PANORAMA: SOLOS DE JOANNA LOMBARDI

PANORAMA: SOLOS DE JOANNA LOMBARDI

Por Mónica Delgado

En una escena de la película peruana Solos, uno de los cuatro personajes señala que “el cine que la gente quiere no es el cine que nosotros queremos; entonces, no estamos escuchando…”. Se trata de una reflexión producto de una gira que lleva una película para proyectar de modo itinerante por plazas, parques y canchas en zonas rurales y que además fracasa por la falta de interés del público. La intención de llevar un cine distinto, fuera del circuito convencional, como si la vieja sublimación de la caravana adquiriera la dimensión de la empresa con pronóstico de ruina. Y la directora Joanna Lombardi plantea así con este grupo de personajes en viaje una gran metáfora sobre la ausencia de espacios para cine no comercial.

Solos gana más en interés desde su apuesta por ser una reflexión desde el metacine, que desde los códigos mismos de la road movie. En las películas de este subgénero, el aprendizaje suele darse en conexión con el entorno que se visita, con la convivencia breve de las personas que se cruzan, y que usualmente detonan algún tipo de emoción que hace que el viaje adquiera la calidad de aprendizaje. En Solos, sin embargo, los personajes parecen ya tener una idea preconcebida de este proyecto que los lleva por la sierra y selva central del Perú, y su pesimismo queda reflejado en las interacciones del grupo, en las conversaciones mientras duran las proyecciones que convocan quizás a un único espectador. Pese a este ambiente poco entusiasta, los cuatro jóvenes siguen por la ruta, como cumpliendo el compromiso de proyectar y nada más. El viaje solo les confirma lo que intuían.

Quizás es la primera vez dentro del panorama del cine peruano que un cineasta se detiene en pensar y repensar el modo en que una película se conecta con el público, sobre todo en tiempos en que los consumos dirigidos por los blockbuster de Hollywood han moldeado el gusto y las ganas de ver. “¿Crees que esta es una película para que la vean niños?”, interroga unos de los personajes mientras se proyecta un film en una plaza donde los pocos espectadores del pueblo apenas si han salido de sus casas. Nunca sabemos qué tipo de película es la que se proyecta, más bien siempre queda borrosa o fuera de campo, pero nosotros como espectadores asumimos que se trata de una obra de cine independiente tipo festival, que se suele catalogar comúnmente como “aburridas”, “lentas”, “soporíferas”, y que suele despertar repelencia en los circuitos de multicines y en los usuales consumidores de sus productos. Por ello, Lombardi recurre a esta figura de la película en funciones itinerantes para dejar en claro la falta de espacio, de lugar para este tipo de cine, pero la analogía va más allá y la posibilidad de ver al cine como una obra en permanente devenir, cambio, lejos de los deseos del espectador, se asoma.

¿Existe el cine sin espectadores? Esta interrogante aparece muchas veces a lo largo del film, y aquí vuelvo a la pregunta con la que abro este artículo, la que advierte la existencia de un “cine sordo” a los intereses o gustos del público, y que plantea un amoldamiento que los creadores se niegan o se resisten a  aceptar. Ante la ausencia de un público interesado, ¿el director debería ir a buscar a otra parte a esos que podrían estar interesados en ver algo diferente? El final de Solos plantea algo más duro aún: hacer que la obra persista, a como dé lugar, pese a esa silenciosa adversidad.

Dirección y Guión: Joanna Lombardi
Fotografía: Inti Briones
Edición: Eric Williams
Sonido: Rosa María Oliart
Dirección de arte: Daniela Talavera
Producción: Tondero
Intérpretes: Diego Lombardi, Rodrigo Palacios, Alberto Rojas Apel, Wendy Vásquez
Perú, 2014