenas aparecen. Como en esas series animadas, o como en algunos films de Gus van Sant, donde los adultos no son mostrados, sino quizás solo escuchados o esbozados, para dar predominancia a un mundo de niños o adolescentes, y así hacer énfasis en un tipo de desconexión, en El futuro perfecto mostrarse perdido en la traducción implica dejar fuera a los habitantes de la capital argentina, e insinuarlos brevemente en este proceso de adaptación reflejado en el aprendizaje del español con métodos disímiles.
Xiaobin, de 17 años, describe en un español básico, en la primera escena de la película, cómo fue su llegada a Buenos Aires, en una suerte de entrevista que le hace una profesora de idiomas que se encuentra fuera de campo. Así va describiendo algunos momentos que veremos después: su primer trabajo en un supermercado, su relación con sus padres y hermanos, a quienes vuelve a ver luego de años, y sus sentimientos sobre sentirse tranquila en un entorno nuevo.
La entrevista se vuelve hilo conductor, no solo como parte testimonial del film, que por momentos va rompiendo la idea de lo meramente ficcional, sino que también cumple un rol de narración en off, que permite el gobierno total de la mirada de Xiaobin y su aprendizaje en un entorno extraño.
La alemana Nele Wohlatz, como cineasta que también vivió la experiencia del ser migrante, va mostrando a través de estas narraciones de Xiaobin y de sus interacciones para aprender el español, este deseo del futuro perfecto, y que al final de cuentas, se revela desde el título como una ambición irónica, transmitiendo pese a esta fragilidad que parece dar el desconocimiento del idioma, toda la fortaleza e independencia de la adolescencia.
Lo interesante de El Futuro Perfecto es ese retrato en fuera de campo de una Buenos Aires distinta, que se traduce en clases de idiomas para chinos, paseos por algunas calles con el nuevo amigo indio, o a través de los clientes que llegan al supermercado a comprar algo del fiambre que vende Xiaobin. En algún momento, Xiaobin, que adopta el nombre de Beatriz, observa a los pasajeros en un metro, y es el único momento donde la mirada se vuelve analogía del avance del idioma que lleva aprendiendo: conocer mejor el español implica abrirse también a este nuevo entorno de costumbres y usos sociales, que poco a poco se van asumiendo y que Wohlatz registra en planos fijos breves. Si el film arranca con una voz de profesora argentina en fuera de campo, luego este crecimiento de Xiaobin permite que Wohlatz vaya abriendo las tomas y permita acceder a los personajes no migrantes bajo otra mirada.
El Futuro Perfecto también tiene un lado lúdico, y que se centra en mostrar la capacidad del personaje por atrapar su libertad, en afirmar su independencia, a partir de varias posibilidades narrativas que se proponen a partir de la entrevista: ¿cómo imaginas tu futuro aquí? Xiaobin sueña con un futuro libre de padres, donde el aprendizaje del español cumple un rol vital y emancipador: el motivo amable y calmado de su crecimiento interior.
Directora: Nele Wohlatz
Reparto: Zhang Xiaobin , Saroj Kumar Malik , Jiang Mian , WANG Dong Xi , Nahuel Pérez Biscayart
Productora: Cecilia Salim
Fotografía: Roman Kasseroller, Agustina San Martín
Sonido: Nahuel Palenque
Edición: Ana Godoy
Compañía productora: Murillo Cine
Argentina, 2016, 65 min