(S8) MOSTRA DE CINEMA PERIFÉRICO 2019: SINAIS EN CURTO

(S8) MOSTRA DE CINEMA PERIFÉRICO 2019: SINAIS EN CURTO

Por Mónica Delgado

Cada año es casi un rito echar un vistazo al estado del cine gallego a partir de la sección Sinais in Curto de la (S8) Mostra de Cinema Periférico, que se realiza cada año en La Coruña, y que recoge una serie de cortometrajes que miden sentidos generacionales, coincidencias expresivas y búsquedas, tanto en digital como en celuloide. Es más este año, tras el reconocimiento recibido al cine gallego en Cannes y tras la visibilidad de los cineastas de esta región en eventos y festivales internacionales, permite no solo valorar el trabajo desde la gestión y la política pública para el fomento del cine en Galicia, sino que hace que afloren perspectivas que encuentran similitudes y persistencias compartidas en nuevas generaciones de realizadores.

Con Ilha no acercamos al trabajo de Alexandre Cancelo, documentalista y que ya tiene varias obras en su haber como Contra la muerte o 7 limbos, que también veremos en esta edición del (S8) como estreno mundial, y que ha dirigido junto a Berio Molina. En Ilha, como dice el título, el cineasta establece un imaginario territorial a través del sonido, ya sea desde versos o reflexiones desde la voz de mujeres, como desde la inventiva sonora, que recupera ecos de un festival musical de la zona, donde vemos interacción entre músicos, sobre aspectos del dispositivo musical. La isla no es necesariamente un espacio físico, ni una extrañeza alejada, sino un punto de convergencia de memorias y revisión nostálgica de un pasado.

En A auga branca, la escritora e investigadora Margarita Ledo elabora un ensayo desde la presencia de la parroquia de Santa Mariña do Monte, en Orense. Propone a este lugar turístico o emblemático como territorio que refleja una cuestión usual en el audiovisual gallego, ya que interpela dos dicotomías, de pasado y presente, de tradición y modernidad, de memoria y olvido, y que la cineasta expone desde diversos recursos textuales y visuales. Un narrador en off, recuperación de fotografías, registro de este espacio víctima del abandono y la humedad, y el fuera de campo de un pasado que asoma para dar luces de todo lo perdido, como elementos para restaurar una comunidad añorada o una resistencia encarnada en esta edificación de cultos resguardados.

Por otro lado, Stockroom se coloca en un plano muy opuesto a los dos cortos mencionados, ya que Sol Mussa se detiene en explorar texturas desde el video. Más allá de su tema, de adentrarse en algunas rutinas laborales en Inglaterra, sobre todo de migrantes, la cineasta propone un modo de percepción explorando las posibilidades del video, incluso evocando materias televisivas o de tiempos de Betacam. Mussa registra en algunos momentos el video desde el video, o el video observando pantallas que endurecen la imagen, o le dan una materialidad especial, como si este proceso laboral en un entorno de inseguridades económicas fuera visto a partir de este filtro que escapa al realismo y transmite este estadio social desde la transformación que prodiga el dispositivo utilizado.

En Uluru, el artista y cineasta Alberte Pagán logra una progresión hacia la abstracción desde una base rítmica que llama al trance. Ya Pablo Gamba dedicó un comentario a este cortometraje en Desistfilm, sin embargo es una oportunidad para volver a esta pieza. Más allá de explorar el lado físico, finamente rocoso, de este paisaje australiano de tiempo y resistencia, desde una auscultación que recuerda a cineastas del paisaje o de la cuestión geopolítica, Uluru propone la animación de este ente pétreo de culto, desde una suerte de resurrección en un rito sagrado hecho de fotografías o shots que aparecen como vistazos que van descomponiendo (o armando desde el detalle) esta fisonomía imponente y estable. Pagán propone también una composición desde las partes de este lugar de peregrinación aborígen en contraposición de verlo solo como elemento indestructible, y lo va dotando de ritmo, en una coreografía atonal de texturas, hoyos, imperfecciones. Las partes de este Uluru van a escapar de su propia materia, de ser roca a pasar en los detalles a grietas, curvas, profundidades, siluetas, contornos. Así, la gran piedra se vuelve en producto de miradas, de ángulos, en posibilidades para la idolatría.

En Cómo desaparecer, Carlos Martínez-Peñalver recurre al artificio del metraje encontrado, para indagar en la figura del autor, y también en la del espectador quien logra dotar de sentido al material que asoma resistiendo el olvido. Un personaje emprende un retorno a Galicia desde los recuerdos de un personaje que parece ser un alter ego, y que desde el desgaste del tiempo sobre el 16 mm permite dotar de una materialidad a un proceso de retorno, como si la idea de este espacio añorado de alguna manera tuviera la marca poco clemente del paso de los años sobre sus texturas. No hay otra manera de acercarnos al pasado, parece decirnos Martínez-Peñalver, que desde este deterioro.

Y esta vez Sinais en Curto nos trae el reciente trabajo de la dupla Samuel Delgado y Helena Girón, Irmandade, que mantiene la marca de esta pareja de cineastas. Desde las texturas de un 16 mm que envejece, y dentro de su propuesta usual de restablecer imaginarios diversos o mitologías ancestrales, proponen aquí una posibilidad de la idea de comunidad, desde el espacio abstraído y fantasmático, para luego dar con una suerte de morphing de un grupo de personas que asumen el sitial de un solo ente que parece gobernar, o resistir, todo. Es interesante cómo a través de una serie de trabajos a lo largo de los años, Delgado y Girón patentizan un imaginario donde la resistencia es femenina, y que en Irmandade se muestra claramente en este morphing que menciona y muestra un sitial oculta en la construcción mismas de las comunidades o de los diversos procesos históricos. e Irmandade funciona como una bella metáfora sobre esta ubicuidad.