Por Mónica Delgado
Lo más logrado de Girl, el primer film del belga Lukas Dhont es la mirada que elige para el retrato de un adolescente trans que se siente disconforme con su cuerpo en pleno tiempo de cambios hormonales y corporales. La urgencia de Lara (un impecable Victor Polster), de 16 años, por entregar todo al ballet y que su cuerpo se adapte a la elasticidad y exigencia de las rutinas de trabajo, son percibidas por el cineasta desde las clases de baile, las visitas al médico y las conversaciones con un padre soltero ejemplar. La descripción del entorno que brinda las condiciones perfectas para la afirmación de la identidad y la sexualidad en un país del primer mundo brindan a Girl la oportunidad de ser un retrato libre de efectismos y prejuicios.