VORTEX DE GASPAR NOÉ
Por Mónica Delgado
Ella es una psiquiatra jubilada y él es un crítico de cine aún en actividad. Él padece de algo que es consecuencia de la vigilancia y del cuidado que ejerce, a veces sin mucho interés, sobre ella que sufre de demencia. Ambos son octogenarios que viven solos en un departamento barroco o lleno de cachivaches en alguna zona de París, sumergidos entre la rutina, el hastío y la modorra. Tienen un hijo de cuarenta años que es adicto a la heroína, y un nieto pequeño, quienes los visitan. Hasta aquí no parece ser el argumento de alguna típica película del cineasta argentino francés Gaspar Noé, quien suele emplear elementos provocadores, sensacionalistas y efectistas en sus películas y desde personajes variopintos. Pareciera que de la mano de una pareja de adultos mayores, Noé entrara en un estado de purga de su propia marca. Con Vortex (Francia, 2021), asoma el intento de dibujarse el perfil de ser otro tipo de cineasta.