VALDIVIA 2017: BRAGUINO DE CLÉMENT COGITORE

VALDIVIA 2017: BRAGUINO DE CLÉMENT COGITORE

Por Mónica Delgado

En el primer día del Festival Internacional de Cine de Valdivia pudimos ver el más reciente trabajo del francés Clément Cogitore, el director de la fantástica ficción Ni le ciel ni la terre, pero esta vez adentrándose nuevamente en el terreno del documental. En BraguinoClément Cogitore explora un fuera de campo constante. Si bien a primeras luces lo que hace Cogitore es narrar las vicitudes y temores de una familia en medio de la hostilidad de sus vecinos por un problema de tierras en medio de la Siberia cuasi inhóspita, lo que el cineasta hace predominar es la puesta en escena de ese temor y distancia. Más que graficar la imposibilidad de vida en comunidad, lo que el cineasta elabora es la mirada sobre ese problema.

Braguino está ubicada del lado de uno de sus personajes, la familia a la que seguimos en conversaciones, en escenas de cacería de osos y patos, en sus preocupaciones ante el vecino que parece asolar desde la suposición.  Una comunidad dividida entre dos bandos, los Braguine (de allí el título del film) y los Kiline, a quienes conocemos a partir de algunas visitas de los niños, y por algunas menciones a su violencia y otros modos de intimidación. Los Braguine viven en función a lo que los Kiline hagan: si compraron armas, si tienen mejores aparatos tecnológicos de comunicación o si desean apropiarse de los terrenos. Cogitore pone al espectador en la zona Braguine, y es desde  allí que medimos su miedo y paranoias. 

Quizás sea uno de los fantasmas que Cogitore suele tratar en sus trabajos, pero en Braguino se perciben algunas intenciones sobre el enemigo que es real pero que no vemos como tema o problema. Si en Ni le ciel ni la terre, Cogitore indaga en los temores y fantasías de un pelotón francés en la guerra de Afganistán, a partir de un enemigo silencioso, oculto y poderoso, aquí sucede algo similar, pero a través de las conjeturas y miedos sobre un ente que apenas es posible percibir. Al cineasta no le importa detenerse en describir por completo a los Kiline en su hostilidad, sino en cómo los Braguine responden a sus propios miedos.

Hay una escena estupenda en que se registra un encuentro entre dos bandos en una parte del lugar con “bandera blanca”, una playa donde los niños juegan. Las miradas, los alejamientos, las facciones claras, la imposibilidad de la convivencia y el juego frustrado logran sintetizar este universo que Cogitore captura sobre la naturaleza del temor y el miedo al otro. Desde estas sutilezas es que el cineasta logra los mejores momentos de su documental, que más allá de una fotografía cuidada de una Siberia en primavera (gran mérito), está a la caza de rastros psicológicos, de pequeños indicios de intranquilidad en este espacio reducido donde los humanos son más temidos que el ataque de un oso salvaje, como en las guerras.

 

Competencia internacional de largos
Director: Clément Cogitore
Guion: Clément Cogitore
Fotografía: Sylvain Verdet
Productora: Seppia Production
Francia, 2017, 47 min