PANORAMA: REDEMPTION DE MIGUEL GOMES

PANORAMA: REDEMPTION DE MIGUEL GOMES

Por Mónica Delgado

Cuatro epístolas, cuatro narradores y cuatro maneras de visualizar esos imaginarios, que van desde la textura de Super 8 hasta la yuxtaposición de la emoción psicodélica del footage. El portugués Miguel Gomes en buena forma propone con Redemption (Portugal, 2013) y en sus menos de 30 minutos, una lectura de la psique de cuatro personajes de la Europa de antaño, confrontadas a la crisis política actual.

En el primer episodio, al inicio en apariencia independientes, el cineasta nos ubica en Portugal de 1975, a través de la voz en off de un niño que relata la nostalgia y la ausencia de sus padres que viven en Angola, posterior al contexto de la Revolución de los Claveles. Imágenes de home movies con material de archivo de carácter etnográfico reflejan esa confrontación de la intimidad con un mundo en apariencia desconocido y exotizado. La mirada colonial. En el siguiente relato, un italiano anciano le habla a Alessandra, un amor de juventud perdido, mientras se ven fragmentos históricos de la caída de Mussolini y la recuperación industrial. En el tercer episodio, en París, un padre que tiene un cargo político le escribe a su hija que acaba de nacer y le augura un futuro económicamente estable pero donde no puede garantizar su presencia. Y en el relato final, una alemana  nos ubica en Leipzig de 1977, en el día de su boda, recordando sus días en Alemania del Este y sintiéndose culpable por no olvidar a Wagner y su Parsifal.

La identidad de los narradores, a quienes descubrimos en los créditos, y que encarnan ya a cuatro míticas personalidades que no vamos a revelar:  Jaime Pereira,  Donatello Brida, italiano y músico de una orquesta de tango portuguesa, Jean-Pierre Rehm, director del Festival de Documentales de Marsella, y la directora alemana Maren Ade, van a darle la cuota de humor y de construcción lograda sobre estas cuatro biografías ficticias, sentimentales y asociadas a las transformaciones sociales en cuatro países de Europa, en su decadencia y contradicción.

La naturaleza del corto parece sencilla, en su retrato a través del footage y en la composición de esas imágenes que construyen su propia memoria histórica y personal, sin embargo la intención va más allá para componer un ensayo con mucha ironía sobre la sensibilidad de un grupo de políticos poderosos y que lideran el futuro del continente en uno de sus momentos más cuestionables. Pareciera que se intentara buscar a partir de estos fragmentos de vida alguna explicación a determinados temperamentos actuales, en torno a una crisis moral o a su origen, aliado a un evento histórico trascendental, como la vida frente al muro de Berlín, el fin del fascismo o el problema de la migración y los efectos del colonialismo.

Gomes, en otro espíritu, a diferencia de sus anteriores filmes, se muestra aquí exquisitamente libre para «teorizar» sobre algunos síntomas en estas «estructuras de sentimiento» de la Europa de antaño y la actual, en su cinismo y estoicismo, provocando así una suerte de panfleto político, sutil y absolutamente inteligente.