Por Mónica Delgado
De un tiempo a esta parte los masterclass de cineastas en los festivales o muestras se han convertido en pastillas para el alma de los interesados en hacer cine, sobre todo jóvenes. Un “Do it yourself” mezclado con cierta pedagogía espiritual y cultura del emprendimiento se hace patente en los testimonios y anécdotas de cineastas que buscan dejar una evidencia de su profesión. Así, los cineastas se vuelven entes modélicos, en materialización de diversos pasos que los llevaron a esa cumbre de la historia del cine. Ya no se trata de contagiar aprendizajes desde lo técnico o teórico, sino aludir a diversas estrategias de superación, donde el cine luzca como meta personal, donde importa alcanzar el éxito (léase reconocimiento en festivales, obtención de fondos para producción, por ejemplo). Chocolates visuales para el alma. ¿El masterclass de Zhang Yimou escapó a eso? Fue distinto, eso sí.
Este año, el reconocido cineasta chino Zhang Yimou es el invitado estelar de la tercera edición del Festival de Cine de Pingyao. Esta visita no solo ha permitido visibilizar la necesidad del festival para reafirmar y homenajear el trabajo de uno de los cineastas más emblemáticos del cine chino de los últimos treinta años, sino para ayuda a establecer correspondencias entre las nuevas generaciones de cinestas y los jóvenes interesados en hacer cine con este gran ejemplo de alta proyección internacional y de producción a gran escala.
Zhang Yimou, además, es nacido en la provincia de Shanxi, región donde se realiza este festival, por ello, este retorno no solo tiene un valor cultural, sino que se vuelve inspiración para el surgimiento de cineastas en este territorio. Por ello, quizás no resulte extraño que Yimou haya convocado a una gran masa de adolescentes y jóvenes, interesados en hacer cine. De todas maneras, en la historia de las masterclasses, este cineasta ha logrado convertir la conversación entre cineastas, ya que en la mañana del evento estuvo en el panel otra gran celebridad china, el cineasta Jia Zhang-ke, en una demanda urgente. La gente quiere conocer y aprender de sus cineastas.
El director de Sorgo rojo o La casa de las dagas voladoras, indicó en sus intervenciones, ante varios cientos de asistentes (tanto que el auditorio inicial tuvo que ser cambiado por uno más amplio), que “El cine es algo que, una vez que lo empiezas, nunca para. Como cuando era una persona joven de mi generación, teníamos una creencia y certeza: nunca perderíamos el tiempo. Por ello, me convertí en una de las personas más ocupadas en la industria del cine. Todos los años emprendía una nueva producción, si no era así, sentía que había desperdiciado mi año. También me puse en disponibilidad en nuevos proyectos, lugares de trabajo. Felizmente he sido lo suficientemente afortunado para dedicarme a ello, pues de todas las oportunidades que tuve, las que más amé fueron mis oportunidades en el cine”, indicó el cineasta ante una pregunta de Jia Zhang-ke, el director de Ash Is Purest White o Platform.
Yimou también dijo que se sentía desde siempre muy atraído por el cine, ya que quiso contar historias a otros y en distintos contextos, formas y narrativas. “Aún siento que el hacer buen cine es un objetivo mío distante y permanente. Esa es mi forma de pensar. Siempre me cuestiono a mí mismo, hasta ahora, tal como muchos jóvenes se cuestionan también. ¿Es mi nuevo filme mejor que el anterior? ¿Será mi próximo film bueno? Creo que hacer buen cine es algo importante para mí y por eso pongo la valla en una posición muy alta. Mientras más películas dirija, más complicado se volverá para mí hacer buenos filmes en el futuro. Es fácil hacer un filme, pero difícil hacer un filme realmente bueno. Mucha gente tiene distintos criterios sobre lo que quiere ver: yo superpongo mis criterios para proponerme ser un mejor cineasta, no planeo detenerme en un lugar en particular, y estoy listo para ir adelante, no importa el rumbo que este sea, distintos estilos, o distintos equipos. La creación es parte de mi vida”, sostuvo.
