
Por José Sarmiento Hinojosa
La semana pasada aprendí que la velocidad de la luz no se puede medir con precisión. Es imposible sincronizar dos relojes, considerando la dilatación del espacio-tiempo, exactamente si la velocidad de la luz es la misma en su viaje hacia adelante que en su viaje hacia atrás. Y toda la comprensión que tenemos de la física cuántica en la actualidad, puede variar exactamente porque posiblemente no podamos saber más que esto. Estados cuánticos de la materia, mera base de nuestra existencia. Estamos parados en el borde de un abismo, mirando hacia el vacío, tratando de encontrar un nuevo modelo que reemplace, o confirme, nuestro modelo estándar de partículas físicas. Después del Bosón de Higgs, ¿vamos a encontrar nuevas partículas? ¿Hay materia oscura y dónde? Demasiadas preguntas para hacer, para satisfacer nuestra inmensa curiosidad por lo insondable.
Tras ver Way Beyond (2021) de Pauline Julier, sobre la construcción del nuevo FCC (Future Circular Collider), sucesor del ahora legendario LHC (Large Hadron Collider), que ha confirmado, en cierto modo, algunas teorías matemáticas sobre la génesis de nuestro universo y la composición de la materia, me sentí inmediatamente atraído por esta visión positivista del futuro, de la gestión de riesgos y la planificación cuidadosa de este inmenso proyecto que posiblemente cambiará nuestra comprensión de todo lo que sabemos hoy. Julier no está muy interesada en la ciencia detrás del proyecto, aunque esta tiene un papel importante en el desarrollo de su narrativa documental, como en las posibilidades políticas, ambientales, logísticas y filosóficas de esta nueva construcción. A través de imágenes de archivo, simulación de realidad virtual y muchas horas condensadas de debate entre la gente del CERN (la Organización Europea para la Investigación Nuclear), nos acercamos a una discusión que trascenderá más allá de las vidas de las personas involucradas en el proyecto en este momento.
El futuro, al parecer, es el elemento principal de las últimas conversaciones que tuvieron lugar en el CERN para el desarrollo de este nuevo colisionador de hadrones. Y el futuro está lleno de consecuencias imprevistas. Hay una línea inquietante al final de la película: “Dentro de 50 años, tal vez sea la IA la que termine todo el proyecto”. “Bueno, tal vez la IA simplemente calcule todos los resultados posibles sin la necesidad de un experimento, en el futuro”. Tan falibles como somos, como seres humanos, nos preparamos para un futuro que probablemente ya no dependerá de nosotros. Por lo tanto, la película es un delicado equilibrio entre este optimismo inconmensurable por lo que está por venir, los asuntos que se nos escapan de las manos en los próximos años y la gran nada a la que nos enfrentamos. Estamos mirando al vacío, a solo un paso de distancia hacia una comprensión completamente nueva de lo que nos rodea.

En otra visión completamente diferente de lo insondable, se encuentra la última Condition d’élévation de Isabelle Prim (2021). Prim ya ha profundizado en su interés por el psicoanálisis y cómo se relacionan con su trabajo. En una entrevista de 2020 en Desistfilm, habló del papel que esto tuvo en su trabajo: “… cuando un paciente cuenta un sueño, el psicoanalista no está tan interesado en el sueño en sí sino en la forma en que el paciente lo cuenta, en las palabras que elige hacerlo. Contar un sueño (o una historia) siempre es traicionarlo. Y así es también como veo mi relación con el escenario, como una traición”.
En Condition d’élévation somos sometidos a un tratamiento, deconstrucción y reensamblaje de magníficas imágenes encontradas en el Centro Nacional Francés de Estudios Espaciales, para contar una historia lúdica de una niña, Chloe, y un globo atmosférico, y su extraño encuentro en espacio. Es a través de la toma de un diván y el relato de los recuerdos del diario que la propia Prim articula el tejido de conexión que forma la película, aventurándose en lo invisible, nuevamente, en los lugares insondables de la psique, en relación con el pasado, los significados ocultos en los intersticios de un sueño o de un recuerdo. ¿Cuál es el significado simbólico del globo de gas en relación con la historia? ¿Qué es lo que se oculta de este “encuentro secreto” de la niña, visto a través de las conversaciones de Prim y la investigación pasada que siguió? “Y desde entonces, todos los hombres para mí, se han convertido en eso: periodistas”. El viaje de una niña a la que se somete como caso de estudio. Las posibilidades de una nueva vida creciendo dentro de su cuerpo. La “piel” del globo como símil de su propia tactilidad. El globo como proyección de su cuerpo.
Durante los 20 minutos de Condition d’élévation nos sometemos a todas estas preguntas, pero sin perder nunca la forma lúdica con la que Prim ha impregnado todo su trabajo, que es una de las principales cualidades que hace que su propuesta sea aún más atractiva. Al final, la gravedad pasa factura y nos sumergimos, una vez más, en lo desconocido.
Al final, en dos películas muy diferentes, encontramos dos formas de abordar los espacios liminales de la mente y las posibilidades ocultas de la realidad.
Way Beyond
Directora: Pauline Julier
Fotografía: Marion Neumann
Edición: Orsola Valenti
Productores: Joëlle Bertossa, Flavia Zanon
2021, Suiza, 60 min
Burning Lights Competition
Condition d’élévation
Directora, editora: Isabelle Prim
Sonido: Géry Petit
20 min, 2021, Francia
International Medium Lenght and Short Film Competition