Por Mónica Delgado
Los cuerpos en sus diferencias sometidos a un proceso para hacerse gemelos. La fijación por corresponder en la simetría del objeto amado y deseado. La materialidad que no logra el espejo, del acto de reconocerse en el otro, queda subvertido a un proceso físico de mímesis y difuminación del yo. La fundación de un nuevo culto al cuerpo. La técnica del cut-up como evidencia de un acto de amor.
The ballad of Genesis and Lady Jaye (EEUU, 2011) de Marie Losier va armando un panorama de la relación amorosa y física, a partir de un collage de fotos, videos caseros, presentaciones, etc., entre Genesis P-Orridge, mentora de grupos del industrial como Throbbing Gristle yPsychic TV, y su novia Lady Jaye, una ex actriz under y artista, con la cual se adentra en un proyecto para encarnar su proyecto de amor “fou”: la pandroginia, que promete la anulación de la individualidad y difuminar las fronteras de su identidad sexual, y hacer que una se parezca más a la otra con la ayuda de la cirugía plástica y de la performance. Pero al final de cuentas hay un trasfondo irreal: el tiempo y la muerte se convierte en el gran obstáculo, y que sublima el intento. Lady Jaye, la pareja con quien Genesis también pudo rearmar Psychic TV 3, para una gira por Europa, falleció de modo imprevisto en el año 2007. El proyecto del doble queda frustrado. Y precisamente es este registro en progresión que permite también dilucidar la imposibilidad de la creación de este doble planificado y perfecto.
El documental hace referencia a la influencia de William Burroughs y de Brion Gysin, y al apogeo de la música industrial, al post punk, y a los desvaríos de una generación soñadora, provocadora y aguerrida a comienzo de los años ochenta. Marie Losier muestra bajo este influjo una devoción al personaje de Genesis, desde una cámara que la muestra en todo su esplendor, hablando de su amor, de su fascinación por fusionarse con su novia en este experimento de carne, de sus hijas, de cómo compone y cómo vuelve al grupo. Pero más allá de que retrate a una figura de culto, está la intención de registrar este proceso de transformación de dos “almas gemelas”, en la realización del ideal. El cuerpo no es un impedimento de la unión, es el mecanismo mismo de la fusión, la prueba del deseo realizable, de trascender completamente lo que se cree estanco o perdurable.
Como si se tratara de un filme de Cronenberg, Genesis y Lady Jaye asumen el cuerpo como espacio de experimentación e intervención, como una obra a la que hay que pulir y lucir, pero difuminando el yo, para atrapar la dualidad, un diferente tipo de comunión.