Q & A: XURXO CHIRRO

Q & A: XURXO CHIRRO

Xurxo González, o Xurxo Chirro (España, 1973), tal y como suele firmar sus trabajos, es licenciado y doctor en Historia del Arte, es crítico e investigador de cine, además de contar con una larga trayectoria como promotor cultural. Pero antes que nada es el director de Vikingland, (2011), una película que recupera las grabaciones de marineros gallegos en un ferry que navega por tierras nórdicas entre 1993 y 1994. Una cinta sobre el acto (y sensación) de verse filmado, a partir de un material revelado, tal y como lo denomina el mismo director. Xurxo Chirro nos cuenta de su experiencia en este trabajo que destaca en el panorama del nuevo cine gallego.

 Por Mónica Delgado

 Desistfilm: El material encontrado propició hacer tu primer largometraje. ¿Cómo fue el proceso de esta manipulación, como muy bien señalas en los créditos de la película?

Xurxo Chirro: No es exactamente material “encontrado”, yo prefiero denominarlo como “revelado”. Mi idea no fue contar una historia diferente a la que ya contaban las imágenes sino que quería contar la misma, eso sí, amplificándola. Mi trabajo fue de negación, de estudio, selección, de eliminar secuencias que por diversos motivos no encajaban y también, claro está, en darle un sentido para potenciar la historia originaria.

D: En Vikingland existen actos primigenios sobre el hecho de verse filmado. Personajes/personas filmadas que se muestran como niños ante el ojo que los registra, esa suerte de ingenuidad o pérdida de inocencia convierten al filme en la recuperación de una sensibilidad perdida, nostalgia de los primeros años del cine, quizás, es decir una fascinación por esa tecnología que se descubre. Me recuerda al niño que se mira por primera vez en el espejo, ¿cómo es que decidiste que estas escenas persistieran de toda la grabación que tenías? ¿Cómo traduces tú esta mirada sobre alguien que quiere exhibirse también?

XCh: Cuando visioné las imágenes por primera vez pude ver que se parecía mucho a los orígenes del cine, a los Lumière, a Méliès … Pero curiosamente también pude ver parecidos con James Benning, con Peter Hutton… Al final me vino a la cabeza lo que decía Oliveira de que cuanto más te remontas a los orígenes más incrementa la modernidad porque te deshaces de aderezos y artificios retóricos. A mí me interesaba todo ese dispositivo de Luis (el personaje) filmándose, toda esa parafernalia, esos descubrimientos, esas miradas… Esto sumado a la deriva tecnológica (Hi8, vhs, Minidv, avi, dvd, dibeta) hace que salga a la luz toda una densa reflexión sobre la imagen. Probablemente este sea uno de los atractivos de Vikingland. No solo se muestra el trabajo de un marinero, sino el trabajo de grabarse trabajando y, a su vez, es una invitación muy exigente a que el público haga su trabajo de espectador. Ya en esta última fase es importante hacerse preguntas: la naturaleza de la imagen, la construcción de la mirada, la relación del hombre y la cámara, debates de autoría, estética tecnológica, fragilidad de la memoria, etc.

“Probablemente Vikingland sea una de las películas más gallegas, y curiosamente sucede fuera de Galicia, una suerte de Galicialand. Uno se puede aproximar al espacio de dos formas: incorporando elementos de familiaridad desde la vivencia del lugar o desde el movimiento, desde la distancia, desde la ausencia”.

 

D. Hay una conversación capital, que es la de la cena de navidad, porque refleja las disyuntivas sobre la identidad, el viaje, el ser marinero, las mujeres, el país, y es quizás el momento de comunión más cercano. Este “ser gallego” que se discute, sobre todo ante oposiciones (el portugués, el inglés), ¿corresponde precisamente a ubicarnos con este peculiaridad, con esta preservación de lo que se está perdiendo? (y siento que hay mucho de eso en el cine español actual, el tema de la identidad, la tradición, lo social).

XCh: Sí, esa es la secuencia clave, por explicativa. Sabía que sobre ella tenía que gravitar la película. Es una secuencia muy hermosa y muy sentida, muy a lo John Ford: con la ceremonia, el rito, microcosmos masculino, confraternidad. Existe esa circunstancia de oposiciones que es normal en lo gallego, ya que es una cultura e identidad que intenta sobrevivir al peso de las culturas avasalladoras y dominantes. Y aquí sale a relucir dos aspectos interesantes del “ser gallego”: el humor (“retranca”) y la saudade. Probablemente Vikingland sea una de las películas más gallegas, y curiosamente sucede fuera de Galicia, una suerte de Galicialand. Uno se puede aproximar al espacio de dos formas: incorporando elementos de familiaridad desde la vivencia del lugar o desde el movimiento, desde la distancia, desde la ausencia. Esto sale a la luz en Vikingland, curiosamente en esta secuencia los protagonistas comienzan eufóricos y acaban tristísimos preguntándose por cómo lo estarán pasando los suyos. Anhelar estar en un sitio donde no se está es lo que le pasa a la mayoría de los emigrantes y, también, al espectador cinematográfico.

