Por Mónica Delgado
Las películas de Jacques Tati y Serge Bozon tienen en sí poco que ver, pero hay algo en Tip Top, en su simetría en la puesta en escena, así como en esa concatenación de juegos discursivos, que me recuerda a la racionalidad con la que el director de Mi tío llevaba a cabo una empresa coreográfica de enredos. En Tip Top, los espacios, diseñados bajo el cromatismo de azules, turquesas y blancos, que de pronto se ven alterados por pequeños “estallidos” de rojo (una flor, una fruta, una gota de sangre), permiten a los personajes situaciones de repetición o motivos, que aluden a determinados tópicos que Bozon marca desde el inicio: la atracción y repelencia de pares/las parafilias/dicotomía hombres y mujeres en lugares comunes: el pasillo del hotel, las habitaciones, el auto, la base policial. Y como en Tati, existe ese indispensable relación entre el espacio y lo que sucede, en una sincronización cuasi matemática, libre de impulsos, aunque como siempre sucede en Bozon, este orden no durará mucho y quedará liberado.
Como en las obras de inspiradas en el teatro del absurdo, aquí dos o tres personajes (un pareja de policías: Isabelle Huppert y Sandrine Kiberlain) van a ser el meollo de la puesta en escena a partir de diálogos surreales y dislocados, y que en Tip Top se desarrollan dentro de los recursos del cine negro y del suspenso (e incluso el musical, al estilo de Mods), donde se huye de esa búsqueda racional de pistas, para enfocarse más en el trasfondo histórico colonial y las suculentas pasiones de las dos detectives: el masoquismo y el voyeurismo (acaso también lecturas “psiconalíticas” de este episodio franco-argelino).
El filme arranca como una investigación, claro, algo sui generis, de la muerte de Farid Benamar, un expolicía argelino e informante en la localidad de Villeneuve, cerca de Lille, y cuyo sitio de asesinato aparece como si se tratara de un lugar de culto, y al que todos llaman Plage du Lac. El caso es encargado a estas dos detectives que parecen el agua y el aceite, sobre todo porque Bozon se aparta del arquetipo de los investigadores sabueso y apuesta más por una tipología lerda, más al estilo de Laurel y Hardy. Ya en el pueblo, despiertan desconfianza entre todos los hombres, sobre todo policías, que viven en ascuas frente al tema argelino, posición que va a aparecer a lo largo de la película como una ligazón simbiótica e inevitable. Sobre esta relación Argelia-Francia, Bozon establece varias correspondencias, tanto entre policías e informantes, entre Esther (Huppert) y su esposo argelino violinista, entre Sally (Kiberlain) y el espía argelino Mendes (Aymen Saïdi), pero también con el vecino del cuarto de enfrente, y en situaciones que no lucen del todo saludables, o en todo caso que se suceden inmersas en un clima de ironía que hacen de Tip Top un filme en total coherencia con una cinta como La France, al proponer una tesis histórica de atracciones y repelencias, pero aquí desde lo colonial y su psique.
Director: Serge Bozon
Guión: Serge Bozon, Odile Barski, Axelle Ropert
Reparto: Isabelle Huppert, Sandrine Kiberlain, François Damiens, Samy Nacéri, Karole Rocher, François Négret, Aymen Saïdi, Elie Lison, Saïda Bekkouch
Fotografía:Céline Bozon
Montaje: François Quiqueré
Música: Roland Wiltgene