Por Nicolás Carrasco
¿Cómo aproximarse a una obra monumental como Route One/USA? Obra monumental no sólo a su ambición, sino también a la envergadura del viaje que registra (más de cinco mil kilómetros) y a su metraje de cuatro horas. Una obra que navega libremente en las aguas del diario fílmico y del cine ensayo, del falso documental y del road movie, abarcando tantos temas como personajes y situaciones.
Route One/USA sigue el recorrido de Doc, alter ego celiniano de Robert Kramer interpretado por Paul McIsaac, a través de la Ruta Uno, carretera estadounidense que atraviesa la Costa Este desde Maine, en la frontera con Canadá, hasta Key West en Florida. El punto de partida del film es el regreso de Doc y de Kramer a los Estados Unidos luego de diez años de autoexilio. Doc, como el Ferdinand Bardamu de Céline, es un veterano de guerra (de Vietnam, en este caso) que trabajó la última década como médico en el África. Kramer, por su parte, pasó su exilio en Europa rodando películas. El regreso de ambos le sirve a Kramer (director, fotógrafo y coprotagonista) como excusa para proponer un viaje por las viejas colonias, para reencontrarse con los lugares donde crecieron, mientras que Doc busca un lugar donde asentarse.
El film funciona en un primer nivel como una invaluable cápsula de tiempo. Muestra el viaje de estos exiliados, el real y el ficcional, y, a través de este, se traza un retrato colectivo de la Norteamérica de Ronald Reagan. Frente a la cámara de Kramer, a través de conversaciones con Doc, desfilan todo tipo de personajes y se revelan sus mundos privados. Empresarios, políticos, soldados, activistas sociales, manifestantes, indios, obreros, predicadores y hasta brujas, todas son retratados en escenas que tienen en común el tono melancólico. Por otro lado, el film también describe el trabajo humano y los procesos mecánicos, con especial atención a las fábricas y a su ritmo de producción, ya sea el envasado de pescado o el funcionamiento de un aserradero, la limpieza de una plaza o la fabricación de tableros de Monopolio.
Estas escenas ilustran la fascinación del director por el mundo en constante estado de cambio: por las diferencias que se han dado en su década de ausencia y que lo hacen sentirse como un extranjero en su propio país. Route One/USA es sobre el regreso a la propia tierra para (re)descubrirla como ajena, con todas sus contradicciones. Para enfrentarla como si fuera otro lugar, desconocido. Para encontrar que las luchas y las utopías por las lucharon diez años antes han sido ahogadas por las drogas, el sida y la violencia urbana, y donde sólo queda lugar para la soledad y la melancolía. “Todo es diferente y nada ha cambiado”, nos dice Doc al comienzo del viaje. La filmación, en este caso, le sirve a Kramer como un medio para resolver esta crisis personal. El viaje como búsqueda urgente de identidad.