SOBRE LA MUESTRA SARAH FRIEDLAND: ASSEMBLED CHOREOGRAPHIES

SOBRE LA MUESTRA SARAH FRIEDLAND: ASSEMBLED CHOREOGRAPHIES

Por Mónica Delgado

Las propuestas de la artista y cineasta estadounidense Sarah Friedland se han basado en materializar algunos conceptos del arte coreográfico como una práctica organizada, pero que son trasladados al ámbito de lo cotidiano y familiar, lo que transforma la naturaleza de la acción y la vuelve no necesariamente consciente. Es decir, Friedland acude a las coreografías como formas, como herramientas para reconstruir actos performativos de los cuerpos, pero para acciones que tienen una repetición, duración o frecuencia específica en el día a día, en la manera en que nos relacionamos o afrontamos nuestra cotidianeidad y como parte de un ente social más grande.

A diferencia de los coreógrafos que diseñan movimientos, que los organizan y modelan, Friedland parte de la investigación, de alguna tesis que quiere probar, ya sea de caracter histórico o incluso epistemológico. Mientras en Home Exercises (2017) explora las rutinas de adultos mayores a partir de recreaciones de movimientos hallados en películas de los años 50 y 60, en Drills (2020) también recrea diversos postulados a partir de material fílmico o educacional de la guerra fría sobre diversos protocolos que parten del control del cuerpo, en este caso a partir de algunos ejercicios de apariencia inofensiva de Boy Scouts, aunque también ambientados en una oficina o un aula de escuela secundaria. Y en CROWDS (2019) estas premisas de estos dos cortometrajes se extiende hasta el terreno de la performance, de la interrelación con el espacio y la utilización de tres canales que se ven de manera simultánea.

CROWDS registra a un grupo de personas participando en un coreografía específica y que narrativamente hablando tiene partes claras: la reunión del grupo, la aceptación de reglas específicas de la comunidad, la identificación del espacio (un enorme patio residencial), la alienación y la separación del grupo. Esta historia se va complejizando no en su linealidad, sino desde la participación del espectador, y desde los puntos de vista que Friedland ha elegido para cada canal (como en la foto que abre este artículo). Uno primero, que evidencia el registro desde un gran plano general en picado, desde las alturas de algún edificio que permite ver al patio de modo completo, y a los bailarines allí desarrollar la coreografía. El segundo canal, que se ubica en un lado del patio, y que se basa en ligeros travellings que van mostrando otra dimensión espacial, unida a la trayectoria de los movimientos de los personajes. Y el tercer canal, que sigue muy de cerca a los personajes, y que rompe la unicidad del gran corpus coreográfico que forman los danzantes o participantes. Estos tres canales, en la instalación en galería, se ven uno detrás de otro, pero permite al espectador estar atento de alguna manera a lo que ofrecen las demás pantallas. Hay una percepción de ese todo tripartito. Y esta experiencia es trasladada a lo virtual, en Assembled Choreographies, y es lo que propone Friedland, de la mano de Almudena Escobar López para la exhibición virtual en la Hartnett Gallery, que va gratuitamente hasta el 26 de abril.

En una entrevista que José Sarmiento realizó el año pasado, Sarah Friedland indicó que con CROWDS (2019) “estaba tratando de entender la coreografía de diferentes ideologías y el lenguaje coreográfico intrínseco incrustado en cómo pensamos, hablamos y existimos en diferentes colectivos y congregaciones. Creo que la comprensión de ese lenguaje es, en muchos sentidos, tan conocida y tan básica, aunque raramente articulada”. Precisamente la percepción de lo comunitario a través de las tensiones o encuentros de las multitudes es lo que se percibe en la propuesta conceptual de este trabajo de Friedland, también coreógrafa, cuyo trabajo se situa en la indagación de las imágenes y cuerpos en movimiento, pero no desde una autonomía o inmanencia sino en relación absoluta con un aprendizaje social, en sus códigos y convenciones, en los pactos sociales que los sostienen. Los movimientos de estas multitudes no son producto de la fórmula coreográfica sino del estudio de algunas imposiciones o modelos aplicados sobre los pueblos a lo largo de sistemas y contextos políticos específicos (como el fascismo). Es inevitable desde el trabajo sonoro como visual que este CROWDS nos acerque a memorias de totalitarismos, pero también, de las oscilaciones y deseos de libertad de las formas de las multitudes.

Crowds exige una intervención experiencial del espectador, y esta premisa propia de la instalación es captada a la perfección -y de modo simple-en el diseño que ofrece la web, garantizando el paseo por los canales de la instalación original. Para Assembled Choreographies, Friedland ha diseñado una interfaz digital junto al artista y diseñador de nuevos medios Jonas Eltes, que incluye no solo los tres canales, sino una entrevista con la investigadora y programadora Tess Takahashi, así como la proyección de Home exercises y Drills.

 

Dirección, coreografía y edición de Sarah Friedland
Curaduría de Almudena Escobar López
Diseño web de Jonas Eltes
Concepto web de Sarah Friedland y Jonas Eltes
Texto de Sarah Friedland y Tess Takahashi
Edición de Almudena Escobar López
Producido por Brighid Greene y Sarah Friedland
Crowds
Producción ejecutiva de Brigel Gjoka y Mattia Gandini, y Art Factory International Production
Con la participación de: Sabina Aeschlimann, Aranxa Alvarez, Bruno Barón Escobedo, Mariana Calazans, Julia Canard, Alessia Fuiano, Felipe Fizkal, Félicité Guillo, Saphir Lise Legrand, Beatrice Leonardi, Clarisse Mialet, Iida Elise Murumets, Giuliana Nanna, Garazi Prieto Foruria, Agata Pankowska, David Ramalho, Carminda Soares, Maria R. Soares, Vajdaan Shah, Rosie Tong, Linda Zaniboni, Chloé Zermatten
Director of fotografía: Luca Nervegna
Diseño sonoro: Denera James y Assaf Gidron
Diseño sonoro adicional: Alberto Martino
Cámara: Andrea Grossi
Asistente de cámara: Luce Bertani y Egidio Iorio
Mezcla de sonido: Giuseppe Tripodi