PANORAMA: MALGRÉ LA NUIT DE PHILIPPE GRANDRIEUX

PANORAMA: MALGRÉ LA NUIT DE PHILIPPE GRANDRIEUX

Por Mónica Delgado

En Malgré la Nuit existe una permanente sensación de deja vu. Una vez más Philippe Grandrieux retoma los motivos en torno al cuerpo y su materialidad expuestos en sus trabajos anteriores, pero esta vez a partir de un triángulo amoroso disperso, y que permite explorar de manera frontal una tesis compleja sobre la unidimensionalidad de lo femenino: mujer, madre, esposa, amante, figura y paradigma.

En los films anteriores de Grandrieux, lo femenino ha estado representado desde la exacerbación de lo físico, en su misma corporeidad erótica, en su provocación o histeria disimulada, en su manera de mostrar el lado más frágil, sumiso y decadente frente a la rudeza y omnipresencia masculina. Incluso es posible caer fácilmente en una lectura misógina del cineasta sobre este entorno de mujeres subyugadas por hombres. A pesar de que en Malgré la Nuit, las mujeres lucen ensimismadas o dominadas por deseos extremos, permitiendo verlas como objetos y víctimas, lo que el cineasta propone aquí, de modo más claro que en sus anteriores trabajos, es la construcción de una mirada que va a ir conceptualizando esta angst física, y que será completada por cada uno de los personajes femeninos. No se trata de la mirada de alguien sobre las mujeres, sino de una visión de mundo donde todas ellas (de Sombre a Un Lac, por ejemplo) conforman un universo inalterable.

Lenz (Kristian Marr) es un músico londinense que llega a París en busca de una prostituta desaparecida, de la cual se ha enamorado. En esa búsqueda conoce a dos mujeres distintas entre sí: Helena (la actriz Ariane Labed como una enfermera casada, atrapada en rituales de violencia y sadomasoquismo que intentan borrar una pérdida) y Lena (Roxane Mesquida encarnando a una cantante indie e hija de un magnate quien le cumple todos los caprichos). Con ambas, la deriva de la búsqueda adquiere, gracias a una puesta en escena elíptica y con juegos de tiempo, la ensoñación de lo pesadillesco: París sufre la abstracción de la madrugada, la nocturnidad de los bosques revelan la voluptuosidad de amantes en éxtasis, o las calles de madrugada apenas se pueden ver ante la prominencia de rostros y miradas. Y nuevamente los cuerpos como medida de esta interpretación de un mundo que alienta la autodestructión, de víctimas y rendidos, de verdugos apenas esbozados.

Esta correspondencia o confrontación entre la angustia existencial de Helena y la fragilidad y terquedad de Lena, y el modo en que Grandrieux las superpone dentro del argumento, nos permite entablar alguna relación con algunas ficciones de David Lynch, donde las mujeres necesariamente son descifradas desde su alteridad con otras “yo” que funcionan a modo de espejos (como sucede en sus films de dobles Lost Highway o Mulholland Drive). En Malgré la Nuit, la configuración de un imaginario capital sobre la mujer y lo femenino lucirá al final unificado : la santa y la puta, la madre y la esposa, lo sagrado y profano, ya que todo lo visto conlleva a la composición de esta ilusión, como si se tratara de la revelación en pleno estado de gracia. Todas las mujeres en la sublimación y deseo de una sola.

La puesta en escena que Grandrieux elige para Malgré la Nuit permanece dentro de su estilo, lo va construyendo incluso desde la metáfora, acudiendo en marcadas ocasiones a la yuxtaposición o sobreimpresión de un mundo ya no sometido a la animalidad en ralenti de White Epilepsy o desde la visceralidad ante la presa de La Vie Nouvelle, sino desde la calma o fragilidad de peces o moluscos tentados por la carnada. Este estado de lo pulsional, reflejado en cuerpos desgastados y heridos por el tiempo, es mostrado también bajo la sensibilidad de la snuff movie (lo que por momentos recuerda a Demonlover de Assayas en la exposición de un mundo en crisis moral y corroído por el dinero), dotando a la cámara en mano, muy cercana a los personajes, de un nuevo sentido de intervención sobre los cuerpos que explora.

Si bien Malgré la Nuit vuelve de modo notable a los motivos del universo del cineasta, y contiene escenas brillantes donde el uso de la música agrega una atmósfera enrarecida, hay un aire de drama amor fou que tiñe al filme de un determinismo antojadizo, y que propicia la lectura de un mundo cerrado de reglas extrañas, lo que conlleva a desenlaces de resolución previsible. De todas maneras, un film de Grandrieux constituye una experiencia enérgica que permanece fuerte y violenta tras su visionado.

Dirección: Philippe Grandrieux
Guión: Philippe Grandrieux, Bertrand Schefer, Rebecca Zlotowski, John-Henry Butterworth
Reparto: Kristian Marr, Ariane Labed, Roxane Mesquida, Rebecca Zlotowski, Paul Hamy, Johan Leysen, Sam Louwyck
Francia, Canadá, 2015
150 min