El cineasta llegó al corazón de la platea con la siguiente afirmación: “El cine es el llamado interno que nos hace avanzar. No lo hacemos por fama o fortuna, lo hacemos simplemente porque lo amamos. Mucha gente que recién empieza dice “este es un trabajo tan duro, ¿por qué quiero dedicarme a esto?”. Creo que otros directores también han escuchado lo mismo. Pero es una llama que siempre está presente en nuestros corazones, así nuestros filmes no sean muy visibles o que no se vean por mucha gente, a pesar de todas estas frustraciones, la llama en el corazón del cineasta está siempre encendida y este es el espíritu del cine”. Directo al alma.
Jia Zhang-ke le preguntó sobre sus primeros films, indicando que pudo notar que los excesos de creatividad y pasión iban por un lado, y la madurez de los mismos, por otro. ¿Cómo fue que te entrenaste? ¿Qué películas viste para obtener esta sofisticación, inclusive de los primeros filmes que dirigiste?, preguntó. Yimou respondió que en esos años de estudio, la universidad era muy abierta y los profesores retomaron sus labores luego de la Revolución Cultural. “En los cuatro años que estuve ahí, aprendí muchas técnicas básicas de los profesores, pero en realidad estuve más influenciado por la sociedad reformada y los distintos cambios del contexto, que me impactaron mucho. Para mis primeros films, tendía a mostrar cierto nivel de madurez; eso tiene que ver con un par de cosas: en primer lugar era el tiempo donde vivíamos, un periodo en el que China estaba reconstruyéndose y la gente reflexionaba acerca de lo que había vivido. También había cierto interés compartido en los campos del pensamiento y la cultura, así que el arte prosperó: no solo el cine, sino también en las bellas artes y la poesía. Todo fue resultado del momento en que vivimos, nos hizo pensar más que en otras épocas como la presente”, dijo el cineasta de Shanxi.
Yimou continuó y dijo que esos primeros films tuvieron ese impulso debido a una segunda razón, su personalidad: “prefería morir antes de dejar de sorprender a otros. Así que siempre busqué encontrar algo creativo y único en todo lo que hacía. Quería contar historias distintas, de formas distintas. Además las audiencias de mis filmes, trataba de no pensar en cosas como el casting o las dificultades técnicas para poder ser realmente creativo. Es difícil ser creativo, ya que hoy en día casi todo ya sido ya probado por otra persona. Pero he sido bastante terco tratando de trabajar mis imágenes, música, todo. Por ejemplo, cuando hice Sorgo rojo, había un solo de trompeta en el score, y le pregunté al compositor por qué no podíamos tener más trompetas, un número grande, y me respondió que eso iba a ser demasiado ruidoso. Yo dije ¿ruidoso?, bien, hagámoslo. Luego que producimos la música, me encontré en este ambiente de docenas de trompetas gritando como una multitud en una era realmente grande y ocupada: esa era la verdadera forma en la que quería hacer las cosas para mover a mi audiencia. Cosas como esa me permitieron mostrar mi verdadero yo”. Y así fue como llegó una ovación.
Sobre la pregunta de qué le parecía el cine actual de los jóvenes realizadores en China, Yimou sostuvo que “siempre presto atención a los primeros films de otros cineastas, porque ahí pueden mostrar quienes son realmente. Y estos filmes también me muestran las características principales de estos cineastas”.
Yimou también afirmó que no pretende ser un maestro, “solo quiero permanecer joven de corazón. Aún a mi edad es difícil hacer una película perfectamente hecha y madura. Ya que no puedo hacerlo, intento hacer algo distinto. Hago filmes distintos y de características únicas, así es como veo mi trabajo”.
