
Por Camila Severiche
Germen (Colombia, 2022) es un cortometraje de animación dirigido por Luisa María Fonseca y Camilo López Mondragón. El cortometraje es una reinterpretación de la novela de Mary Shelley Frankenstein o el moderno Prometeo. En esta reinterpretación, la criatura recuerda los eventos de su creación mientras vive en una colina en absoluta soledad donde añora encontrar pertenencia y conexión con su hábitat y consigo misma.
En el sonido del agua aparecen los recuerdos, como el agua del vientre que habitaba la criatura antes de nacer. Las palabras de una madre que perdió a su hijo, a través de los versos de Piedad Bonnett, pueden evocarse aquí:
[ …¡De otro modo
me hubieras tú buscado!
De otro modo
habría yo querido recibirte:
en la curva más dulce de mi adentro,
en un cobijo de azules membranas,
en un mar de benigna oscuridad
que librara tus ojos
de la herida del sol de cada día…]
Agua dulce fluye y le da paso a la tempestad del presente. Un cuerpo se sumerge y nada hasta las manos de la madre que crea el alma artificial de la criatura. Ella rememora la crianza, luego el parto. Una voz que canta como un lamento mudo nos lleva al beso que entrega la hija al cadáver de su madre.
[ Mas a tu hora sólo fui intemperie,
un agujero
en la red que tejí con torpes hilos,
por donde regresaste hacia esa nada
de donde alguna vez
viniste a darme luz, temblor, sentido.]
En la punta de la montaña, en medio de la tempestad, está la casa que también funciona como laboratorio. Allí encontramos a la criatura, el cadáver de su creadora y diferentes objetos que la criatura recoge para experimentar y dar vida a algún ser que la acompañe en su destierro. Uno de los experimentos es un cascanueces. Una máquina comienza a funcionar, la voz del cascanueces aparece, la máquina le da vida. La voz se ralentiza, se silencia, no hay vida.
Germen es contada por medio de dos recursos de animación, la animación 2D y el títere que le da cuerpo a la criatura. El blanco y negro está presente casi toda la historia. Los trazos gruesos y oscuros del 2D se van conviertiendo en trazos de color que cambian de acuerdo a la memoria y sentir de la criatura. El títere viste un abrigo elegante y peludo. Un abrigo glamuroso la envuelve en dignidad. Su cuerpo no da asco, da ternura. Sus manos se acercan al experimento fallido del cascanueces y van con resignación hacia su cabeza y hacia el cielo. El gesto en sus manos contiene el lamento que su boca no pronuncia.
El cortometraje traduce la atmósfera de la literatura gótica al cine por medio de varios elementos. Lo gótico se refiere a lo antiguo, la ruina, el desgaste y la nostalgia. La iluminación tenebre acompaña una mentalidad extrema, profunda, contrastada, propia de los personajes de estas historias. La textura desgastada y vieja del celuloide le da cuerpo y hace visible el concepto gótico. Así como las manchas negras en la animación y en las paredes, la lluvia, el ambiente sombrío y el bosque aislado.
Las narrativas góticas exploran dilemas morales de los protagonistas y fenómenos de la realidad inaprensibles para la razón. Un personaje comete una transgresión que condena para siempre el devenir de la historia ¿Cuál transgresión y cuál condena? En medio del parto, un ojo se asoma al mundo con angustia, avecina la soledad de la existencia y decide no vivirla. Se da la vuelta y retorna al útero. Un bebé nace muerto. Su madre se niega a aceptar el destino y desafía a la naturaleza creando un cuerpo de partes animales, mecánicas y vegetales junto con un alma artificial. El regalo de la vida trae consigo la condena de la soledad eterna para la criatura.
En la historia original de Frankenstein, la criatura decide aceptar la condena y buscar venganza el resto de su vida. En esta reinterpretación la criatura decide desafiar la condena. Si el hogar lejano, ausente, entre recuerdos, no ofrece una conexión con otro humano, lo que le queda a la criatura es encontrarse a sí misma. En un momento de profunda tristeza, la criatura sale al bosque lluvioso y se desmaya. Cuando despierta descubre en los pájaros, la naturaleza y los sonidos del agua el hogar que siempre deseó y entonces ella misma se convierte en raíz y flor. El alma artificial que le regaló su madre brilla y le da paso al mismo mundo que ahora tiene color.
La criatura es la manifestación de dos características desafortunadas del ser humano: ver hacia afuera y encontrar diferencia, fealdad e incomprensión y como resultado construir a un otro y, aún más desafortunado, ver hacia dentro y encontrar fealdad, incomprensión, extrañeza y odiarse a sí misma. Ella nos muestra un camino: la ternura como antídoto al otro o al yo monstruoso. Si soy capaz de sentir afecto por un ser que la humanidad ha visto como desagradable, puedo verme a mí y a mi entorno y cobijarnos. En el plano final dentro de la casa, ahora con color, la criatura se refugia en el gesto último de verse al espejo, acicalarse y reconocerse. La ternura con ella misma es lo que la conecta al mundo, el afecto suspende la condena y se libra a sí misma de la herida del sol de cada día.
Referencias
Bonnett, P. (2014). A tu hora. Estación Poesía, (1), p. 17. Universidad de Sevilla.