Por Aldo Padilla
A pesar de la enorme maquinaria del cine de la India, son pocas las películas desde aquel subcontinente que se pueden ver en el circuito regular de festivales, lo que indica un proceso muy endogámico, basado en un consumo interno que se autoabastece, y que no da pie a incentivar al cine de autor. Dos excepciones de los últimos años que incluso llegaron a los cines comerciales fueron Court (2015) y The lunchbox (2013), dos obras citadinas alejadas del casi infinito espacio rural indio, caracterizado por sus distintas tradiciones politeístas y su pluriculturalidad, donde las lenguas se confunden y que conviertan al territorio en una Babilonia contemporánea.
Sexy Durga está ambientada en medio de la festividad Durga Puja, en alguna zona no definida del sur de la India, donde en clave de documental etnográfico la cámara de Sanal Kumar Sasidharan se mueve buscando la naturalidad en medio de hombres suspendidos en el aire, purificándose en un río y caminando sobre brasas, y donde la principal homenajeada es la diosa Durga, figura que contrasta con la ausencia de mujeres.
El cambio de registro hacia la ficción se da de manera brusca, y del colorido y ruidoso festival, se divisa una oscura carretera, donde una mujer llamada Durga espera ansiosa a un hombre que llega en una moto, para iniciar una huida de alguna fuerza desconocida -que no se explicará en ningún momento- bajo el único argumento de tomar un tren con rumbo desconocido y a una hora totalmente inusual.
A partir del momento que una furgoneta los recoge comenzará un metraje con muchas reminiscencias al Funny games (1997) de Haneke, en el cual los hombres que brindan la supuesta ayuda, acosarán de distintas formas a la pareja fugitiva. El escape y reencuentro serán constantes en una suerte de juego un poco forzado de parte del director, pero que llevará a una idea de destino de la pareja que no se podrá librar de sus captores no forzosos.
Uno de las disyuntivas en la película es el rol de la mujer en la sociedad india, ya que por un lado está toda la adoración que se le profesa bajo sus formas divinas, pero en contraposición esta todo el maltrato evidente manifestado en la mujer que escapa en medio de la noche. Además, que el factor regional aumenta dicho maltrato, ya que la protagonista cuya lengua es del norte, no logra entender toda la violencia verbal de los varones que la rodean, y que debe ser traducida por su pareja. La Babilonia india hace que la mujer se sienta extranjera en su propio país, agobiada por el entorno machista, por la maquinaria gubernamental que en este caso se refleja en la policía, y presionada cuando sale de su entorno, donde la comunicación se le hace cuesta arriba.
El film cae en la crueldad como forma de concientización de la realidad femenina india, que se lleva a una cima a base de máscaras demoniacas y a rock pesado, y así incursionar en un camino poco sutil que expresa la obviedad del difícil camino de la pareja, recordándonos los métodos usados en las torturas de soldados americanos que salieron a la luz, a fin de mostrar los viles recursos usados en pos de obtener información en medio de la guerra. Una recriminación similar sobre la crueldad usada en sus films se realizó a Haneke en su momento, que se justificó por la violencia que inunda los medios y del cual miramos sin inmutarnos. En el caso de Sexy Durga el elemento de la música pesada, saca al espectador totalmente de la película, principalmente por parecer un elemento muy ajeno a la idea común que se tiene de India, pero al detectar el idioma local en las letras de las canciones, se puede entender como parte del ciclo del film, la búsqueda del énfasis de la crueldad mediante la desconcertación, para lograr la empatía con la confundida Durga, la diosa que al mezclarse con los humanos es tratada como una de ellos, con el mismo desdén y violencia, con el que deben afrontar las mujeres día a día.
Bright Future Competition
Dirección: Sanal Kumar Sasidharan
Producción: Aruna Mathew, Shaji Mathew
Reparto: Rajsree Deshpande, Kannan Nayar, Sujeesh KS, Baiju Netto, Arun Sol, Vedh, Bilas Nair, Nistar Ahamed, Sujith Koyikkal, Vishnu JIth
Músic: Basil Joseph
Fotografía: Prathap Joseph
Edición: Sanal Kumar Sasidharan
Productora: Chithranjali Studio Complex
India, 2017, 87 min