Por Mónica Delgado
Entre 1896 y 1920, la cineasta francesa Alice Guy-Blaché (1873-1968) dirigió más de 500 cortometrajes, entre ficción y documental, desde diferentes estilos y géneros. Desde la comedia, el western y el drama, algunos de estos cortometrajes escaparon de fines aleccionadores, propios del espíritu de la época.
Como cineasta de la productora Gaumont en sus épocas en París y como directora de su propia empresa Solax, ya como residente en EE.UU., Guy se interesó en visibilizar personajes femeninos, tanto como ejes de las tramas, como por ser disparadores para una identificación desde la mirada de las espectadoras mujeres. Sus filmes hablan de cómo lidiar con la opresión masculina, sobre cómo sería la existencia si las mujeres adquieren los roles masculinos y viceversa o si como mujeres podemos elegir cómo llevar la maternidad. Por ello, su lugar en la historia del cine no solo tiene que ver con su género en una actividad de mayoría masculina, sino por su mirada sin miedo a la transgresión en los mismos contextos de experimentación del cinema temprano.
Según lo que menciona Guy-Blaché en sus memorias, el cinema fue un arte que percibía como una suerte de ‘príncipe azul’ que llegaba a su vida. Y esta relación metafórica entre división sexual de géneros, la de la cineasta mujer y el cine como un ente masculino, que se complementan, no fue gratuita. Alice Guy, sin ser abiertamente feminista desde las posturas que existían de aquellas años, propició una lectura del cine que pone en cuestión, desde estas construcciones visuales, los roles de género, donde las mujeres como centro de las historias propician desde sus personajes a una discusión sobre las masculinidades.
En este video ensayo analizo el argumento y puesta en escena de La mujer con antojos (Madame a des envies, 1906). En este film la protagonista es una mujer embarazada, madre y joven esposa, que pasea acompañada de su esposo, y de su pequeño hijo, que apenas debe tener un año, mostrando así la cercanía entre un embarazo y otro. Esta configuración familiar del personaje enriquece lo que viene después: una mujer de clase social pudiente que busca saciar a cómo dé lugar sus antojos en un paseo vespertino, aunque deba lidiar con algunos obstáculos, sin mostrar instinto maternal por su primogénito, ni atención hacia el esposo.
En su expresión, Guy Blaché divide su película en cuatro episodios, que tienen una estructura particular en comparación a otros cortos de la época: Uno, las escenas para mostrar a cada objeto del deseo tomado sin permiso por la mujer embarazada. Dos, los primeros planos de su goce, en una decisión de estilo, en abstracción, a modo de paréntesis espacial. Tres, escenas de los reclamos de las víctimas al esposo. Quejas al hombre de la familia, ya que socialmente, en ese contexto, la mujer no debe responder por sí misma.
La mujer gestante le quita el dulce a una niña, la absenta a un bebedor, el chorizo a un indigente y la pipa a un vendedor ambulante. La cineasta no solo centra la acción en el goce de la mujer que disfruta cada sabor, sino en las situaciones del personaje para saciar este deseo. El único que no se queja es el burgués, que luce despistado: ni se da cuenta que le acaban de quitar el licor (algo similar sucede en La bonne absinthe (1899), donde un bohemio lector bebe absenta para instantáneamente transformarse en un ser violento, que ataca al camarero). También, la cineasta expresa un componente de clase, que jerarquiza y divide a los personajes. Una mujer embarazada que no tiene escrúpulo alguno, puesto que puede quitar el alimento a una persona empobrecida, o diversos objetos de placer o goce a un rico, a una niña o a un adulto mayor.
La mujer de este cortometraje está ubicada más allá del bien y del mal en épocas higienistas, donde las mujeres son valoradas como protectoras de los valores morales y de salud; sin embargo se ve a la maternidad como una etapa de licencia para ser libre. Fumar y beber absenta, una bebida de bohemios y soldados, estigmatizada y considerada muy peligrosa a inicios del siglo XX, como actos incluidos en el flujo de deseos. Qué más subversivo que beber licor de absenta mientras se está gestando. Embarazarse para poder sentirse libre como paradoja.
Y el desenlace del cortometraje contiene una premisa poderosa: el esposo está convencido que para poder controlar a la mujer ansiosa, eufórica y feliz, ella tiene que parir, y esto solo se logra con violencia, a punta de un cabezazo. El parto a la fuerza como estrategia para ponerle fin a los antojos. El orden y tranquilidad se recuperan, y con ello, el hogar, la familia y los hijos. La madre y mujer son recuperadas. Y desde estas decisiones argumentales también Guy nos habla de la confrontación de un sentido del humor desde la incorrección, desde la polémica y desde lo chocante.
Y como sucede en otros cortometrajes del universo de Alice Guy: las mujeres están alejadas del acto de parir, a tal punto que en este imaginario los recién nacidos vienen de las coles. ¿De qué col lo quiere?, ¿de qué color y tamaño? ¿O se trata de una metáfora sobre el posible poder de las mujeres sobre el control de la reproducción? Prueba de ello menciono dos obras como La Fée aux Choux (1986), considerado uno de los primeros films de ficción de la historia, y Sage-femme de première classe (1902), cortometraje satírico donde una pareja ingresa a un huerto de coles para elegir al hijo deseado (incluso en un momento rechazan a uno que elige el hada por ser afrodescendiente).
A partir de estos ejemplos Alice Guy propuso una lectura singular para hablar desde las mujeres y para las mujeres. Les brindó roles protagónicos inusuales para la época y propició puntos de vista desde los cuerpos (desde la maternidad o su renuncia) y desde los deseos de ruptura hacia los códigos impuestos.
Referencias
Slide, A. (Ed.). (2022). The Memoirs of Alice Guy Blaché. Rowman & Littlefield.
McMahan, A. J. (1997). Madame a des envies (Madam has her cravings): A critical analysis of the short films of Alice Guy Blache, the first woman filmmaker. The Union Institute.