Por Ivonne Sheen
Hay una buena selección de películas y cortometrajes latinoamericanos que forman parte de la 51ª Visions du Réel. Estas parecen ser nuevas y refrescantes voces de películas de no ficción, que también confrontan y cuestionan las tendencias recurrentes sobre el cine, que a su vez hacen eco del conservadurismo que traspasa las estructuras de nuestras comunidades latinoamericanas. Como el cielo después de llover (2020), de la joven cineasta colombiana Mercedes Gaviria, es un luminoso ejemplo de estas nuevas miradas, cuyo objetivo es renovar y construir otros caminos en el cine latinoamericano, para romper con ideologías arraigadas en las generaciones pasadas, al exponerlas y cuestionarlas. La película es parte de la sección competitiva Burning Lights.
El primer largometraje de Gaviria pertenece a una producción constante de películas autobiográficas de no ficción en América Latina, pero es especialmente cercana a la reciente película colombiana Pirotecnia (2019) de Federico Aterhortúa. Ambas han sido producidas por Invasión Cine, una productora colectiva en la que participa Aterhortúa. Además del detalle de producción en común, estas se encuentran en su enfoque ensayístico, a partir de lo íntimo. En el caso de la película de Gaviria, su intimidad inquiere en su memoria afectiva sobre la figura masculina de su padre, Victor Gaviria, conocido cineasta colombiano.
La película comienza con una presentación sobre ella y la invitación de su padre a la filmación de su nueva película, La mujer del animal (2016). Gaviria inquiere en sus propios lazos familiares, leal a la naturaleza compleja de estos, como un proceso terapéutico sobre su identidad afectiva como mujer y como joven cineasta. Se distancia de la figura dominante de su padre, pero todavía hay una complicidad entre ellos gracias a la pasión compartida. Él la comprende cuando ella le pide que mueva un objeto que compondrá una mejor toma y él también actúa un poco. Gaviria conoce muy bien a su padre y logra revelar críticamente las venas dentro de la estructura de su familia.
Pirotecnia (2019) y Como el cielo después de llover (2020) son poderosos como retratos del silencio, como un comportamiento común y un estado de las cosas en contextos de injusticia y desigualdad. En cada caso retratan silentes figuras maternas a consecuencia del trauma o la desolación. La relación de los padres de Gaviria ejemplifica las desigualdades en las relaciones patriarcales binarias, en las que las mujeres son las que siempre esperan y se adaptan al deseo de los hombres. Gaviria parece conectar su distancia con su padre con su resistencia a asumir un papel principal en las producciones de grandes películas y convertirse en sonidista. La directora se acerca a su madre, pero no logra abrir heridas del pasado. Ella tiene más acercamiento a su padre, enfocándose críticamente en él como hombre y como un exitoso cineasta apasionado. En esta línea, Gaviria conecta la masculinidad con un cine tradicional, en el que se necesita un gran equipo y la voz de un autor está por encima de todo. Este es un poderoso punto de vista crítico que podría ser análogo a la fuerte conexión del patriarcado con el sistema capitalista industrial. También en resistencia a ello, Como el cielo después de llover se despliega austera y transparente sobre su proceso de realización.
La película de Gaviria involucra películas caseras grabadas por su padre y un registro de diario fílmico durante el rodaje de su padre y la estadía con su familia en Colombia durante aquel tiempo. Actualmente, ella vive y trabaja en Argentina, a donde fue a estudiar cine. Gaviria no tiene miedo de sumergirse en las dimensiones afectivas más profundas que nos traspasan a todos, y que se han convertido en campos de lucha y de deconstrucción en los países latinoamericanos. Esta película parece ser una liberación de las raíces familiares como parte del crecimiento personal, pero Gaviria también es consciente de la relevancia de su padre para el cine colombiano, y se atreve a exponer y reflexionar sobre su intimidad personal, para abrir un diálogo sobre nuestros roles de género y tradiciones cinematográficas.
Sección Burning Lights
Directora: Mercedes Gaviria
Productor: Jerónimo Atehortúa Arteaga
País: Colombia
Duración: 1h 16m