Por José Sarmiento Hinojosa
Los 28 minutos de Walker, pueden resumirse en una frase: Un monje budista camina a paso obligadamente lento por las bulliciosas calles de Hong Kong, hasta llegar a su destino y comer pausadamente lo que parece ser un sandwich de queso. Walker nos reencuentra con el trabajo del taiwanés Tsai Ming-Liang después de su última obra maestra, Visage (2010), película comisionada por el Museo de Louvre y el primer encuentro del director con Francia. En contraste con su anterior trabajo, en Walker destaca el minimalismo de puesta en escena y de hilo narrativo: Un Tsai desnudado de todo elemento simbólico, coreografías musicales, escenas homosexuales, interludios repentinos y todos aquellos elementos que han hecho memorables películas como The Wayward Cloud, The Hole, I Don’t Want to Sleep Alone, What Time is it There, entre otras.
Lo que permanece en Tsai, y que esta vez se asocia con una fijación denotada en el budismo, es la experiencia de la alienación humana, la meditación sobre los espacios urbanos y la búsqueda humana de espiritualidad, no enfocada quizá en la desesperada búsqueda de afectividad que marcaban las escenas de El Sabor de la Sandía, sino orientada al sam?dhi budista: La concentración, meditación y la conciencia del mundo exterior que se despliega fuera de uno mismo. En este contexto, Lee Kang-sheng representa a un monje que parece flotar por sobre las calles de Hong Kong, sobre los abarrotados espacios urbanos que parecen asfixiar a la población. Este ritual de «desaceleramiento» hace aún más notorio el entorno por el que se despliega el cineasta: La sobresaturación de colores, luces, gente, ruido, lo urbano frente a lo espiritual. Tsai logra atraparnos en esa burbuja que es el recorrido de Kang-sheng durante los 28 minutos de duración del film, provocando una concentración casi meditativa que cierra con el humor característico del cineasta.
Sin duda una obra de transición, Walker no deja de tener el mérito de ser un cortometraje magistralmente realizado, una reflexión sobre la velocidad de nuestros tiempos y la permanencia del ritual evocativo y la espiritualidad humana en el siglo XXI.
Dirección: Tsai Ming-Liang
Producción: Chen Kuan Ying
Cast: Lee Kang-sheng
China, Hong Kong
2012