GIJÓN 2018: FILMS DE JOSEPHINE DECKER, JOEL POTRYKUS Y ED LILLY
Por David S. Blanco
Rota. Desasosegante. Claustrofobia. Son solo algunos de los adjetivos que aparecen por mi mente para definir la divergente apuesta formal de una directora que toma el delirio y la enfermedad de su heroína central, para articular el lenguaje narrativo que vemos en pantalla. Noventa minutos de planos cortos, desubicados, con enfoques dudosos, con borrones en el frame, que apuestan por el feísmo y el anti raccord, todo al servicio de la percepción de una chica con una enfermedad mental.