VALDIVIA 2016: HERMIA & HELENA DE MATÍAS PIÑEIRO

VALDIVIA 2016: HERMIA & HELENA DE MATÍAS PIÑEIRO

Por Aldo Padilla

La reinterpretación de una obra es algo que se lleva muy extendido en el arte. Bien es sabido que los grandes mitos de la antigua Grecia como el de Pigmalión, Edipo o el mito de la caverna, son continuamente revisados, para adaptarse a muchos contextos distintos, o simplemente tomar su esencia básica y hacer una versión personal e íntima, cual si tomáramos un estándar jazzístico, y vayamos adaptando nuestra armonía a la  melodía.

Y precisamente Matías Piñeiro ha ido construyendo la segunda parte de su filmografía, reinterpretando obras no tan difundidas de Shakespeare,  y cual libre improvisador jazzista en un bar pequeño, ha ido rompiendo paredes entre la dramaturgia y el cine, y en dos de sus obras, añadiéndole un toque onírico.

A lo largo de su filmografía, Piñeiro juega todo el tiempo con nosotros y con los componentes de sus películas. En este punto es bueno citar a Hong Sang-Soo como referencia en su cine, ya que partiendo de una especie de repetición de situaciones e historias (triángulos y enredos amorosos), el cineasta argentino juega bastante con la estructura temporal, y precisamente de allí surge que las historias sean simples en esencia y hasta repetitivas, pero es la estructura lo que les ha dado el toque personal. Y citar al maestro coreano es un excelente punto de partida para hablar de Hermia & Helena, ya que incluso en los créditos iniciales tiene el estilo naif del cineasta coreano y añade además una dedicación a la musa de Ozu, la actriz Setsuko Hara.

El film abre con un plano desde las alturas, recorriendo un parque neoyorquino, como una autorreferencia al celebradísimo plano inicial de su anterior película La Princesa de Francia y su recordado partido de fútbol  interrumpido, grabado desde los últimos pisos de un edificio. La primera gran sorpresa viene de la intervención del inglés, ya que buena parte de la película, transcurre en New York, ciudad en la cual reside Piñeiro, aunque mantiene las musas de sus anteriores películas Agustina Muñoz y María Villar. La protagonista es una especie de alter ego del director (otra coincidencia con el cine de Hong), ya que divide su mundo entre New York y Buenos Aires, gracias a una beca de residencia para traducir la obra Sueño de una noche de verano de Shakespeare. Durante esta estancia revivirá el recorrido realizado por una amiga que estuvo antes que ella, en medio de indecisiones amorosas, y el reencuentro con su padre. La obra de Shakespeare aparecerá de forma recurrente pero de modo onírico: las palabras que fueron mutando de un idioma a otro ayudaran a la traductora a conseguir la lucidez necesaria para tomar varias decisiones.

Retomando los juegos de Piñeiro; uno de los más logrados es el idiomático, ya que el español y el inglés van intercambiándose, cual si fuera la peluca de un actor de teatro que debe interpretar a varias personas, aunque es notorio que la esencia del estilo de Piñeiro no se pierde por más que  se escuche un «Hello» o un «¿Cómo andás?» , puesto que el director también se entretiene con objetos que son enfocados con detenimiento, como en un juego del gato y el ratón con el espectador, que busca atrapar la relación de la historia con esos elementos: unos guantes, unas postales, un intento de obra de arte. Piñeiro juega también con las geografías, ya que una New York no turística y un Buenos Aires de clase media se fusionan en algún momento, y en ambos casos evitan volverse en lugares comunes, como aquellos que caracterizan al cine indie que busca idealizar sus espacios urbanos y filmar espacios recurrentes.

Hermia & Helena busca un lenguaje contemporáneo mediante diálogos que parecen de antaño, y fusiona el mundo vintage representado por las carta postales con la actualidad representada por una llamada de Skype, todo es un choque constante: los sueños y planes de vida de un minuto de la protagonista con una realidad sin un espacio o certezas definidas, una traducción que está en eterno proceso contra la fugacidad de las decisiones. Piñeiro hace de su cine un juego ecléctico, donde el gran ganador es el espectador.

Gala

Director: Matías Piñeiro
Producción: Melanie Schapiro, Graham Swon
Guión: Matías Piñeiro
Fotografía: Fernando Lockett
Sonido: Mercedes Tennina
Edición: Sebastián Schjaer
Reparto: Agustina Muñoz, María Villar, Mati Diop, Julian Larquier, Keith Poulson, Dan Sallitt, Laura Paredes, Dustin Guy Defa, Gabi Saidon, Romina Paula
Argentina, 2016, 87 minutos.