ROTTERDAM 2023: SUNSHINE STATE DE STEVE MCQUEEN

ROTTERDAM 2023: SUNSHINE STATE DE STEVE MCQUEEN

Foto: Agostino Osio

Por Mónica Delgado

No cabe duda que percibimos al Steve McQueen de potencia creadora y reflexiva, política y punzante, sobre todo en sus videos instalaciones. Si bien tiene una fama ganada debido a las nominaciones y premios del Oscar, al circuito de festivales o por su labor en series como Small Axe, la faceta artística del cineasta londinense es la más compleja y retadora. Desde Bear (1993) mostró interés en el 16mm y en los códigos del cine silente y underground, para profundizar en lógicas marcadas por el componente racial y de violencia social. También realizó Five Easy Pieces (1995), Just Above My Head (1996), Deadpan (1997) a partir de una escena de una película de Buster Keaton, o Exodus (1997), ya en color y video. Sus obras, entre video instalaciones y cortometrajes, han sido expuestas en espacios como Bienal de Venecia, Tate Gallery, el Stedelijk Museum en Amsterdam,  Smithsonian Institution Hirshhorn Museum de Washington, o en el MoMA de Nueva York. En 2009 realizó las obras Giardini y Static.

Como parte de las instalaciones artísticas de la 52º edición del Festival de Cine de Rotterdam, se presenta en el Depot Boijmans Van Beuningen de la ciudad, la video instalación Sunshine State, realizada para este evento el año pasado, pero que fue suspendido debido a la pandemia. Se trata de una exhibición de dos canales en dos pantallas una detrás de otra, y que reinterpreta desde una intervención digital la famosa primera película sonora, El cantor de Jazz (1927) dirigida por Alan Crosland.

La obra comienza con escenas cercanas del sol, como ente rector del universo. Estos primeros planos que hacen arder todo el espacio del cubo blanco (y evidentemente las dos pantallas) están acompañadas de una voz en off, que afirma de modo contundente “Shine on me sunshine state”, a modo de mantra. Luego, se da pase a lo que sería el reverso o interior de este sol: el relato personal del mismo cineasta que cuenta un relato confesado por su padre antes de su fallecimiento, un suceso racista ocurrido en los años cincuenta en Florida. Sin embargo, esta capa sonora adquiere otra dimensión desde su soporte visual: escenas de El cantor de jazz, donde el lamentable blackface (ennegrecer las pieles de actores o actrices blancos) se convierte en un acto para la performatividad. Es decir, McQueen destruye al blackface, lo transforma, al evitar que sea un recurso racista del Hollywood de aquellos años, para ser ahora la posibilidad de intervención de un cuerpo. Colocar momentos en negativo (pasar del negro al blanco) o hacer que las zonas de blackface se invisibilicen (logrando ver al actor maquillado Al Jonson sin cabeza como si fuera el hombre invisible varias veces) se tornan gestos de un nuevo presente, donde estas representaciones no se anulan sino que se retroalimentan desde la lectura fuera de campo que permite la voz en off.

El relato testimonial que oímos fuera de campo recupera una memoria que emerge desde el silencio. El cineasta cuenta que en los años cincuenta, su padre migrante jaimaquino, que trabajaba como recolector de naranjas en estancias en Florida, llegó a un bar con dos amigos. Allí el regente blanco los humilló por ser negros, a tal punto que tuvieron que huir ante los disparos. El padre no volvió a ver jamás a sus amigos. Estuvo oculto varias horas para poder salvar su vida. Esta historia solo afloró en días de enfermedad del padre, en los cuales el director pudo abrazarlo de manera sincera tras la confesión. Y este crudo relato es el que acompaña a las imágenes intervenidas de El cantor de jazz, y que a su vez asoma a modo de loop, una y otra vez.

En algún momento catártico de esta intervención a dos pantallas de este film de 1927 (como la foto que acompaña este texto), aparece una edición que usa intermitencias (flicker), logrando un efecto donde lo blanco y negro lucen indisolubles, complementarios, totales.

Sunshine state es una obra política desde la recuperación de la memoria de los afectos. Unir este relato desde lo íntimo (y social) ocultado durante décadas, con escenas de afecto materno de El cantor de Jazz pareciera una cruel paradoja, sin embargo, permite hilvanar no solo una idea de justicia ante la ignominia de la misma historia del cine construida desde los EE.UU., en sus omisiones y transgresiones, sino también proponer nuevos cuerpos cinemáticos (masculinos) desde la reconceptualización y resignificación como alternativa al racismo.

Foto: Agostino Osio

Video instalación IFFR 2023
Director: Steve McQueen
Diseño sonoro: Paolo Brandi
UK, 2023, 360 min