Por Ricardo Adalia Martin
El año pasado acudí a La Coruña para participar en un seminario sobre Nueva Crítica, que había decidido organizar la Muestra de Cinema Periférico S8. Era mi “primera vez” y enseguida me encontré con algunas buenas sorpresas, con algunas cosas diferentes a las que había experimentado en otros festivales a los que había acudido anteriormente. En primer lugar, me sorprendió la sensación de comunidad formada entre todos los que habían decidido acercarse a alguna de sus actividades programadas. Había menos estrés, menos prisas, menos ansias por ver películas, pero más diálogo, comunicación e intercambio de opiniones sobre lo que se veía. Recapitulando, al llegar a casa, me di cuenta que no había hablado tanto sobre cine con gente que no conocía en ningún otro festival. Y, por supuesto, no tenían nada que ver con mis intervenciones en el seminario. Llegue a la conclusión de que la circunstancia venía dada por el carácter excepcional y “minoritario” de los trabajos que se pasan en el S8: todos se enmarcan dentro de etiquetas como cine experimental o de vanguardia. Palabras que sin duda no estamos acostumbrados a oír en este país, y mucho menos a acoger con confianza.
La última sorpresa, y quizás la que me dejó un mejor sabor de boca, apareció a modo de diferencia con otros festivales importantes (y a los que queremos mucho) que se celebran en España como el de Sevilla o el de Las Palmas: un claro impulso por pensar la relación que mantenemos con las imágenes. El S8 también está compuesto de Cine Expandido, Performances y otro tipo de intervenciones que están más allá de las imágenes. Con ellas se evidencia una clara preocupación por esta difícil e inseparable relación que debemos mantener con ellas. Sin duda, en otros festivales se pasan muchas películas, pero en su programación falta un espíritu y unas actividades que consigan separarlas de su condición de meros mediadores en el tránsito de películas desde los grandes festivales “off category” hasta las salas comerciales.
Este año volveremos a estar, justo cuando el S8 cumple su quinta edición. Aprovechando que la efemérides del año dual España-Japón, han preparado recorrido que repasará el pasado, presente y futuro de la vanguardia del sol naciente. El trayecto parte de la filmografía de Takahiko Iimura, considerado padre de esta vanguardia y cuyo nombre se suele colocar al lado de los de Peter Kubelka, Stan Brakhage, Michael Snow o Jonas Mekas. Después atravesará la de nombres como Takashi Makino, Rei Hayama y Shinkan Tamaki, en un programa diseñado por Daïchi Saïto, al que se ha elegido como descendiente directo de Iimura. Y finalmente se llegará a la de Teruo Koike, joya escondida del Super 8 nipón. Además, para acabar de cerrar el círculo, en la gala de inauguración se celebrará, por primera vez en España, un espectáculo Katsuben-benshi, en el que se representará la manera en el que nació el cine mudo japonés.
Al margen del desembarco japonés en la muestra, tendrán lugar dos sesiones de Cine expandido, a cargo de Esperanza Collado (experta española en cine experimental) y el Colectivo Crater. Una sesión a cargo de Jodie Mack a partir descartes de la cultura de producción en masa, del cliché y del diseño popular. Un programa a cargo Oona Mosna y Jeremy Rigsby, directores y programadores del Media City Festival, donde recogerán las películas más significativas que han pasado por este festival que acaba de cumplir su vigésima edición. La actuación del colectivo ZEMOS98, en la que mostrarán cómo hacen uso del archivo audiovisual a partir de técnicas de VJ. Y una muestra de la cinematografía gallega más novedosa, en la que se pasarán diferentes cortometrajes, así como los últimos largometrajes de Eloy Domínguez Serén y Xurxo Chirro.
Toda la información del festival se puede encontrar en http://www.s8cinema.com/