Por Aldo Padilla
Durante el tiroteo frente al parlamento británico se hizo viral la fotografía de una mujer de apariencia islámica que parecía mostrarse indiferente frente a un herido, mientras mucha gente lo socorría. El juicio de las redes sociales no se dejó esperar, lo cual mostró que una imagen no siempre vale más que mil palabras. El matiz de dicha imagen se mostró días después cuando un primer plano del rostro de la mujer indicaba horror frente a lo ocurrido.
¿Cuanto realmente nos puede decir una imagen estática o en movimiento? ¿Realmente podemos dar un juicio absoluto con o sin contexto de dichas escenas? Loznitsa se enfrenta con esa pregunta y deja que hagamos un juicio frente a las imágenes de un grupo de turistas que deambulan en lo que fue un campo de concentración para judíos durante la segunda guerra mundial. Durante el metraje vemos en largos planos fijos a los turistas observar con liviandad los diferentes escenarios que en algún momento vivieron el horror del genocidio, los vemos tomando fotografías casi aleatorias de puntos que parecieran tener un valor histórico, posando para que el recuerdo adquiera una personalidad ligada a ellos.
Es llegado a este punto donde la duda y la indignación por la banalidad que se ve en el film, nos conduce a la gran pregunta, ¿cuanta realidad transmiten dichas imágenes? ¿la banalidad viene en el turista o viene en el montaje del director? Los primeros minutos donde no hay antecedentes de lo que vemos pueden dar a entender una condena del director con sus personajes, donde su actitud pareciera connotar que se enfrentan ante cualquier atracción turística ya sea la llegada a una playa o la casa museo de alguien famoso, solo el blanco y negro plantea cierta solemnidad, pero que se contrasta con el adolescente que acapara el plano con una polera con la frase “Cool story bro”, es precisamente allí donde la duda se apodera sobre el discurso que quiere dar Loznitsa, si es realmente la cámara de forma natural la que capta las imágenes de la gente que pareciera estar en un parque de diversiones del horror, o si hay un intencionalidad de mostrarlo de esa manera.
Austerlitz ha sido analizada respecto al horror como un bien de consumo y la relación del hombre con su historia, que es algo que explora Loznitsa en su filmografía, pero a la vez es necesario apuntar a la despersonalización de la gente que pasa frente a la cámara, reduciendo todo a masas sin un rostro definido, lo cual pareciera condenarlos a todos desde un inicio. Es posible que todo el planteamiento anterior se reduzca a una pregunta ¿Loznitsa y los espectadores se sienten moralmente superiores frente a las personas filmadas?
Cinéma du Réel Special Screenings
Director: Sergei Loznitsa
2016
Germany
94 min