Comparto un fragmento de la conversación sobre Codename Cougar, de 1989, y sobre Esposas y concubinas (1991):
Jia Zhang-ke: En tu siguiente filme, Codename Cougar utilizaste un espacio cerrado, la cabina de un avión, algo difícil de lograr, sin embargo perfectamente logrado. Luego en tu siguiente filme, Esposas y concubinas, escogiste otro espacio cerrado: el patio de una mansión, donde lograste producir imágenes ricas y efectos visuales, descubriendo la bella arquitectura del local, incentivando inclusive el turismo local. Quería saber ¿qué le haces al espacio para aumentar la belleza del lugar y evitar el aburrimiento visual?
Zhan Yimou: La novela original estaba situada en el sur, sin embargo yo estaba más familiarizado con la provincia de Shanxi, ya que la conocía bien. Estaba fascinado con la arquitectura del patio y decidí hacer el filme ahí, ya que me dije “si no hago un filme aquí, otros lo harán”. Decidí hacer la historia en este espacio, reubicando el contexto del sur en el norte. Quizá por eso el autor de la novela se molestó un poco, porque pensó que le había quitado ese sabor sureño a la historia. Pero es cierto, había pocos turistas en la zona y se restringía el acceso a mucho de los lugares donde filmamos. Es así que pensamos cómo queríamos retratar el lugar y decidí ubicarme en la terraza del segundo piso y traté de imaginar la imagen que quería crear y la conversación que quería concebir. Adapté la historia de la atmósfera en simbolismo, introduciendo la rutina del encendido y apagado de linternas en la noche, creando un ciclo diario. También le dije a mi fotógrafo que no moviera la cámara para nada, que lograra un plano estático que me permitiera demostrar un estilo.
Lo que vimos en ese filme fue solo a una dama con su sirvienta, las pequeñas cosas, sutilezas que suceden durante esos días son representadas de manera simbólica, buscando las imágenes y estilos que nos sentaran mejor. Cuando comparas Sorgo rojo y Esposas y concubinas ves dos cosas totalmente distintas. La primera es acerca de lo salvaje y la libertad, la segunda acerca de la supresión, los rituales, y la lucha de la humanidad.
Creo que hoy en día hubiese sido un poco menos extremo, porque a pesar de siempre estar buscando la creatividad, mientras más filmes hago tengo más preocupaciones, así que hubiese evitado los extremos. Pero en ese momento elegí ser atrevido, elegí ser extremo y poco cuidadoso, y por ello desarrollé dos películas distintas.
Jia Zhang-ke: Esposas y concubinas es un film bello muy involucrado en la forma y el contexto de la vieja China, pero luego de eso, dirigiste Qiu Ju, una mujer china, una ficción al estilo documental realista en el contexto de la nueva China, en 1990, lo que fue algo revelador, ya que los documentales del momento estaban más orientados a la información y no a mostrar esa China. ¿Qué te motivo a utilizar ese estilo para Qiu Ju, una mujer china (1992)?
Zhang Yimou: La historia original de este filme fue escrita por un guionista muy famoso, la adaptamos a una historia muy realista de China. El tema es que esto ya había sido hecho antes, así que una noche antes de filmar, nos reunimos con el equipo a conversar sobre qué estilo queríamos en particular para este filme, y se nos ocurrió el estilo documental. Todos estuvimos muy animados con esta decisión, utilizamos una cámara de 16mm en un estilo muy particular y cámaras y micrófonos escondidos para producir este efecto y ángulos particulares. Así que empezamos a filmar sin guion, lo cual frustró mucho al guionista, pues para él su trabajo sería desguasado, pero decidimos hacer nuestra verdad, en nuestro estilo cinematográfico escondido, en estos lugares de China, quería esconder la cámara para encontrar la verdad. Escondía cámaras en cajas de cartón con otros elementos para dar esta sensación de veracidad. Fue un ambiente muy impredecible. Y además, tuve que lidiar con todos los aldeanos, acostumbrarlos a esta atmósfera de filmación, utilizarlos como camarógrafos, directores de foto, filmarlos a todos. De esta manera, conseguí el ambiente que necesitaba.