Por Mónica Delgado
Para Ken Jacobs, el 3D es un asunto de profundidad. Y no precisamente se trata de un efecto que se logra desde el mismo registro o soporte cinematográfico, sino que es una consecuencia despertada por la sensación de la tridimensionalidad que crea el cerebro, producto de la interacción de un efecto tardío entre el ojo izquierdo y ojo derecho. Esta suerte de explotación sublime de los mecanismos intuitivos de la visión, a partir de la experimentación con el 3D, se vuelve un asunto de fisiología y que Ken Jacobs susbtrae, complementa o subvierte.
La presencia de Ken Jacobs en [S8] y la proyección de más de quince de sus trabajos es, sin duda, un gran acontecimiento, sobre todo porque este cineasta newyorkino le pone un sello personal a cada presentación, no solo porque va aportando detalles del proceso mismo de creación, sino que hasta se permite dar indicaciones para crear el mejor efecto al ver sus films. Y precisamente, gran parte de lo que se viene proyectando en [S8] corresponde a la etapa de investigación en torno al 3D, y que él mismo considera como parte vital de toda su filmografía.
Los efectos del sistema Pulfritch y que Jacobs toma como base principal para parte de sus trabajos, así como la animación de fotos o videos estereoscópicos han sido dos estilos que quedaron patentes en dos programas (el primero estuvo dedicado a su etapa inicial y de amistad con Jack Smith)
En Cyclopean 3D: Life with a Beautiful Woman, Ken Jacobs produce una reanimación de su intimidad, donde el foco está, como lo dijera en la sesión, en valorar el proceso de crecimiento de sus hijos, de bebes a niños, pero hay algo más, y que tiene que ver con esta resurrección de una época perdida. El pasado en Kodachrome, que registró a mediados de los setenta a Flo y sus hijos, también pasa por una nueva mitificación de las figuras de Michael Snow, Stan Brakhage o Jonas Mekas desde lo cotidiano. Jacobs comparte aspectos de su vida familiar, donde él apenas está registrado, siendo más bien un fragmento de aquello que desea revivir desde lo fotográfico, dándole calidad de fantasmagórico a un pasado ahora lúdico y sentimental.
Por otro lado en A loft, Ken Jacobs utiliza una cámara de video estereoscópica para reconstruir desde el efecto 3D un espacio típico del imaginario de la cultura en New York, el ambiente de trabajo de los artistas o intelectuales, y que bajo la intención del cineasta de encontrar el sentido de la existencia de las cosas, lo dota de movimiento y rebeldía.
En Jonas Mekas in Kodachrome, Ken Jacobs utiliza el recurso del efecto de la animación de las fotografías, pero que esta vez obtienen un aura de juego y retorno, al plasmar a Jonas Mekas en otro contexto, que lo saca del retrato para absolverlo en esta afrenta de la intermitencia.
Si en The Surging Sea of Humanity, una fotografía estereográfica de una multitud en 1983 cobra vida desde la irrupción imaginaria de las leyes de la física, en Opening The Nineteenth Century: 1896, Jacobs recupera un viaje en tren de los Lumiére, para simplemente apelar a dar una instrucciones al espectador, que implican el uso de un filtro, que permiten dar el efecto de profundidad y el surgimiento del estallido del 3D. Escuchar a Ken Jacobs indicar si teníamos que usar el filtro, a través de su » Right Eye» o «Left Eye» ha sido otro tipo de efecto sensitivo impagable.