D: Vikingland es una película sobre el acto de filmar en sí, está el espacio en movimiento, está la percepción del transcurso del tiempo, la trayectoria. ¿Cómo ves el uso del VHS en este propósito?

XCh: (Más o menos a esto contesté en una pregunta anterior). Yo sabía que todos estos elementos pro-fílmicos me servirían de “flotadores” a lo largo de la película. Yo siempre quise respectar el material original. Cuando no sabía qué hacer le preguntaba al material. Muchas veces hay que esperar a Luis para cortar el plano. Yo creo que fui muy honesto con el material de partida y no quería traicionar los múltiples aspectos que la memoria arrastraba. En este sentido Vikingland ofrece muchos estratos. Mi interés no solo estaba en el documento, si no en cómo se realizó el documento, quién lo hizo, cémo se fue alterando el documento con el paso del tiempo histórico, mi manipulación y como se lee ese documento en la actualidad.

D: El invierno y el hielo es otro personaje. La película pareciera que fluyera precisamente para llegar a esa blancura, a ese hielo. ¿Cómo fue esta idea en el montaje del filme?

XCh: En otras versiones había un capítulo dedicado al “puerto”, pero hacía algo de sol y no me convencía para la evolución dramática. Existe una progresión, frío, nieve, hielo, blancura… El invierno duro juega un papel, de secundar los seis meses seguidos en los que estaban los marineros trabajando durante este ciclo. Quería que este clima acompañase su hastío y su cansancio. Llega un momento en que el barco está parado por el hielo y la película se ralentiza. Esto, sumado al trabajo duro y repetitivo de los marineros, hace que nos encontremos con una experiencia límite. Lo blanco es lo que todo congela y destruye. Las últimas imágenes del hielo se resquebrajan y, a su vez, se rompe la película y la pantalla. El hielo viene siendo una metáfora de la fragilidad de la memoria, de cómo estas imágenes se ven casi por un milagro, ya que la película (magnética) estuvo a punto deshacerse por el paso destructor del tiempo o de tirarse a la basura. Como este episodio, como sus protagonistas, estuvieron a punto de perderse para la Historia.

“Pero no se puede hablar de un Nuevo Cine Español porque no hay contactos entre Cataluña, Madrid, País Vasco, Andalucía…”.

 

D: ¿Quién es Luis, el personaje más fascinante de la película?

XCh: Probablemente el efecto especial de Vikingland sea Luis. Un personaje “bigger than life” con un carisma espectacular. Un hombre curioso que compró una cámara para grabarse y que, generosamente, quiso compartir haciendo copias para los otros marineros gallegos de la tripulación. Al principio juega con la cámara pero al final, se olvida de ella y la cámara se vuelve casi autónoma. Me interesaba mucho destacar la focalización de Luis ya que su visión y sus comentarios definen muy bien la realidad que lo rodea. Luis es como un moderno Ismael. Primero fue el quien contó la historia y luego la conté yo.

D: ¿Consideras que existe un nuevo cine gallego?¿Cómo te ubicas dentro del cine español actual?

XCh: Sí, creo firmemente que existe un nuevo cine gallego. Actualmente en España existen focos de creación que son parecidos por el contexto: cambio de modelo de producción, los referentes proceden de la banda ancha, acceso a la tecnología, nuevas propuestas narrativas, valoración de la intimidad.  Pero no se puede hablar de un Nuevo Cine Español porque no hay contactos entre Cataluña, Madrid, País Vasco, Andalucía…  Si podemos hablar de Novo Cinema Galego porque -a parte de la recurrida heterogeneidad de las propuestas y el trato de temas contemporáneos y universales-, hasta hace poco había un inteligente apoyo de la Xunta de Galicia directo al creador (axudas de talento), hay apoyo de la crítica local, los creadores compartimos proyectos, nos prestamos equipos, colaboramos entre sí, intercambiamos asesoramiento, aprovechamos contactos para dar a conocer otros trabajos e, incluso, hacemos actividades para sociabilizar. Obviamente a mucha gente esta etiqueta puede resultarle una provocación pero cumple perfectamente su objetivo de dar visibilidad a lo que está pasando en Galicia. Y respecto a mí, probablemente esa inercia creativa influyó a que me pasase al campo de la creación. Todos me influyeron mucho porque estuve en contacto con todos ellos desde el inicio. Pero si hay algún cineasta que me marcó de manera determinante en como hacer las cosas ese fue Alberte Pagán.