Por Mónica Delgado
Podríamos decir que Little Palestine, Diary of a siege es una película más sobre Siria. Sin embargo, que el cineasta haya nacido y vivido dentro de un campo de refugiados palestino, y que registre desde dentro, desde su propia comunidad y desde la militancia y el activismo, la situación de orfandad de este pueblo en un territorio que asumen aún como ajeno, le da una cuota de inmolación, aunque el film no escape a un usual regodeo en algunos aspectos para una forzada sensibilización -como suele pasar en este tipo de films.
Vista en el marco del reciente Visions du Réel, este documental del joven activista y sociólogo Abdallah Al-Khatib muestra una mirada descarnada sobre el bloqueo y desolación en un refugio palestino en Damasco, en el distrito de Yarmouk, durante 2011 y 2015. Durante su estancia y antes de su expulsión por el Estado Islámico, el cineasta toma su cámara y va describiendo la vida en este lugar sometido a la pobreza, el hambre y el olvido, sobre todo expandidos por la situación en Siria y sus bombardeos, debido al régimen de Bashar Al-Assad.
Al comienzo del conflicto en Siria, unas 18 mil personas de 150 mil que no pudieron huir de Yarmouk a Líbano, Turquía, Jordania, o Egipto quedaron atrapadas en este territorio. La posición de Abdallah Al-Khatib es clara: mostrar la situación de abandono extremo en que viven los palestinos aquí. Sus códigos para el registro y acercamiento con personajes de esta comunidad de desplazados son los del activismo, el compromiso y la denuncia, por ello el film es un documento de heridas abiertas, pero también un arma contra la injusticia, y para ello debe mostrar la realidad sin tapujos, sin maquillajes, sin rodeos. Y eso es lo que hace: escenas de mujeres comiendo sobras en un basural, ancianos mendigos entre otros mendigos, el recojo de una mujer anciana que murió, literalmente, de hambre, la conversación con un niño que recoge plantas silvestres en un campo para poder alimentarse ese día. Pero, también aparecen momentos de resilencia: tocar el paino y cantar en medio de la ciudad derruída, clases de primaria entre los escombros, mujeres que hacen de enfermeras en medio de la carencia. En este sentido, Abdallah Al-Khatib busca dar un panorama del precario sistema de vida en todas sus dimensiones y desde las cuales se afectan derechos fundamentales. Y si bien el pedido de auxilio de Al-Khatib se centra en la situación de Siria, lo que expone el film es también el permanente y universal éxodo, desarraigo y separación de Palestina, tras la independencia de Israel.
Mientras vemos Little Palestine, Diary of a siege surge una pregunta usual en este tipo de film que busca el impacto y la indignación: ¿Cuál sería la manera más adecuada de mostrar al mundo el horror y la miseria que viene pasando en este campo de refugiados? ¿Existe otra manera de transmitir la indignación? ¿Cómo evitar caer en la abyección, en la grandilociencia de lo mísero? A pesar de este relato que roza la pornomiseria, se entiende la perspectiva política de Al-Khatib. Es decir, solo desde el mismo horror y compartiendo abiertamente su punto de vista (suele aparecer fuera de campo, y más bien lo percibimos más nitidamente a través de algunas preguntas o cuando algunos personajes se dirigen a la cámara), es que puede llamar la atención sobre este territorio privado de alimentos, agua, medicinas y electricidad. La meta es mostrar esta separación drástica y dolorosa de Yarmouk del resto del mundo. Para ello, el cineasta recurre a las escenas de pobreza más impactantes, como si la urgencia de Las Hurdes, tierra sin pan estuviera vigente. Pero, las condiciones son distintas, y los modos de acercar este film a los decisores y conmoverlos también. ¿Para quiénes es esta conmoción?
Little Palestine, Diary of a siege es una película que empata con el tipo de registro y el objetivo de denuncia de films como Silvered Water, Syria Self-Portrait de Wiam Bedirxan, Ossama Mohammed o Our Terrible Country de Mohammed Ali Atassi y Ziad Homsi, que han pasado por diversos festivales y que buscan ubicar esta problemática aún en el foco internacional, pero desde estos espacios de encuentro del cine. Sin embargo, este desplazamiento visual y contenidista desde el campo de refugiados a la exhibición de un festival europeo quizás también nos hable de los espacios en los que se piensa incidir y circular con este pedido de ayuda.
Competencia internacional
Director: Abdallah Al-Khatib
Editor: Qutaiba Barhamji
Productores: Mohammad Ali Atassi, Jean-Laurent Csinidis
Diseño de sonido & mezcla: Pierre Armand – Studio Lemon
Colorización: Michael Derrossett
Jefa de producción: Nora Bertone
Líbano, Francia, Qatar, 2021, 89 min