Por Mónica Delgado
En Lumina, los espacios son los protagonistas. Poblados derruidos, en escombros, donde sus ruinas despiertan fascinación y atracción, puesto que son explorados desde la perspectiva y clima de una ensoñación distópica. Fisonomías de un pasado irrecuperable o la materia de una memoria hecha de restos, de fragmentos. Hay un poder especial en estos lugares deshabitados, como si los hubiera afectado alguna catástrofe, sobre todo porque la mirada que los atraviesa está en una búsqueda de una identidad, de algo que estos territorios apenas dejan entrever.
Sin embargo, este segundo largometraje del cineasta italiano Samuele Sestieri no está planteado como algún documental de espacios o de paisajes (bajo la atmósfera de los tiempos de pandemia, de ciudades o pueblos en cuarentena), sino como parte de una ficción de aliento pesimista, a partir de la aparición de una mujer que aparece desnuda en una playa como venida de otro mundo, y que encuentra en un edificio abandonado un teléfono celular. Este dispositivo se convierte en un artefacto modulador de emociones, ya que a partir de su contenido, extractos de una relación amorosa de tintes románticos, la mujer extraña asume un lugar en el mundo, o en todo, comienza una educación sentimental mientras deambula por edificios, catedrales o bosques arruinados. En este sentido, el film es una alegoría, o varias, sobre
El aprendizaje de esta mujer misteriosa, que a lo largo del film apenas pronuncia algunas frases, se tamiza desde lo que va captando de videos y fotos de un intercambio entre dos amantes que ella desconoce. Los videos aparecen como la irrupción de lo anacrónico, o en referencia a un futuro en un terreno desolado y casi libre de personas. Pero, más allá del modo pretencioso en que Sestieri estructura este drama apocalíptico, que apela al reconocimiento de un amor en medio del desastre, y de la mujer como catalizadora de todo ese aprendizaje afectivo, lo que Lumina logra es introducir una puesta en abismo, mise en abyme, de sueño dentro del sueño, como si la protagonista saliera de un estado de elucubración para salir y entrar en otro. Y el modo en que se articula este mundo de sueños y realidad, dentro de una propuesta de ciencia ficción, es que logra mejorar hacia al final, cuando aparecen imágenes de infancia de la protagonista, a punta de home movies y demás recuerdos en celuloide o video analógico.
Registrado entre Basilicata y Lazio, en Italia, en Lumina hay reminiscencias a algunos personajes de mujeres en búsqueda de algunos films de Sharunas Bartas, aunque prime una duda existencial con aliento poético a lo Terrence Malick, que puede resultar cursi o forzado. Un film de climas luctuosos, empeñado en la exasperación de querer encontrar la belleza en lo olvidado, derruído y presto a desaparecer.
Bright future
Director: Samuele Sestieri
Guion: Pietro Masciullo Samuele Sestieri
Fotografía: Andrea Sorini
Edición:Fabio Bobbio
Música: Virginia Quaranta
Reparto: Carlotta Velda Mei Matteo Cecchi Laura Sinceri Vasile Morosan
Italia, 2021, 105 min