Por Mónica Delgado
Que la novena edición del (S8) Mostra de Cinema Periférico se complemente con la exposición Le paradis, en la Fundación Luis Seoane, en la ciudad de La Coruña, y que a su vez haya programado una selección de trabajos bajo el título La imagen que piensa, ambos sobre la obra de la artista visual María Ruído, permite una lectura sobre la relación de la memoria e historia oficial con la memoria subjetiva y personal como motivos presentes en parte de los trabajos de esta cineasta esencial.
En La memoria interior (España, 2002), film que se pudo ver en la sesión inaugural de la exposición Le Paradis, María Ruido mantiene una línea de búsqueda conceptual sobre cómo tratar las inquitudes metodológicas, en torno a la construcción de imaginario históricos desde la memoria, y sus ausencias. Además de tratarse de una de sus primeras aproximaciones a este tema, junto a Cronología (1997), donde indaga la negación o escasa participación de nuevos sujetos históricos, hombres y mujeres en la formulación de la memoria oficial, y que han estado al margen de las historias con mayúscula. Por ello, el título de este video, de un poco más treinta minutos, alude a la materia evocativa en la cual se detiene Ruido, para luego proponer algunos mecanismos tanto de recojo de información como de formulación de analogías, en este registro de un fuera de campo recurrente.
Esta historia paralela que la cineasta, nacida en Ourense, recoge en La memoria interior se concentra en la recuperación de algunos testimonios de sus propios padres, sin temor al clásico talking head, quienes migraron a Alemania a fines de los años cincuenta hasta fines de los setenta, en tiempos cuasi finales ya de la dictadura franquista, para trabajar en fábricas metalúrgicas como mano de obra no calificada y como parte de una política migratoria del estado. Este cambio de espacio, y de migración de familias enteras, produjo no solo un sentimiento de extrañeza o de desarraigo, sino la posibilidad de construir comunidad, a través de las reuniones amicales y familiares, lejos de España.
Para Ruido, más allá de los datos y cifras, de los casi dos millones de españoles trabajando fuera en aquellos años, lo que se tiene que también tener en cuenta es desde dónde se construye la historia, que usualmente invisibiliza a los sujetos de acción, en este caso los miles de obreros que transformaron el panorama de un país de emigrantes. Interesante punto de vista sobre todo si pensamos en el cambio actual de España que ha pasado a ser un país de inmigrantes, donde la invisibilización de sus sujetos históricos es doble ante las políticas o estrategias estatales que los rigen.
La memoria interior, que recoge algunas citas al Fausto de Goethe, a Las Formas del Olvido de Marc Augé, o al Immemory de Chris Marker, y reune escenas de archivo de noticiarios, con breves imágenes de Octubre de Eisenstein, se vuelve un método de análisis de una determinada realidad, que encuentra en el diálogo intrapersonal una vía para establecer nexos entre varios tópicos, más allá del tema de la memoria que es leit motiv del universo de la realizadora. La alienación laboral, la situación obrera, las políticas migratorias, incluso el crecimiento económico a punta de remesas, tienen cabida en este relato que comienza con un viaje a Alemania de la misma cineasta, y donde su voz nos va guiando en la travesía íntima, en busca de estos sujetos al margen de la historia. Por ejemplo, en algún pasaje de la película, Ruido indica que “Entre 1963 y 1966 mi madre empaquetaba chocolate en una fábrica cercana a Hamburgo, sin embargo ella nunca conoció el Báltico”, pero también señala que su madre no la llevó a Alemania siendo niña, a modo de acusación, dejándola por trabajo con sus parientes en España. Así, esta memoria interior también habla de recuperación del entorno materno, en un viaje que incluye visitas a las mismas fábricas y entrevistas a supervisores y trabajadores.
Así el (S8) Mostra de Cinema Periférico, con este film y la muestra La imagen que piensa, que pertenece al ciclo SINAIS, que considera diversos trabajos de María Ruido como Plan Rosebud 1 / Escena del crimen (2008), Plan Rosebud 2/ Convocando a los fantasmas o El ojo imperativo(2015), nos acerca de modo comparto al trabajo de esta notable videoartista, que viene defendiendo con el tiempo un universo particular de intimidades.
Guión y realización: María Ruido
Cámara: María Esteirán, María Ruido
Locución: María Ruido
Edición: Jonathan Díez
Producción: Hangar, Ministerio de Educación y Cultura
España, 2002