Por Mónica Delgado
Tengo la impresión de que entre los jóvenes estadounidenses la obra de Joan Didion se ha puesto de moda. O en todo caso, algunos trabajos de esta escritora de Sacramento tienen vigencia. Reediciones y hasta un documental de corte convencional (El centro cederá, dirigido por su sobrino Griffin Dunne) se puede ver en Netflix, para indagar un poco más en la obra de esta ensayista y narradora de no ficción.
Menciono a Joan Didion porque al inicio de Lady Bird se lee una cita de ella: «Cualquiera que hable sobre el hedonismo de California nunca ha pasado una Navidad en Sacramento». Es inevitable desde este inicio asociar algo del universo familiar de Didion en su tierra natal con los orígenes mismos de Gerwig en Sacramento, y es este sentimiento de pertenencia que gobernará todo el ánimo del film, porque Lady Bird es, ante todo, una película sobre la nostalgia de un espacio, una ciudad, un hogar.
Gerwig va construyendo a partir de la relación ambivalente entre la adolescente Lady Bird (Saoirse Ronan) y su opresiva madre (Laurie Metcalf), un reflejo de atracción y repelencia sobre esta ciudad de clases medias y altas como un micromundo provinciano de élites y conservadurismo. Librarse de estos atavismos, y soñar con acceder a una universidad de ambientes progresistas y sin ataduras filiales a kilómetros a la redonda es la línea argumental que la cineasta resuelve alejándose de algunos tópicos del cine newyorkino independiente reciente.
Se agradece que Gerwig no se haya contaminado de la influencia que haya podido tener trabajar con un cineasta como Noah Baumbach, y más bien opta por un relato de ribetes clásicos, donde las correspondencias se van estableciendo en función del espacio. Sacramento es descrita a través de sus mansiones, de sus puentes y carreteras, de sus calles de suburbio, y de su soberbia como ciudad donde casi todos se conocen. Cuando Lady Bird logra su cometido, el fantasma de Sacramento vuelve a ella, pero ya no como espacio, sino como una fusión con la necesidad materna, como si toda la libertad deseada se diluyera ante el recuerdo de un abrazo de madre. Sacramento es la madre.
Así, al final de Lady Bird, la cita de Joan Didion, extraida de una entrevista, refleja una paradoja, puesto que la calidez y tranquilidad de Sacramento asoma como una sublimación. No solo por sus tradiciones republicanas, sus ritos católicos o su pasividad citadina, sino porque todo aquello que Lady Bird detestaba, queda cubierto y rescatado por todo ese halo materno y familiar. El hedonismo de Sacramento no es más que la vida hogareña y el sueño de volver siempre a ella.
Dirección y guion: Greta Gerwig
Música: Jon Brion
Fotografía: Sam Levy
Reparto: Saoirse Ronan, Laurie Metcalf, Lucas Hedges, John Karna, Beanie Feldstein, Tracy Letts, Timothée Chalamet, Danielle Macdonald, Bayne Gibby, Victor Wolf, Monique Edwards, Shaelan O’Connor, Marielle Scott, Ithamar Enriquez, Christina Offley, Odeya Rush, Kathryn Newton, Jake McDorman, Lois Smith, Andy Buckley, Daniel Zovatto, Laura Marano, Kristen Cloke, Stephen Henderson
Productora: IAC Films / Scott Rudin Productions / Film 360. Distribuida por A24
EE.UU., 2017