Por Mónica Delgado
A punto de despegar es un registro de minucioso sobre la desaparición material del pasado. Los cineastas nos ubican en un fundo de apariencia rural pero ubicado en una zona urbana y periférica de El Callao, muy cercano al aeropuerto Jorge Chávez, el único que conecta al Perú con el mundo. Sembríos de vegetales y frutas, casas de adobe, calles sin asfalto, todo pasando un umbral, como las viejas casas coloniales, que divide el universo en dos: aquello que veremos, desgastado, derruido por el tiempo pero habitado por seres vivaces y atentos al cambio, y lo que está fuera de campo, una modernidad que solo se escucha o se percibe próxima pero ajena.
Lorena Best y Robinson Díaz realizan un proceso de seguimiento a la comunidad de San Agustín, una exhacienda de más de cien años, que vivió los rezagos de la Reforma Agraria, y que parece estar perdida en un tiempo extraño, de polvo, quincha y sacos de tubérculos, a lo largo de varios meses, sobre todo para registrar una mudanza episódica, que incluye procesiones y el traslado de un santo. Aquello que se percibe como en tránsito hacia la modernidad en pleno siglo XXI es lo que los cineastas describen, lo que implica adentrarse en la intimidad de espacios claves, como la bodega que apenas tiene productos para vender, el comedor popular, la sala de un jubilado, o el improvisado campo de juego de niños en plena liberación de violencia lúdica. Lugares de encuentro y vida en comunidad.
El filme parte precisamente con una suerte de prólogo simbólico, imágenes de un grupo de niños que con desperdicios y objetos diversos construye una casita para jugar a la familia. Sin embargo, llega otro pequeño con el afán de destruir lo logrado. Este analogía con lo que luego el film propone tiene que ver también con la decisión de los cineastas de evitar cualquier presencia o asomo del bando que exige la salida de toda esta comunidad de un terreno comprado para ampliación del aeropuerto. Más bien deciden centrarse en las reflexiones o acciones de los “personajes” en esta despedida, que ya hacia al final se va volviendo una elegía.
El valor más importante de A punto de despegar reside en la relación que entabla Lorena Best con los habitantes de este fundo, logrando transmitir esta empatía a través de algunos diálogos y miradas que rompe con algún afán etnográfico. Más bien se apuesta por una puesta en escena basada en planos fijos que van a ir “construyendo” esta despedida inevitable a partir de recuerdos, esperanzas y desencantos, pero también de objetos que intentan aún aferrarse a este territorio que por momentos luce dentro de un discurso de lo anacrónico. Quizás haya demasiada “explicación” en el proceso de destrucción, como si fuera necesario seguir abordando más y más la despedida del adobe, pero pese a eso, logra plasmar esta tensión dicotómica de presente y pasado, de cambio y sutil resistencia.
Competencia Transandina
Just about to take off, Perú, 2015
Directores: Lorena Best Urday, Robinson Díaz Sifuentes
Producción: Ina Mayushin
Guión: Lorena Best Urday, Robinson Díaz Sifuentes
Fotografía: Lorena Best Urday, Robinson Díaz Sifuentes
Sonido: Seiji Shimabukuro
Edición:Fabiola Sialer Cuevas