Por Ivonne Sheen
Cuando Shunryu Suzuki Roshi -maestro Zen- enseñaba sobre el poema Sandokai (La esencia y los fenómenos se interpenetran), tomaba al sonido y al ruido como fenómenos que la experiencia racional discriminaba, definiendo al sonido como una experiencia objetiva y subjetiva, puesto que esta implica una dimensión física -objetiva- y una interpretación subjetiva. A diferencia del ruido, experimentado como una realidad únicamente objetiva, carente de significación inmediata. Sin embargo, con la práctica Zen, esta diferenciación en la experiencia sonora se diluye, puesto que cuando se oye, el que oye entra en conjunción con aquello que oye, es decir, se suspenden las facultades intelectuales de significación, para adentrarse en aquella oscuridad de la experiencia presente.
Las películas de la reconocida artista Carla Andrade buscan desarrollarse en dicho ámbito, en aquella caverna en la cual la lucidez intelectual no tiene anclas, dando rienda suelta al infinito vacío de los paisajes naturales y de nuestra existencia. Una selección de sus trabajos forman parte de Sinais. Carla Andrade, foco realizado a su obra en la edición X del (S8) Muestra de Cine Periférico de la Coruña.
Los films de Andrade se presentan en espacios de cine y de arte contemporáneo, siendo obras que se acercan a elementos y lugares de la naturaleza, desde el flujo de los sentidos, desde la percepción sensorial, y a partir de la experiencia. Asimismo, convergen en un diálogo mudo con otras subjetividades, más allá de las palabras, evocando aquella magia e espiritualidad que habita en nosotros, en los otros y en el todo/nada del cual somos parte.
Geometría de Ecos I (2013) es una encrucijada entre el vacío y un absoluto apabullante, evocando así la dimensión de la existencia, partiendo desde el yo hacia la nada. En un inicio, nos encontramos desprevenidos ante la tranquilidad y controlado movimiento de una neblina, la cual atraviesa la quietud del paisaje, creciendo de a pocos, acercándose, tomando el espacio, convirtiéndolo en un todo/nada, ante el cual nos sentimos indefensos. La fugacidad de nuestro ser, se vislumbra ante el abismo de nuestro entendimiento. Sensación vertiginosa que nos enfrenta ante la nada como realidad.
Magma (2014) contempla como una danza, al fenómeno de partículas de fuego y luz, como movimientos sutiles amalgamados con el infinito, en convergencia con la a-temporalidad de los fenómenos cíclicos naturales, revelándonos la fugacidad de aquel fuego que nunca se apaga. El film es una experiencia meditativa en la que el encuentro con elementos carentes de significación, pero cargados de una energía mágica, nos vacía, para dar lugar a una asimilación de aquel no-conocimiento orgánico en la naturaleza. Experiencias difíciles de entender con palabras.
El paisaje está vacío, el vacío es paisaje (2017) cobra una dimensión etnográfica, al evocar las cosmovisiones andinas en el desierto de Atacama. En la misma línea meditativa que las películas ya mencionadas, nos encontramos ante un conjunto de planos contemplativos paisajistas, los cuales componen escenarios para vislumbrar aquel flujo absoluto de la naturaleza y de la subjetividad andina, la cual se relaciona profundamente, espiritualmente y socialmente con dichos fenómenos y realidades. Una relación existencial con el paisaje, que resulta difícil de experimentar desde la tradición occidental. Sin embargo, Andrade compone situaciones paisajistas de quietud que interpretan dichas cosmovisiones, desde sus elementos esenciales, los cuales a su vez son esencias de nuestra existencia. De esta manera, las películas mencionadas recorren con sutileza las profundidades metafísicas del no-ego, bajo un trabajo minimalista visual y sonoro, que no deja de lado la potencia del color como experiencia óptica que apertura aquella infinitud tonal y sensorial en el paisaje.
Listen to me (2016) y Sibila (2017) presentan narrativas surrealistas con figuras femeninas, evocando soledad y la misma sensación de a-temporalidad de sus otros trabajos, aunque como periplos circulares dentro de subjetividades femeninas. El primero, viaja entre edades, lugares, situaciones, evocando una complicidad colectiva, entabla una comunicación silente pero cercana, desde el imperativo título del film, Listen to me traspasa espacios y tiempos, para diluir aquellas definiciones, y abrir un portal a una fuerza femenina; así, la película mágicamente evoca sororidad. En Sibila, con un blanco y negro expresionista, nos encontramos ante una invocación del ánima del personaje de Sibila tomado de “El Caballero” del autor gallego Alvaro Cunqueiro. Figura femenina fantasmagórica, que parece y desaparece entre un paisaje también secreto, como un escondite donde la pasividad y tranquilidad son posibles. Sibila es una aparición, acompañada de un caballo blanco, que tal vez también es ella. Sibila quiebra aquellos espacios y tiempos, es eterna. Dos films en fílmico que evocan dicha eternidad recurrente en el cine de Claudia Andrade, erupcionando fuerzas femeninas potenciadas por un trabajo con texturas con el formato, también desde una simbiosis con elementos de la naturaleza y la suspensión del espacio-tiempo.
Las películas de Carla Andrade convocan a una consciencia oceánica presente mediante una experiencia audio-visual poéticamente inmersiva. Condición que se perfila también por un trabajo sonoro prolijo y cuidado a detalle, el cual guarda una misma línea minimalista y sensorial a lo largo de su obra.
LISTEN TO ME
Carla Andrade, España, 2016, super 8 a vídeo, 7 min.
SIBILA
Carla Andrade, España, 2017, super 8 a vídeo, 9 min.
EL PAISAJE ESTÁ VACÍO Y EL VACÍO ES PAISAJE
Carla Andrade, España, 2017, vídeo, 15 min.
GEOMETRÍA DE ECOS I
Carla Andrade, España, 2013, vídeo, 4 min.
MAGMA
Carla Andrade, España, 2014, super 8 a vídeo, 6 min.